Amor Arreglado Capítulo 54: Final

Ya terminaaaa, no puedo creer que les haya gustado, en serio, cuando la subí, pensé, faaa seguro que no tengo ni una visita al blog, es demasiado patética la historia.. y No! Resulta que hay gente que le gusta como escribo, y eso chicas... sube considerablemente el autoestima ;) ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ella suspiró. –No soy buena haciendo esto… lo que quiero decir, es… no estoy saliendo con nadie y no quiero salir con nadie. No me quiero divorciar de vos nunca, y quiero que Allegra tenga un hermanito, pero bastaron tres años y que te consigas una novia para que me diera cuenta de todo lo que te amo. Yo sé que esto es de muy mala persona. Que es de egoísta, pero… pero nada.

Peter estaba sin palabras. –Sabés cuanto esperé a que dijeras esas palabras?

-Mucho. Sabés cuanto me tomó escribir eso en el auto y memorizármelo?... Nah, mentira, me salió espontaneo. –se fue acercando hacia él. –Permiso, te voy a besar ahora.

Sin darse cuenta de lo que había dicho Lali, Peter se sorprendió al sentir el choque de sus labios contra los de ella. Lo último que supo, es que no tenía más puestos los pantalones y que la camisa de Lali, junto con su corpiño, también estaba en el suelo.

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Acostados en el sillón, sin ropa, cuatro de la mañana. Escenario perfecto para un dramático giro de los acontecimientos. Sienten que alguien toca la puerta y Peter se pone los calzoncillos rápidamente.

-Pará, quien es a las cuatro de la mañana? –dice Lali con voz de dormida.

-Ni idea… -contesta él, yendo a abrir la puerta. Quien iba a ser?!

-Hola, amor. –Recibe un corto beso en los labios de Paula.

-Qué hacés a esta hora acá? –inquiere Peter, obviamente nervioso.

-Nada, ahora que tu nena está dormida me imagino que podemos tener un tiempo a solas, nosotros dos solitos.

Peter oyó un bufido en la otra habitación. Paula, también. –Qué…? –Paula no tuvo tiempo de terminar la oración, siquiera. Lali se había puesto el corpiño rojo y sus bragas a juego y salió al vestíbulo. Abrazó a Peter por la espalda y recién ahí, miró a Paula. La mina estaba boquiabierta, con los ojos como platos.

-Hola. –sonrió Lali, detrás de Peter.

-Peter… -dijo con voz quebrada.

-Perdón, no quería que te enteres así, pero…

-Peter, por qué me hacés esto? Creí que la querías olvidar, creí que querías empezar algo serio conmigo. Sos una cruel, cruel persona.

-No! No es eso, yo sé que es muy de cara rota hacer lo que hice y vos no te lo merecés. Pau, vos te merecés a alguien que te quiero enteramente, yo… no soy el indicado para vos.

-Sí… Peter, vos sos perfecto.

-Para mí. –intervino Lali. –No es que quiera ser cruel, o tal vez, sí, un poquito, es espantoso cuando la gente juega con tus sentimientos, me pasó con él, también. –Lo miró a Peter. –Sos un pibe con problemas. –Pero cómo lo estaba abrazando, no era gran cosa. –Pero tenés que seguir adelante, Paula. Y encontrarte a otro hombre.

-Ustedes son gente perversa. No me hables nunca más en tu vida, Peter! –salió corriendo de la casa, llorando y gritando obscenidades.

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-Fuimos mala gente, Lali. Es de mala gente lo que hicimos. –dijo Peter.

-Por favor! Vos me lo hiciste a mí, Peter! –exclamó Lali riendo, Peter era hipócrita a veces.

-No, no lo hice. –dijo seriamente.

Lali arqueó una ceja. –Posta? Si es una broma no es gracioso, yo sufrí mucho ese pequeño “incidente” en mi adolescencia.

-No lo hice, Lali. –dijo serio. –En serio, María me drogó, básicamente.

-Peter, osea, esta todo bien, te perdono, pero no me mientas...

-No te miento! -Se empezó a desesperar. -Lali, yo estaba enamoradísimo de vos, literalmente, no miro a las mujeres desde que empecé a salir con vos. Desde el día que entraste a mi living vestido como chica gótica y discutiendo con tu madre, miré al género femenino de una manera completamente distinta.

-See... Sigo sin creerte lo de que no mirás a minas, osea yo miró hombres. No me da cosa decirtelo, pero al que realmente quiero... es a vos. -Lo besó en los labios.

-No, pero enserio, Mery me dio algo en la bebida, supongo que te inhibía la voluntad o algo, no tengo ni idea de lo que pasó, La. Creéme.

-Nah… -dijo ella con los brazos a los costados de su cuerpo. –Nah, no, no la tengo que matar!! La tengo que asesinar, la mina me cagó la vida! Y vos no hiciste nada! –lo abrazó y le empezó a dar besos en toda la cara.

-Sí, ya sé. -dijo contentísimo.

-Por qué nunca me lo dijiste? –preguntó ella.

-Traté. Vos no escuchabas además, tu hermano y mi hermano me pegaron bien fuerte en la mandíbula.

