Lali se recostó en su
cama con ayuda de Peter, que al mirarla llorar con tanto dolor, se le
contorsionó el rostro en dolor a él también. La abrazó muy fuerte
y se quedó con ella, mientras Euge los miraba extrañada. No
parecían dos personas enamoradas, pero parecían amarse, sí. Tenían
un amor raro, es como si a veces no parecieran quererse, no
parecieran querer estar juntos, pero si algo pasaba estaban
dispuestos a dar todo por cualquiera de los dos que esté sufriendo.
Peter miró y abrazó a su
novia mientras lloraba sin parar, pero sin hacer ruido, un llanto
silencioso, simplemente las lágrimas caían y caían y no paraban de
caer, sus intentos de limpiarlas eran infructuosos. Suspiró.
Peter se incorporó y se
sentó en la cama, con voz muy calmada y medida le preguntó. –Me
podés contar qué pasó, La? –Lali levantó la cabeza.
-La encontraron muerta.
–respondió simplemente.
-Dónde, Lali, contame, te
va a hacer bien…
-Estábamos caminando
hablando, recibió la llamada, inmediatamente se fue a la mierda... y
la estuve buscando por media hora sin parar. Pensé lo peor. –explicó
Eugenia a Peter.
-La, contame… -pidió
Peter. –La, te va a hacer bien descargarte, no Euge? –Euge
asintió y se sentó en la cama también.
-La encontraron en una
carretera, tirada… -Lali inhaló. –Murió por sobredosis. Yo…
yo ya sabía que ella estaba metida en eso… y después de todo lo
que pasó… No me sorprende, para nada. Pero… eso no quiere decir
que duela menos, no? –su voz se quebró y Peter le besó la frente
y se recostó con ella en la cama, les hizo una seña a Euge para que
se fuera y le pidió que no entre nadie.
-Yo sé que nunca te lo
dijo, La… pero tu mamá te quería mucho, Emilia… ella no… ella
no quiso…
-Peter yo fui un
accidente. –dijo Lali, con vos clara. –Yo fui un error, entendés?
Mi madre no me quiso cuando se quedó embarazada a los dieciséis
años, no me quiso después de que nací, no me quiso cuando murió.
Agarró, parió y se fue dejándome sola. Sola.
-Lali tu papá te cuido.
–le recordó Peter.
Lali rió una risa sin
humor. Casi cruel. Y Peter sintió una extraña y torcida fascinación
hacia ella que lo hizo olvidarse de todo por un momento. -Ah, sí,
Nicolás... Peter, podés dejar de ser tan ingenuo? Mi padre me metió
en este colegio para no hacerse cargo de mí. Nicolás es… fue un
buen padre, en lo básico y Emilia… Emilia. Peter, Emilia me
lastimó como nadie me lastimó nunca… -confesó Lali. –Vos sabés
lo que fue para mí crecer sin una mamá hasta los ocho años y que
en el día de la madre se aparezca como si sólo se hubiera ido por
una hora? Yo… me acuerdo que ése día estaba muy triste… -Peter
la dejó hablar, necesitaba descargarse. -Apareció de la nada, Pitt…
Y yo fui feliz, feliz como nadie, y ella… a la semana se fue y no
volvió hasta que yo tuve dieciséis, y cada vez que la veía… ella
me miraba y yo sentía en su mirada todo el tiempo “error, error”.
Y después empezó a venir cuando ella quería, o cuando se quedaba
sin plata y… y cada vez que ella venía yo me hacía ilusiones de
que se iba a quedar, y no… se iba. –Lali se quebró. –Se iba,
siempre! Y la razón por la siempre todo me sale mal es porque…porque
yo soy un error, entendés? Yo, yo, soy el problema. Y todo me
va a salir siempre mal, porque… porque… si ni mi propia madre no
me quería…?
-Emilia te amaba. –la
contradijo Pitt. –Emilia te amaba y cada vez que te veía yo la
miraba y ella sentía orgullo por vos, La, orgullo porque vos sos
todo lo que ella quiso ser. Vos sos más de lo que ella nunca va a
ser, mirame. Ella te amaba, no sólo porque eras su hija, sino porque
ella veía que vos tenías sus mejores cualidades y te faltaban sus
peores. Vos sos la persona más increíble que conocí en mi vida.
