Una Opuesta Atracción Capítulo 3

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Por otro lado, mientras Peter bajaba lentamente las gradas, miraba a Espósito correr a ver a Lucas Lagos. Cómo era que alguien tan… no sé le ocurría como catalogar a Espósito, se codeara con alguien del equipo de Rugby?  Parecía que después de todo no lo estaba siguiendo a él. Mejor. Se encontró con Dolo. La besó fogosamente.

-Hola Peter –le sonrió. – ¿A dónde me vas a llevar a comer hoy? –preguntó mientras él la abrazaba.

-Ya vas a ver, es una sorpresa.

Miradas de envidia seguían a Peter y a Dolores a donde quiera que vayan, mientras se subían al flamante Lamborghini de Peter, Dolores empezó a hablar de temas que a Peter no le podían importar menos. De un vestido, de unos zapatos que costaban dos mil dólares que su “Papi” le había regalado y de otros temas similares que a Peter no le interesaban. Prendió la radio, sonaba “The Kooks”, su banda favorita y con eso logró aplacar un poco a Dolo y su charla insoportable.

-Ay, mi amor, qué escuchás? Es espantoso –Se dispuso a cambiar la estación de radio pero Peter la frenó.

-No, no, no y no, Dolo. –dijo Peter irritado.

-Qué pasa, osito? –inquirió un tanto sorprendida por la reacción de su novio.

-No, es que nadie, absolutamente nadie, toca mi estéreo, nadie. –decretó molesto.

-Ay… bueno. Se puede preguntar por qué? –preguntó tímida Dolores por primera vez en su vida.

-Tengo mi música organizada alfabéticamente ahí, tengo mis playlists, para mí eso es mi vida entera. Nadie lo toca. NADIE. Solo yo. –dijo tajante.

-Ah, bueno…   -dijo un poco avergonzada.

La llevó a un lugar al que últimamente iban todos los famosos, “Flo” se llamaba. Obviamente, lo reconocieron y se salteó toda la fila de espera para una mesa libre. Le dieron la mejor atención y le dijeron que ya lo atenderían. Esperaron pacientemente mientras él y Dolores se besaban.

-Lali, te toca la mesa siete –le avisó Valeria, su compañera de trabajo.

Lali le echó un vistazo a la mesa siete, genial, el Creído Lanzani y la yegua de su novia.

-Vale, me cambiás la mesa? –le preguntó esperanzadamente.

-Ni loca, Lali, está el bombón de la cinco y lo quiero atender yo!

-Gracias –dijo mientras suspiraba.

Fue a la mesa siete esperando lo peor.

-Hola, buenas tardes, puedo tomar su orden? –preguntó Lali con el mejor tono de voz que pudo poner.

Se siguieron besando por un rato más, hasta que Peter alzó la vista y la vio esperando para tomar su orden.

-Eh, Espósito! –Dijo –Trabajás acá?

-Hola –sonrió Lali cansinamente, estaba realmente harta de la actitud de ese tipo- Les tomo la orden? –dijo ya preparada para tomar la orden.

-La conocés? –preguntó Dolores mirando a Lali de arriba abajo con una mirada que decía que ella no le caía nada bien.

-Es mi tutora nueva de Literatura.

-Ponele. –dijo Lali. –Van a ordenar? –inquirió, tratando de ser paciente.

-Emm, a ver, mi amor, qué vas a pedir vos?

-No sé, pedí vos primero. –le dijo dulcemente a su novia.

-No, vos primero. –le replico con una sonrisita tonta.

-No, vos. –le respondió este.

-No…

-Bueno, que pida cualquiera primero es lo mismo. –los interrumpió ya asqueada de tanta melosidad y sin paciencia.

-Bueno… -continuó Dolores contenta de haberla molestado – Pipu, yo voy a un té de hierbas con la tarta de zanahoria.

-Bueno –dijo Lali luego de haber anotado su pedido – y vos? –le preguntó a Peter.

-Emm, un café con facturas.

-Bueno, ya les traigo la orden. –les avisó.

Una vez que Lali se fue Dolores puso cara de puchero y encaró a Peter –Explicame esto de que esta chica Mariana es tu profesora?

-Quien? –preguntó Peter confundido.

-Mariana Espósito. –dijo Dolores muy enojada.

-Ah, Espósito. Sí, que pasa?

-Que no quiero que se te acerque, osito! –le respondió Dolores melosa.

-No te preocupes, mi amor. Yo no estoy interesado en ella! Mirate vos y mirá a Espósito, no hay comparación.

-Pero a ella le interesas? Decime, porque la mato.

Peter decidió joderla un poco a Espósito. Le tenía un extraño resentimiento, de alguna manera resentía el hecho de que ella no lo conociera y que le tomara el pelo. Resentía el hecho de que ella no le expresara admiración como todas las demás.

