Una Opuesta Atracción Capítulo 5

Último del día, me alegra un MONTONAZO que les esté gustando. Gracias por los 6o y pico comentarios. Los leí TODOS. ;) bye. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Peter sonrió con suficiencia. –Bueno, ahora a estudiar Literatura, hoy es lunes y el examen es el viernes, Espósito, así  que enseñame.

Lali suspiró, era tiempo de ponerse manos a la obra. Estudiaron por dos horas, más o menos. Peter parecía entender todo a la perfección, no era tan cabeza dura después de todo. Y rápidamente pasaban de un tema a otro. Luego de que terminaran de repasar los temas para el examen de Literatura, todavía quedaban temas de otras Materias. Decidieron empezar por Química. Lali le explico todo y él entendió todo a la perfección, nuevamente. Ya cuando llevaban tres horas de estudio a Lali le sonó el celular, se fijó en la pantallita. Era Victorio, su hermano. Tenía que atender.

-Peter, tengo que atender esta llamada sí o sí.  –Le avisó Lali.

-No, disculpá, pero eso es poco profesional, Espósito. –Dijo Peter haciéndose el aplicado, el concentrado. No se la creía ni él.

-Sí, ya sé. Pero es importante, enserio. Solo unos minutos –Lali se fue hasta la otra punta de la habitación y atendió el teléfono.

-¡Hola! Lalita, ¿Cómo está mi hermana?

-¡Hola! Te extrañaba, extrañaba tu voz. –Dijo Lali con la voz un poco tomada por la emoción. Extrañaba demasiado a su hermano.

Peter agudizó el oído. Con quien estaba hablando?

-Yo también o incluso más, Lali. Enserio que te extraño, pero sabés que no podía rechazar esta oportunidad. ¿Cómo va todo por ahí, el trabajo?

-No creo que más que yo. El trabajo… No lo tengo más –Peter sintió una leve puntada de dolor en el pecho. –No, no,  pero me las arreglé bien hasta ahora. Estoy trabajando ahora mismo. Conseguí otro trabajo –Lo miró a Peter por encima del hombro.

-Me alegro, Lali. No sabés lo contento que me pone que estés bien. El mes que viene te mando más plata, hermana…

-¡No te preocupes! Enserio, yo me las estoy arreglando muy bien sin vos, ojo, eso no quiere decir que no te quiera acá a mi lado, eh. Te extraño muchísimo.

Peter frunció el ceño.

-Yo también, hermana, yo también.

-No, pero igual me alegro mucho por vos.

-Sos la mejor hermana del mundo. –Lali derramó unas lágrimas silenciosas. –En un tiempito, capaz, no te ilusiones, viaje para allá a visitarte. Pará, no es nada probable.

-¿Enserio? Tengo muchas ganas de verte! Demasiadas. –Peter no sabía cómo interpretar la conversación, ¿con quién hablaba Mariana? Es decir Espósito. –Avisame cuando vengas.

-Bueno, Lali, te tengo que cortar –sonaba apurado –Te amo mucho, hermana. Lo sabés, ¿no?

-Yo también te amo mucho, Vic. Muchísimo, cuidate mucho. –Ya llorando a mares. –No te olvides todo lo que te quiero, y vení a visitarme. Chau.

Fin de la llamada. Peter no tenía ya ninguna duda, hablaba con el novio. Lali se secó las lágrimas con la manga del buzo. Y se fue a seguir estudiando.

-Perdón, era una llamada importante.

-Todo bien. ¿Seguimos?

-Peter, ya son las ocho y media –dijo Lali con la voz tomada.- Mejor me voy yendo. Andá a jugar con tu primo. –agregó.

-Ah, bueno…

Cuando bajaban las escaleras se encontraron con la familia Lanzani al completo. El padre, la madre y el primo.

-Peter, hijo, ¿qué hacías? –inquirió su padre al verlo bajar de la escalera con Lali atrás.

-Estudiaba –dijo simplemente él.

-Hijo, ¿me ves cara de pelotudo? Te conozco bien, nunca estudiaste en tu vida. –le contestó el padre con una sonrisa pícara.

-No, enserio, estábamos estudiando –intervino Lali rápidamente.

-¿Enserio? –Intervino la madre de Peter- Muy bien, Peter. –lo felicitó.

-Este… bueno, Peter, yo me voy… -lo saludó- Chau Sr. Lanzani, Sra. Lanzani… Chau, Tommy! –El nene se acercó a Lali y ella se puso a su altura, acto seguido él le dio un beso en la mejilla.

Los Lanzani miraban a Lali estupefactos. -¿Qué hiciste para que mi sobrino te diera un beso tan educadamente? –quiso saber la madre de Peter, todavía con la cara de estupefacta.

-Ehh, no sé. –respondió Lali. –Es un nene buenísimo.

-No, porque no saluda a nadie. –dijo la Sra. Lanzani.

Lali no supo que decir, pero al parecer el padre de Peter sí. –Por qué no te quedás a cenar?

Lali miró a Peter con cara de no saber qué hacer, él la miró con los ojos abiertos y asintió nerviosamente, pero ella dijo –No quisiera molestar…

-No, querida, no molestás en absoluto, justamente ya íbamos a cenar, no? –le contestó el padre de Peter.