Lali, es horrible lo que te está pasando… pero tenés que ser
fuerte. – Peter se fue, dejándola sola, luego de decir esto. Ella
lloró por horas y cuando finalmente dejó de llorar se durmió
profundamente.
--
El profesor miró a toda
la clase yluego de pasar la lista. –Y otra vez tarde está
Espósito! –dijo el profesor riendo.
-No está tarde. –dijo
Peter, con un tono sombrío, al lado de él se sentaba su mejor
amigo, Simón.
-Entonces qué pasa?
–preguntó el profesor, muy preocupado.
-Temas personales.
–ofreció Peter. El profesor lo miró a los ojos.
-Hace tres clases que no
viene, y ya la voy excusando esas tres veces, le voy a tener que
poner falta… -dijo el profesor Noah, suspirando.
-Le cubre la falta a Lali?
–preguntó Jenny asombrada, desde su asiento atrás de Peter y
Simón.
El profesor sólo sonrió
enigmáticamente.
La clase se desarrolló
normalmente, excepto que Peter pidió para cambiarse de asiento, así
estar al lado de Jenny y el profesor lo dejó cambiarse a
regañadientes. Simón no estaba feliz. Al final de la clase, cuando
todos se estaban yendo, Peter vio al profesor y a un alumno hablando
de la tarea pendiente para la clase próxima. Cuando el alumno se
fue, el profesor se acercó a Peter cautelosamente.
-Peter? Podemos hablar?
–preguntó cordialmente.
-Ahora? –dijo con tono
de queja. Jenny lo esperaba en la cafetería.
-Cómo está Lali? –cómo
se enteró este flaco?, pensó Peter.
-No sé…
El profesor alzó las
cejas. -Okay, bueno, mandale mis condolencias.
Peter suspiró-Hace una
semana que no la veo. No…no está bien y necesita su espacio.
El profesor simplemente
alzó las cejas ante el exabrupto de su alumno y se fue por donde
vino. Dejando a Peter solo en el pasillo, con un sentimiento de culpa
extraño.
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Probablemente era cobarde
quedarse en su habitación por toda una semana, encerrada. Cobarde,
hay que añadir ése a la lista de defectos, que ya de por sí es
sumamente larga. La muerte de Emilia la afectó demasiado. Pero…
qué garantía tenía ella de que no iba a terminar como su madre?
Qué garantía tenía ella de que no iba a estar sola como su madre?
Ya estaba bastante sola ya de por sí.
La presencia de Euge y
Nico era reconfortante. La de Simón, también.
La presencia de Simón,
casi la hacía olvidar la ausencia de Peter. Casi. Peter le había
dicho tres palabras lindas cuando recién se enteró de la noticia y
luego la dejó sola, llorando hasta dormirse. No lo había visto
desde entonces. Le habían llegado unos rumores de que lo habían
visto mucho con la chica nueva. La pelirroja. Lali, siempre siendo
extremadamente celosa, se sorprendió al descubrir que realmente se
sentía vacía.
Aun así, sentía un
sentimiento repugnante en el estómago. Algo que ella querría que
fuera algo no tan parecido a los celos. Pero no podía lidiar con eso
ahora, no cuando estaba en un estado tan suicida. O sea, imaginate
sentir celos, y luto al mismo tiempo. Sería mucho más fácil
tirarse a una zanja y dolería menos.
Sintió tres toques en la
puerta y su cara se le ilumino por un momento sintió que era Peter.
Abrió la puerta con la mejor cara que pudo. No fue muy buena. Se
sorprendió realmente al ver que no era Peter el que había tocado la
puerta si no el profesor caño. Noah. Cómo pudo confundirlos?
Realmente estaba volviendose loca.
-Hola, Lali. –dijo, e
inmediatamente Lali sintió una paz que se deslizaba por todo su
sistema nervioso. –Cómo andás?. –pregunta, con su acento
extranjero.