-Vos te das cuenta que somos el ejemplo PERFECTO para el significado tiempo perdido, no?

-No… creo que lo que pasó nos hizo crecer, madurar, aprender de la vida. –Lali tenía una expresión rara. –No, sí, fue tiempo perdido, somos unos idiotas. Emm, voy a chequear en Allegra, dale? Capaz esta despierta o algo, vestite, linda.

-Dale. Te amo. –se dieron un último beso.

-

Allegra estaba dormida como un tronco, despatarrada en el gran somier de Peter. Él se acercó y le dio un beso en la mejilla. Se podía ser tan, pero tan feliz en tan poco tiempo? Claro que sí. Bajó rápido las escaleras para ver a Lali, que se había vestido con su camisa arrugada y se había atado el pelo en un rodete.

-Por un momento creí que me lo había imaginado, o algo… -dijo Peter.

-Lo que acabás de decir es asquerosamente cursi, Peter… pero yo también.

-Ey… querés un café o algo?

-Sí, una chocolatada. Creo que te olvidaste de mis gustos.

-Jamás!

Pasaron las últimas horas de la madrugada, tomando chocolatada, besándose, charlando, besándose y besándose. A las ocho y media, se despertó Allegra con una cara de dormida y se sorprendió enormemente al encontrar a su mamá con su papá.

-Hola, ma. –dijo dándole un beso en la mejilla a Lali y abrazándola. –Querés un chocolate caliente? –Ella asintió. –Peter le servís un poco en una taza?

-Qué hacés acá? –preguntó Allegra confundida.

-Vine de casualidad. –dijo Lali sonriente.

-Me viniste a ver a mí?

-Sí, a vos y a papá.

-Papá te quiere mucho. –comentó ella.

-Sí, ya lo sé. Yo también lo quiero mucho a él.

Allegra sonrió.

UN AÑO DESPUÉS…

-Sabías lo que más odio de estar embarazada? –dijo Lali mientras hacían cola para comprar café en el Starbucks más cercano.

-Qué? –respondió Peter, acariciando la panza de seis meses de Lali.

-Los antojos, o sea, cuando se me ocurriría a mí, o sea, a MÍ, tomar café? Nunca, y ahora, como que tengo un serio vicio con eso.

Peter rió. –A qué hora se supone que tenemos que buscar a Allegra de la casa de mi madre?

-Fue a lo de tu madre? Peter, sabés que no me gusta que vaya a lo de tu madre! Siempre le da ideas raras y le llena la cabeza en contra mío…

-Cómo si le pudieran llenar la cabeza, creo que es al revés, La.

-Su orden? –la chica de Starbucks preguntó.

-Café Vainilla y un brownie. Gracias. –pidió Lali. –Me tengo que sentar. – Se desplomó en una de los sillones de terciopelo. A los cinco minutos, Peter llegó con su orden.

-Acá tenés. –le dio un beso en la mejilla.

-Gracias. –ella le sonrió. –La puta madre! Peter, disimuladamente mirá atrás…

-Qué..? –sin el mínimo disimulo, miró para atrás y la vio.

-Por suerte dije disimuladamente, serías el peor espía…

-Peter? –una sonriente Paula los saludó. Tenía una panza de unos tres meses e iba de la mano de un hombre de mediana estatura, morocho y con ojos café. –Él es mi esposo, John, es americano. –Explicó.

-Hola! –dijo Lali, desde el sillón sentada, no era por nada, pero le quería presumir que su panza era más grande que la de ella… simple competencia. O un irracional odio, una de dos.

-Lali! –exclamó asombrada. –Wow, ustedes no pierden el tiempo.

-Eh… eso es un insulto a nuestra vida sexual? –le susurró Lali a Peter.

-No… no sé.

-Cómo andás, Pau? Muy bien por lo que veo, no? De cuánto estás?

-Tres meses y medio. –Y por primera vez, sus ojos no denotaron maldad alguna al hablar. –En serio, estoy… agradecida si se puede de que haya pasado lo que pasó. Luego de… eso, me fui a un bar y lo conocí a John. Así que… de alguna manera, el destino o el universo me puso acá. Gracias.

-DE NADA. Me encanta ayudar a los necesitados. –dijo Lali, parecía como si ella no se le estuviera dando el crédito! Ella fue la que fue a lo de Peter! Se sentía inspirada de que un bebé iba a nacer gracias a su iniciativa… y la de Euge, un poquito. –Asegurate de contarle a tu hijo o hija que nació básicamente gracias a mí!

Peter se reía por lo bajo. –Sí… no creo que le cuente nunca acerca de vos, excepto cuando le cuente cuentos y le ponga tu nombre a la villana de la historia.

-Ouch, eso dolió. –Paula le guiñó un ojo y se fue de la mano de su esposo.

-Esa mina es muy problemática.

-Te amo.

-Nah, no me había dado cuenta! –dijo ella, mientras le daba un beso prolongado y dulce. –Yo te amo también.

FIN!!!!

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Muchas gracias por leer esta historia. Gracias por siquiera considerarla una historia. Para mí siempre va a ser una historia que inventé cuando no me podía dormir en verano.