-¡Dale, Lali, dale! –le pidió Tommy.

-Bueno. –accedió Lali al fin.

Los Lanzani se dirigieron a un gran comedor, como todo en la familia esa tenía un “gran” adelante. Y la sentaron al lado de Peter, en frente de sus padres, y con Tommy al lado que iba sentado en la cabecera.  Unos sirvientes les sirvieron la comida, los spaghetti con salsa cuatro quesos más deliciosos que Lali haya probado nunca.

Peter estaba muy callado, y Lali también, pero los padres de Peter y el primo eran muy parlanchines.

-Querida, ¿vos vendrías a ser la… novia de Peter?

Lali no pudo evitar soltar una leve risotada. -¿Yo? No, yo soy la tutora de él. –dijo Lali.

-¿Tutora? –el Sr. Lanzani lo miró a Peter.

-Si, tutora, papá. Me va pésimo en Literatura y el profesor me asignó una tutora. –la señaló a Lali con la mano.

-Así que te enseña una chica…

Lali justo estaba tomando agua y no pudo evitar ofenderse un poco ante ese comentario un tanto machista. -¿Qué tiene que le enseñe una chica? Mire que no es nada, NADA fácil enseñarle a su hijo, señor. Es un poco mucho cabeza dura, por no decir egocentrico. –declaró Lali defendiendose calmada y tranquila, sin elevar la voz.

Peter esperaba el famoso estallido Lanzani de parte de su padre contra esa chica que le había contestado. Ya se estaba preparando para sacar a Espósito de allí cuando sucedió algo fuera de lo común.

El señor Lanzani la estudió con la mirada, tenía pinta de que nadie lo contradecía jamás a ese hombre. –Me caés bien, Lali, eh. –le dijo al fin. Lali le sonrió. De alguna manera ella se había ganado el respeto de el señor Lanzani, por extensión el de la señora Lanzani. Y a Tommy se lo había ganada por alguna misteriosa razón que el nene solo conocía. Ahora, Peter se preguntaba, ¿Cómo? A su padre, nadie lo contradecía, en este caso, nadie le contestaba. Esta chica, sí. Y su padre empezó a hablar con ella animadamente.

A las diez de la noche, ya después de comer el postre, Lali se despidió de todos.

-Bueno, un placer conocerlos. –se despidió ella de los padres de Peter. –Chau Tommy! Nos vemos, amigo. –le dio un beso. –Chau Peter. –lo saludó con un beso en la mejilla.

Cuando Lali se disponía a irse, el señor Lanzani la atajó. –Pará querida, vos te vas sola?

-Si. –respondió Lali.

-Caminando?

-Si. –respondió, no entendía de donde venía esta preocupación repentina.

-No, querida, sola caminando a esta hora de la noche. Peter llevala hasta su casa en el auto. –le ordenó la madre.

-No, pero no es necesario, yo puedo… -insistió Lali. Realmente no quería que Peter la llevara, había estado muy callado toda la noche, o desde que había recibido la llamada de Vico.

-No, yo te llevo, vamos. Ahora vengo. –les dijo a sus padres.

Así que por segunda vez en el día, se subía al flamante auto rojo de Peter. Le dijo la dirección y le indico por donde ir. Y luego le dijo –Re linda tu familia. Tu primo sobre todo.

-Si, Tommy es un grande –Peter sonreía genuinamente. –No sé como hiciste para que se mostrara tan cariñoso con vos…

-No hice nada –dijo Lali sinceramente. -¿Te puedo preguntar algo?

-Depende. –respondió Peter.

-¿Por qué estuviste tan callado? Desde que te conozco no parás de hablar.

-Que sos la primera persona que le responde a mi padre.

-Ah, ¿sí?

-Sí.

-¿Y?

-Nada, que mi viejo no es de las personas que les respondes a menos que quieras vivir en un infierno.

-Ah…

-Si. Bueno, acá estamos, esta es tu casa?

-Si. –habían llegado a su departamento. –Gracias. –Lo saludó con un beso en la mejilla.

-Mañana preciso que estudiemos de nuevo lo de Química… Ah! –sacó su billetera y le dio a Lali un billete de cien dolares.

-Pará, pará. Dame diez dólares nada más.

-Con diez dólares no hacés nada –bufó Peter.

-Si, pero no te voy a cobrar cien por enseñarte unas pocas horas. Soy justa.

Peter le dio uno de veinte. –No tengo de diez.

-Bueno, si esperás unos minutos yo ahora vengo y te traigo el cambio.

-No importa, Mariana. –dijo fríamente.

-Bueno, hasta mañana. –Ella sintió un escalofrío al escuchar su nombre de su boca. Era raro que no le dijera “Espósito”. Entró a el edificio y subió las escaleras rápidamente.

Peter no se fue hasta ver que Lali entraba al edificio y ver que se prendía una luz en una ventana del cuarto piso, señal de que ya había llegado a su departamento.

Se fue, pero no sin antes colocar el billete de cien dólares en su billetera, la verdad, es que tenía varios billetes de diez.

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