-Ok, ya sé que falté a
muchas clases, y tengo la sensación de que voy a faltar a muchas
más, pero no puede ser un profesor normal y no venir a las
habitaciones de sus alumnos que tratan de sufrir en paz?
Sinceramente, profesor! –dijo Lali con una sonrisa falsa y sarcasmo
evidente en sus palabras.
-Por qué sufrís?
–preguntó ignorando lo que Lali había dicho recién.
-Se da cuenta que es muy
inapropiado que venga a mi cuarto, no? Y mucho más cuando estoy tan
vulnerable. –dijo Lali ignorando a su vez su pregunta. Siempre
hacía lo mismo, trataba de transformar una situación inocente en
algo que no era y no podía parar. El profesor decidió ignorar el
comentario.
-Por qué sufrís?
–volvió a preguntar el profesor tratando de ocultar una sonrisa.
Lali era graciosa hasta cuando no quería. Bueno, por suerte se lo
tomó con un humor, cualquier otro maestro lo hubiera tomada de una
forma completamente distinta. De una forma inapropiadamente no
apropiada, si es que se entiende.
Lágrimas empezaron a
brotar de los ojos de Lali sin fin. –Dónde está la gente cuando
la preciso? –gritó a nadie en particular.
El profesor alzó las
cejas y rió. -Bueno, si precisás a alguien para descargarte, no
dudes en avisar.
-No cuenta. Sos adulto.
–dice Lali tosca.
-Ni tanto. -Noah sonrié
de costado. -Bueno, te dejo para que te descargues con el mundo
entonces...
Lali sonríe sarcasticamente y lo saluda con la mano
queriendo que se vaya. Suspira. De vuelta, siendo completamente ruda
y maleducada sin ninguna razón en particular. Bien ahí, Mariana.
Peter caminó por el
pasillo, ida y vuelta, ida y vuelta. No se decidía si entrar al
cuarto de su novia o si irse a la mierda y evitar tener esta
conversación. Esta conversación que había estado evitando toda la
semana.
Entró al cuarto y la vió.
Estaba sentada en la cama, exactamente como la vió la última vez
que la dejó. Tenía los codos apoyados en las rodillas y la cabeza
entre sus manos y estaba llorando.
Peter hizo notar su
prescencia. -Hey, La. -murmuró despacito. -Lali, estás bien? -Se
acercó con pasos vacilantes hacia donde estaba sentada su novia y se
sentó al lado de ella. -Tenemos que hablar.
-No tengo ganas de hablar.
-susurró ella, sin moverse de la posición en la que estaba.
-Lali, si hay algo que
tenés que hacer sí o sí es descargarte. Ya. No es vos eso de
quedarse callada tanto tiempo. Estoy segura que en cualquier momento
te explota la cabeza.
-Es una historia larga y
aburrida. –dice Lali, alzando la cabeza y mirandolo de lleno en sus
ojos color avellana.
-Tengo todo el tiempo del
mundo. –susurra Peter, reconfortante.
-Lo creas o no, yo no
tengo todo el tiempo del mundo, tengo que estar en un lugar en unos
minutos y… y necesito que te vayas. –dijo Lali muy rápido,
poniendo una barrera emocional al instante en que se siente
vulnerable.
-Claro… -dijo él riendo
por primera vez desde que entró al cuarto. –Vas a ir en pijama?
-Qué? –Lali miró para
abajo. Empezó a tartamudear. –Yo… yo… No me decido qué poner
todavía… y qué hago dandote explicaciones a vos, que no te
importo más, me evitás toda la semana con la excusa de darme
espacio para andar... para andar... -Su voz se le quebró y exhaló
temblorosamente.
Peter se paró y la sentó
en la cama con gentileza. –Lali… Hablame, no te me cierres, por
favor. Necesitamos hablar. Necesito saber como estás!
-Estoy claramente mal!
-responde Lali, gritando.