-La chica está completamente loca por mí, Dolo. Pero yo, en este momento, solo te quiero a vos. –“En este momento”, frase muy usada por Peter Lanzani. Sus conquistas no se daban cuenta. Parecía hasta romántica, pero él la usaba de verdad, traducida era: Cuando me aburra de vos me busco a otra igual de fácil que vos y te dejo.

Se seguían besando cuando Lali les trajo la orden.

-Ejem, ejem –Tosió Lali para llamar la atención- Acá está la comida –Se las dejó y se fue.

-No puede controlar sus celos por vos! Qué descarada, pendeja idiota. Nunca le darías bola a alguien como ella, no? Mi amor?

-Obvio que no, en este momento, sos lo más importante para mí.

Comieron y cuando hubieron terminado la llamaron para que les traiga la cuenta. Lali se las dejó,  pagaron y se fueron. Le dejaron una propina miserable. Lali ni se molestó en enojarse con ellos. Que se maten, pensó.

Luego de que su turno terminó, se cambió el uniforme del restaurante y se puso su ropa, el uniforme del instituto y se fue caminando hasta la casa de Lucas, donde cenó y se fue hasta su casa. Una vez que se acostó en su cama cerró los ojos para por fin poder descansar, pero lo único que se le venía a la mente era lo idiota, creído, presumido, engreído, presuntuoso, egocéntrico y lo increíblemente sexy que era Peter Lanzani.

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-No puede controlar sus celos por vos! Qué descarada, pendeja idiota. Nunca le darías bola a alguien como ella, no? Mi amor?

-Obvio que no, en este momento, sos lo más importante para mí.

Comieron y cuando hubieron terminado la llamaron para que les traiga la cuenta. Lali se las dejó,  pagaron y se fueron. Le dejaron una propina miserable. Lali ni se molestó en enojarse con ellos. Que se maten, pensó.

Luego de que su turno terminó, se cambió el uniforme del restaurante y se puso su ropa, el uniforme del instituto y se fue caminando hasta la casa de Lucas, donde cenó y se fue hasta su casa. Una vez que se acostó en su cama cerró los ojos para por fin poder descansar, pero lo único que se le venía a la mente era lo idiota, creído, presumido, engreído, presuntuoso, egocéntrico y lo increíblemente sexy que era Peter Lanzani.

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Al día siguiente, por fin viernes, Lali tenía todas sus clases con Lucas. Nada de química ni de literatura, pero si empezó a darse cuenta que también tenía varias clases con Lanzani. La mayoría al menos. Pero como estaba con Lucas se sentía segura y confiada.

Peter todavía no podía creer como alguien como Lucas Lagos fuera tan amigo de Espósito, se sentaban muy juntos en las clases, con las rodillas tocándose, y ella se recostaba en su hombro. Él era popular, tenía varias chicas atrás, pero estaba con Espósito. Ella en cambio, no era ni popular, ni linda, no tenía altura y era mesera. Eso lo decía todo.

El día termino, Lali hizo lo de siempre, se fue a trabajar a la biblioteca y como era viernes, cobró su sueldo, luego fue a buscar a Lucas y el la llevó a su trabajo en “Flo”, a las ocho, como todos los días se fue caminando a lo de Lucas a cenar y se fue a su casa.

El fin de semana se hizo presente y el sábado de tarde Dolores se dirigió con su amiga Melody Paz al bar “Flo”, y pidió por favor hablar con el  gerente.

-Hola Maxi! –lo saludó, el gerente era un amigo de la familia- Cómo andás?

-Bien, pero por lo que veo vos andas mejor! Te vi hace un par de días con Lanzani!

-Sí, es un divino. –dijo sonriente, amaba que la felicitaran por su nueva adquisición.

-Qué te trae por acá?

-Te tengo que hacer una crítica, tu mesera Mariana Espósito, puede ser?

-Sí, Lali, excelente mesera.

-Ehh, no. Pésima, me trató a mí y a mi novio espantosamente. Solo porque esta celosa de mi novio! O sea, mal. Te vine a convencer para que la despidas, Max.

-Nah, Lali es muy buena mesera. Te estarás equivocando, Dolo. Para mí hablás de Tefi, esa sí que es un caso.

-No, Max! Te hablo de Mariana. Pésima en serio. No es profesional eso que hizo! La quiero despedida, si no le voy a pedir a mi padre que intervenga. No quiero verla más trabajando acá. –declaró firmemente.

-Dolo, pero no va a ser necesario que intervenga Ricardo, no te preocupes… No va a trabajar más acá. –dijo ya sin más nada que hacer, Maxi, el padre de Dolores era juez y hacía lo que sea por su nenita.

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Lali se dirigió el sábado caminando a “Flo”, entró por la entrada de servicio. Y se dispuso a cambiarse pero Maxi, su jefe, entró y la detuvo.

-Ey, Lali, pará, tengo que hablar con vos.