Peter pone sus manos en
los hombros de ella y luego las traslada a dos lados de su rostro,
tratando de calmarla. Suavemente dice –Estoy muy seguro que vas a
estar mejor, La. Descargate conmigo, contame todo. Yo nunca te
presioné mucho con este tema porque sé que es un tema... -trató de
buscar una palabra que no sea ni “sensible”, ni “vulnerable”.
Esas palabras no funcionaban con Lali y usualmente provocaban el
efecto opuesto de abrirse. -... frágil.
-Peter, no puedo...
-susurró Lali. -No puedo.
-Sí, podés. Vos sos
Lali. No hay nada que no puedas decirme que me haga pensar distinto
de vos.
-Es largo… -dice Lali,
ya vencida.
-Estoy acá para
escucharte, La. –dijo Peter. -Estoy acá para vos. Siempre. -Lali
sintió un escalofrío y una lágrima cayó de su ojo izquierdo.
-Tengo que ir bien atrás,
cuando empezó todo. –explicó Lali mientras se secaba las lágrimas
de su rostro y hablaba dudosa. –Mi madre, Emilia, se quedó
embarazada de mí a los dieciséis, como ya sabés bien... Yo fui un
accidente, obviamente, porque nadie se quiere embarazar a esa edad a
propósito. Vos sabés que… yo no la conocí mucho, pero era… era
un espíritu libre, nada la ataba, me tuvo y duró tres meses y poco
como madre, y después se fue a la mierda y me dejó con papá y
fuimos siempre nosotros dos.
-Por supuesto, yo quería
una mamá… -Más lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y
mientras Peter jugaba con un mechos de su pelo escuchandola
atentamente. –A los ocho años, el día de la madre justamente,
apareció de la nada en casa y fue muy loco, porque me acuerdo que
abrí yo la puerta y me dijo, nunca me voy a olvidar estas palabras,
me dijo: “Hola, Lali, todo bien? Está tu papá por ahí? Buscalo y
decile que soy Emilia, tu mamá.” Yo me quedé shockeada, mirándola
atontada en el marco de la puerta y ella, después de un minuto se
dio cuenta de que era algo un poco fuerte para tirarle a una nena de
ocho años de la nada. Conta con ella para pensar que es
completamente normal eso...–dijo Lali lo último con un tono de
sarcasmo. Peter rió. Lali se sentía más segura contando la
historia. –Me abrazó y buscamos a mi padre. En ese momento me hice
la idea que mi mamá había venido para quedarse y que íbamos a ser
una familia, por fin. Fue la mejor semana de mi vida. –Lali soltó
una risa amarga. –La vida de familia no era para ella. Yo llegué
un día después del colegio y mi mamá no estaba, mi papá estaba
sorprendido también. No dejó ni una carta, ni un mensaje, ni un
número. De ahí en más fue cuesta abajo, nuestra relación, quiero
decir...
-Volvió, a los dieciséis,
vino a pedir plata. Estaba deteriorada, tenía adicciones. Tomaba más
de lo que comía, y era adicta a la heroína y a unas drogas más. No
me acuerdo en este momento qué me dijo, pero fue algo como “Perdón
por abandonarte a los tres meses, arrepentirme ocho años después,
venir y después abandonarte de nuevo, me das plata?” Consideré
seriamente gritarle y decirle todo lo que pensaba, yo no tengo
problema en eso. Pero agarré, le hice un cheque. –Peter alzó las
cejas. –Ok, tratá de actuar sorprendido ante el hecho de que sé
falsificar la firma de mi padre. –Ella suspiró y continuó y Peter
le dió una sonrisa de costado, animándola a seguir contando. –Como
decía, le hice un cheque y la abracé como una idiota. De ahí
nuestra relación cayó en un patrón, venía una vez por mes a
visitarme y se llevaba un poco de plata consigo. Yo sentía que
estaba pagando para tener la relación de madre e hija que tanto
quería y nunca tuve. Nunca llegué a saber si me quiso. Pero… me
ayudó. Obviamente había temas que no podía discutir con mi padre.
Un día me dio su número de teléfono y lloré toda la noche de
emoción como una pelotuda. Literalmente me tuve que contener para no
llamarla todos los días. La llamaba una vez por semana. -Lali se
encogió de hombros.
-Cómo era su tema con las
drogas? –Peter preguntó, curioso. Lali no era una adolescente
común, mientras que por un lado tenía un lado salvaje en inmaduro,
tenía una vejez espiritual y una madurez mental que muchas veces lo
dejaba perplejo.
-Nunca dejó
las drogas, pero jamás la ví consumir nada. Supe porque mi
papá me contó un día, después de enterarse de que nos veíamos
tan seguido. Ése día la llame y le dije que viniera a casa que la
quería ver y cuando llegó… recuerdo haberle gritado de todo. Los
peores insultos salieron y… y le recriminé todo, el haberme
abandonado, el hecho de que básicamente le estaba pagando para que
viniera a visitarme, su problema con las drogas, lo egoísta que era.
Nuestras visitas mensuales se terminaron y no sé cómo carajo hizo
para mantenerse. No tenía un trabajo, al menos que yo supiera. Pero
a pesar de todo… yo la amaba muchísimo. Y eso es lo que me hace
odiarla a ella... y a mí misma.
-Después de
eso... sabés la historia... yo fui un desastre, en el colegio
reprobé todo, me hice esos tatuajes... y empecé a causar todo tipo
de problemas... como vos ya sabés... -Peter sonrió y le besó la
mano. Lali sonrió y se encogió de hombros nuevamente. -Y después,
un día te conocí a vos un verano. Y vos venías a este colegio y
papá se enteró... y me mandó acá también. No lo culpo por no
querer hacerse cargo de mí… Lo adoro y él me adora a mí, pero
esta no es la vida que él quiso, ser padre soltero y hacerse cargo
de una adolescente problemática… No. Estamos mejor así. Lejos.
Peter
sonrió. -O sea... que terminamos más o menos bien, no? Nosotros,
digo... -Lali le dio una sonrisa triste y luego un beso profundo en
los labios.
-Te extraño
mucho, Peter. -admite Lali mientras se limpia las lágrimas que no
cesar de caer de sus ojos.
-De qué me
hablás, yo estoy siempre. Lali, nos vemos siempre. Somos Lali y
Peter... -dijo él. Ignorando el hecho que la evitó toda la semana.
-Estás
seguro? –ella sonrió con tristeza, secándose las lágrimas.
Peter rió.
-Sí, amor. Sí, estoy muy seguro. -Se acercó tentativamente y le
dio un beso corto en los labios. Luego se recostó con ella en la
cama hasta que se durmiera. Cuando se durmió sin embargo, no se
quedó con ella. Se fue por la puerta y suspiró. Llevandose las
manos a la cara y pasandoselas por el pelo.
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Era un
sábado de tarde, una tarde hermosa, el atardecer lucía rosados y
naranjas chillones y Peter se dirigía a la habitación de las
chicas. Había quedado con Jenny en ir a caminar un poco por el
campus y tal vez ir al cine.
No estaba
seguro, pero cuando estaba con ella, sentía que ya no había nadie
más. Eran ellos dos solos. Se olvidaba de todo, y realmente estaba
feliz. Disfrutando su último año de colegio, con una chica que le
gustaba. Realmente se olvidaba de todo. Pero después todo venía.
Lali. Se preguntaba realmente qué estaba haciendo? Por qué insistía
en hacer su relación con Jenny platónica a los ojos de todo el
mundo y los suyos mismos. Por qué mentirse a sí mismo, sobre todo,
de tal manera, cuando no podía pensar en Jenny platónicamente ni en
su quinta vida.
Se sentía
culpable. No había hecho nada con Jenny más que pasar muchísimas
horas del día juntos y él tenía que admitir que la única razón
por la que “estaba” con Lali en este momento era por culpa. La
única razón por la que no había hecho avances con Jenny era por
culpa. Y ni siquiera había estado con Lali últimamente, se podría
decir que eran novios sólo de palabra. La había visto estas dos
últimas semanas cuatro veces…
Entró a la
habitación y se sorprendió al encontrarla vacía. Bueno, no del
todo, Lali estaba parada buscando algo en su ropero, al encontrarlo,
se dio vuelta y se sorprendió al encontrarlo a Peter. Alzó las
cejas, esto le molestó un tanto a Peter, pero sabía que en el fondo
se lo merecía.