-Sí, qué pasa? –contestó sonriente, se había despertado sin pesadillas de sus padres en variados accidentes y había ido a ver a Lucas jugar a la práctica a la mañana. Estaba teniendo un buen día hasta ahora.

-Tomá –le dio un sobre con su sueldo y algo más de plata, la indemnización.

-Pará, acá hay más plata, Maxi. –Contestó con una sonrisa por la confusión – Te confundiste.

-No, Lali… esta es tu indemnización, estás despedida. –Le soltó avergonzado.

La cara de Lali cambió repentinamente –No, pará Maxi, yo preciso este trabajo en serio. Lo preciso en serio. –respondió al borde del llanto.

-Lali, perdón pero no me queda otra, hubo un recorte en el presupuesto y…

-Maxi…  -Trató de decir.

-No, Lali, es inútil, no te puedo tener trabajando acá. Perdoná, sos una buena trabajadora, pero realmente fue algo que tuve que hacer.

-Al menos decime la verdadera razón, no? Me lo merezco. –pidió Lali mientras una lágrima le resbalaba por la mejilla.

Maxi suspiró –Te lo merecés, es verdad. Vino Dolores Oviedo, la conocés, no? –Perfectamente la conozco, pensó Lali- Dijo que vos estabas celosa, porque ella está de novia con Lanzani y que vos la atendiste mal. Y la chica es la hija de un juez, si el padre intercede se va a armar un lío. Entendeme Lali.

-Todo bien, te entiendo perfectamente. Está bien. –Salió del bar por donde entró, y una vez afuera dejó que sus lágrimas salieran libremente de sus ojos. Caminaba despacio por la vereda mientras lloraba cuando un auto plateado y descapotable se paró al lado de ella, al volante iba Dolores Oviedo y su otra amiga animadora rubia.

-Querida! –La llamó la rubia. –Espero hayas aprendido la lección.

-No sé de donde carajo sacaste que me gusta tu novio, desde ya te digo que no. –contesto Lali serena, sin embargo no podía evitar que las lagrimas cayeran.

-No te hagas, Peter me dijo que vos estabas muy enamorada de él, que se lo dijiste y que él te corto el rostro! –declaró ella sonriendo venenosamente.

Lanzani. Todos los caminos conducían a Lanzani. –Vos me estás jodiendo? Yo ni sabía quién era tu novio hasta que lo conocí en la clase! No va a pasar nunca nada.

-Porque él no te da ni la hora, por eso no va a pasar! Ahora ya sabés lo que te pasa si te metés en mi camino, looser. –la insultó despectivamente. Pisó el acelerador y despegó en su auto plateado como una bala.

Lali llamó a Lucas diciéndole que no iría esa noche a cenar. Agarró el sobre con la plata y se lo guardó en la cartera. Se fue caminando mientras lloraba a su apartamento. No era justo, pensaba, solo porque al engreído de Lanzani se le ocurriera hacerle una broma a su novia, ella se quedaba sin trabajo. Egocéntrico. Idiota. Una vez en su departamento se acostó en la cama temprano y sin cenar. Cómo le hubiera gustado llegar y que la comida esté hecha por su padre, ya que su madre era pésima cocinera, y que su madre la abrace y le diga que todo estaría bien.

De pronto, sacó de debajo de la cama un frasco lleno de billetes, en el cual había una etiqueta que leía “Plata para la Universidad”, tenía exactamente cuatrocientos dólares ahorrados, puso la mitad de la plata que había en el sobre, la otra, la puso en su vieja billetera, se la habían regalado para su cumpleaños número dieciséis, cuando pasó por su etapa rebelde, justo antes de que sus padres murieran y de que ella tuviera que madurar a la fuerza. Era negra, de cuero y tenía tachas. Ahora esa onda no tenía nada que ver con ella, pero conservaba la billetera porque le divertía mucho recordar esas viejas épocas. Donde todo parecía estar perfecto. Ahora realmente entendía el dicho “La calma y la paz antes de la tormenta”, lo entendía a la perfección.

Mientras Lali lloraba de noche en su cama, Peter estaba en una gran fiesta donde el alma de la fiesta era él. Era un descontrol. Todo estaba como él quería, así era como él vivía su vida. Lo que más lamentaba de esa fiesta era haber traído a Dolores, que estaba insoportable. Todo lo que tenía de sexy y hermosa, lo tenía de quisquillosa. Quería que él se sentara y dejara de bailar, para hablar con ella de conocer a sus padres! Estaba loca? Desde cuándo se había metido en una relación seria y no se había enterado?

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Ok, lamento mucho que el último capítulo de AA no les haya gustado, francamente, qué final GRANDIOSO o SOPRENDENTE esperaban? Seamos sinceras, era una novela muy predecible. Pero disfrute MUCHO escribiendola, y disfrute MUCHO mas que a ustedes les gustara. Ojala que esta les guste igual o más que AA. Beso enorme a todas.