-Hola…
-saludó ella, la incomodidad evidente en su voz.
-Hola. –dijo
resueltamente él.
-Necesitás
algo, Pitt? –preguntó y ahora sin la incomodidad, notó la
tristeza profunda de su voz. Notó que estaba más delgada, pálida y
que tenía fatiga escrita por toda la cara.
-Eh… no.
-Qué te
trae por acá? –preguntó, el tono de reproche en la voz era
inevitable.
-Este…
-tuvo la decencia de tartamudear un poco y ponerse rojo. –nada…
este… Jenny y unos amigos íbamos a caminar por ahí… -mintió.
-Ok.
–contestó secamente. –Podemos hablar? Así sin vueltas?
Él suspiró.
Lali no era una con quien fingir, lo conocía demasiado. –Por
favor.
-Peter… mi
papá me llamó ayer. –dijo ella, su voz y su rostro se suavizó
considerablemente. –Me… me ofreció irme para casa, unos días,
para… para recuperarme y… y… -le estaba costando trabajo
hablar, quien era esta chica y qué había hecho con Lali? –me
llamó, también… me llamo mi abuela.
-Tu abuela?
–Hasta donde había entendido, Lali no tenía abuelos. –Tenés?
-Me acabo de
enterar ayer. No quería tener nada que ver con mi mamá…por el
“error” que cometió, o sea yo, pero… le pegó la muerte de
ella. Me invitó un mes a su casa…
-Me parece
bárbaro. –la cortó Peter. Estaba feliz, realmente, Lali
necesitaba estabilidad en su vida más que nada.
-… su
apartamento, en Nueva York. –terminó Lali.
Peter quedó
atontado un segundo. La quería, no lo podía negar, pero… se
encontró a sí mismo con sentimientos por otra persona, y
francamente, esta era la conversación más larga que habían tenido
en semanas y no habían tenido sexo hace como un mes… Novios de
palabra, literalmente.
-Yo no sé
dónde estamos nosotros, yo tengo entendido que estamos juntos, Pitt,
y… yo te necesité y te necesito, pero… la realidad es que no
estás. No estás y no se qué se supone que tengo que sentir en
cuanto a nada..., no sé cómo comunicarme con vos sin sonar como
tremenda perra... Lo que quiero decir es que… lo que yo siento por
vos, no cambió. Y no creo que cambie nunca, por más diferentes que
seamos...–Lali se acercó a él. –Yo te amo, Peter. Enserio. Y te
extrañé mucho, pero no dije nada, porque…porque no te quiero
ahogar y porque, no he estado bien. Y no sé si ir a Nueva York con
mi abuela, porque no voy a estar por un mes y me mata estar lejos de
vos. -No quiso añadir que le daba un toque de miedo dejarlo solo.
Tenía completa confianza en Peter, si no la había engañado en dos
años, no la iba a engañar ahora que estaba en su peor momento.
-La… yo
pienso que tenés que ir. –Era completamente egoísta, ella lo
amaba, y le estaba diciendo que no quería ir porque lo iba a
extrañar y él… siendo completamente sinceros, quería que se
fuera, tenía ganas de explorar lo que sentía por otra persona
teniéndola a ella…lejos. –Tenés que ir, Lali, tu abuela te
ofrece una oportunidad a una relación nueva. Sin contar todo lo que
podés aprender en un lugar así. Adquirís experiencia.
-Decís?
–ella se acercó a él y juntó sus labios con los de él en un
beso muy tierno. Él le devolvió el beso. Si había algo que siempre
iba a tener con Lali, era feeling, química, y por más que la
relación en sí se haya desgastado, no era por la parte física.
Él le
agarró el rostro y la atrajo más hacia sí. Profundizando el beso,
con su lengua, ella saboreó sus labios, pidiendo entrada a su boca,
felizmente concedida. Sonrió en su boca, Lali estaba a punto de
sacarle la remera a Peter cuando la puerta de abrió de golpe.
Jenny estaba
en el marco de la puerta, mirando la escena boquiabierta. –Hola…
Lali y Peter
la miraron atónitos. Peter hasta culpable. –Hola… -murmuró él,
separándose inmediatamente de ella. Lali lo miró inquisitivamente,
como por qué se alejaba de ella?
-Qué
hacían? –preguntó Jenny mirando a Peter acusatoriamente.
-Intercambiando
saliva. –replicó Lali. Peter le echó una mirada y Lali lo miró.
–Qué? Es lo que hacen los novios… entre otras cosas, obvio.
–dijo le tiró una sonrisa.
-Ah…
siguen siendo novios? –responde ella. Demostrando que si Lali
quería jugar, ella iba a jugar también. It’s on, bitch.
Lali agarra
a Peter de la corbata y lo atrae hacia sí. –Eh… sí. –responde
Lali.
-Sí.
–Corrobora él. –Te importa dejarnos un poco a solas, Jennu? Nos
vemos afuera.
Jenny lo
miró acusatoriamente a Peter nuevamente y Peter se volvió hacia
Lali. –Cuándo te vas? –preguntó.
-Si es que
voy, tengo que llamar a mi padre ahora y viene un auto a buscarme
mañana de mañana. A primera hora. –respondió ella.
-Un auto?
–Lali no era tan rica, tenían lo suyo pero su padre siempre la
pasaba a buscar.
-Mi…abuela.
Ni idea, al parecer mamá… -Lali suspiró, sus ojos se le llenaron
de lágrimas y los cerró, no dejándolas salir. –era… –exhaló.
–de una familia con muchísima plata.
Peter la
miró sorprendido. –Por qué no me dijiste antes?
-Porque no
sabía, Peter… además, no es que estuvieras mucho conmigo cuando
me despertaba gritando por las noches o me llamaban personas que ni
conozco para darme el pésame porque mi mamá se murió. –Lali
rompió a llorar y le dio la espalda a Peter.
Él no sabía
por dónde meterse. El tema era que la única razón por la que
estaba con Lali era por culpa. Le daba culpa y se iba a sentir una
mierda si la dejaba en un momento tan… desgarrador para ella. Peter
la vio romperse de sufrimiento, y se sintió una verdadera basura al
ver a su “novia” derramar tantas lágrimas. Es que podía ser tan
boludo de haberla dejado sola sufriendo? Se quedó como un idiota
viéndola llorar, no sabiendo qué hacer. Eventualmente, ella lo miró
y murmuró unas palabras.
-Vos querés
estar conmigo? Si me vas a dejar hacelo ahora, Peter. –dijo Lali
con voz quebrada, cara mojada por la lágrimas y ojos rojos. –Hacelo
ahora y sé sincero conmigo. Tengo ya, una oportunidad espectacular
para superarte de una vez por todas. -Lo dijo con veneno en la voz.
Queriendo provocarlo. Darle a entender que ella no iba a ser
completamente dependiente de él toda la vida.
Peter
suspiró. Examinó la situación. Si la dejaba ahora, ella tenía un
mes para recuperarse y olvidarse de él o por lo menos salir
adelante, pero él se sentiría una mierda, culposo y no podría
disfrutar. Porque, la quería. Mucho, Lali siempre iba a ser una
parte importante de su vida. Pero… si esperaba a dejarla, la que se
sentiría peor sería ella, porque se aferraría a la idea de tener a
su novio esperándola, pero él internamente se sentiría muy bien
por haberla esperado un mes…
-Lali… mi
amor, yo te amo. –Se acercó a ella y la besó profundamente. –Te
prometo que todas las noches te voy a llamar, ok?
A la mañana
siguiente, Lali se fue en un auto negro y brillante. Ésa misma
noche, Peter y Jenny estuvieron juntos por primera vez.
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Odienme tranquilas... Me lo merezco. Por este capítulo y por todo en genereal ;)