domingo, 15 de enero de 2017

Stubborn Love Capítulo 3




Esa mañana, Peter se levantó en una nube de estupor inusual. Se incorporó y se dio cuenta de que no estaba en su cama, y una vez que miró su reloj y notó que era un sábado y eran las seis y cuarenta y siete de la mañana. Las seis y cuarenta y siete?! Qué carajo hacía un sábado levantado a las seis y cuarenta y siete de la mañana?!?! 
Se iba a volver a recostar cuando se percató de que estaba en el cuarto de Lali. Pero no estaba dormido en la cama de Lali… Al lado de él, yacía Jenny, dormida, con la cara enterrada en la almohada, y el cuerpo completamente separado del suyo. Los eventos de la otra noche le volvieron a la mente como una ola de agua fría. Había estado con Jenny, en todo sentido de la palabra. Y a su vez, estaba con Lali, con Lali. Que estaba en este momento en Buenos Aires y que en dos días se iba a Nueva York y no la iba a volver a ver por un mes… 
Mejor disfruto, no? Idiota, idiota, idiota, idiota……….
-Jennu… -dijo con una voz encantadora y dulce, susurrándole al oído. Pero ella no se despertó. –Ey…gorda… -Nada. Seguía durmiendo. –Jenny, gorda, despertate… Vamos a desayunar algo, sí? –Le habló un poco más fuerte. Pero Jenny sí que tenía sueño pesado. La sacudió un poco… Un poco más fuerte, cero reacción. La sacudió bastante fuerte, pero Jenny seguía durmiendo.
Con un suspiro se levantó de  la cama cuidadosamente y se vistió. Fue al baño, se peinó un poco y salió al mundo de la realidad, desayunó en la cafetería y se relajó. Cuando estaba terminando su café (Adicción de las mañanas para Pitt), Eugenia lo acorraló en la mesa.
-Qué carajo te creés que estás haciendo? –le dijo sentándose en la misma mesa de Peter, luciendo muy enojada.
-Desayunando. –replicó él con una sonrisa.
-Es joda? Peter, te estoy hablando de Lali. 
-Qué tiene Lali? Lali está en su casa en Palermo. –explicó él con el peor acento de inocente.
-Qué tiene Lali? Que Lali es mi amiga y no la quiero ver sufrir más, Peter… Su madre se acaba de morir, idiota, y tengo muchas sospechas de que la estás engañando con Jenny y te importa un carajo todo. Peter, la vi todos los días las dos semanas siguientes a que se muriera su madre y… Peter, Lali estaba mal, cuando dormía… nos despertaba con gritos y lloraba.
-No sé a qué viene al caso esto. –dijo desentendiéndose, incómodo.
-Viene a que vos no estuviste con ella, estúpido. Viene a que te necesitó y no estabas. –le espetó Eugenia. –Si de verdad la quisieras hubieras estado. –Exhaló muy exageradamente y lo miró a Peter a los ojos. –Si querés estar con la colorada, andá, hacé lo que se te dé la gana, Peter, pero antes… tené la decencia de terminar lo tuyo con Lali, es ahora tu chance, porque ella tiene tiempo de curarse y olvidarse de vos por un mes. No la hagás sufrir más. Porque si no todos te vamos a hacer sufrir a vos, espero que te quede muy claro. –terminó el discurso con la voz fuerte y segura, mirándolo directamente a los ojos. Eugenia tenía la admirable destreza de siempre ser una defensora feroz.
Peter se quedó callado, no pudiéndola mirar a los ojos. 
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Nueva York era realmente la ciudad que nunca dormía e incluso desde el enorme pent-house en Park Avenue de su abuela en el Upper East Side de Manhattan se podía escuchar el murmullo de autos y bocinas y la gente.
Su abuela era una mujer de la alta sociedad de Manhattan que estaba sufriendo la pérdida de su única hija a manos de las drogas. Era una mujer con muchísima clase también. El apartamento era gigante. Tenía seis habitaciones y cinco baños, un living, comedor y cocina que debían de ser el paraíso inmobiliario para cualquier vendedor. 
Era simplemente majestuoso, y Lali se encontró a sí misma, disfrutando de todo. La ciudad, aunque muy molesta durante la noche, la dejaba sin aliento, sí, se le estaba pegando el inglés. 
En realidad, a su abuela no la veía jamás (muy pocas veces en el desayuno, aunque muy, muy, poco), tal vez la había invitado solo para pasarle plata y que Lali disfrute de los beneficios de los que ser una socialite en Nueva York proveía. Lali no se quejaba. Casi ni conocía a su abuela, y casi ni la veía, pero tenía dinero y Nueva York a sus pies. 
Lo que hacía después de una breve charla con su abuela en el desayuno era, vestirse y practicamente vagar por la ciudad. Se recorrió todo Manhattan a pie, habían quinientas mil millones de galerías de arte en Manhattan y visitó todas las que se le aparecieron, pero luego de recorrer la parte rich de NY, decidió irse al otro lado del puente. Visitar los lugares más profundos de la ciudad.
Decidió pedirle a uno de los choferes que su abuela tenía a disposición (porque era sumamente necesario tener a disposición dos choferes), Gordon, que la llevara a Brooklyn y que la pasara a buscar en unas horas.
La diferencia entre Brooklyn y Manhattan es abismal, pensó Lali, luego del largo viaje en auto. Mientras Manhattan tiene el look más chic y caro, si se puede, Brooklyn es la parte más modesta de Nueva York, al menos se puede andar más o menos seguro de noche, no es The Bronx.
Estuvo básicamente vagando por las calles, mirando gente, apurada, con café en mano, Lali había notado en los días que había pasado que el combustible básico de la gran ciudad era el café… La gente parecía nutrirse de la cafeína. Lali empezó a hacerse adicta al café el día tres en Nueva York. A las nueve y veinticinco en punto, pasaba por una cafetería que, por cierto, no era Starbucks.
Su café lo compraba en una cafetería con personal mucho más agradable. Lindi (su servidora preferida), le preparaba un capucchino bien cargado para mantenerla toda la mañana bien despierta, y era un amor.
Esa mañana no rompió la rutina, y mientras caminaba por las calles, más modestas de Brooklyn vio a una chica, que estaba sentada en un escalón de unas escaleras que daban a las afuera de un apartamento rojo ladrillo. La chica era de tez pálida y pelo castaño, casi que ni se notaba porque tenía mechones rojos brillantes por todo el pelo. Estaba fumando un cigarrillo y estaba usando una pollera escocesa y una remera de una banda que Lali no reconoció.

Lali se sentó al lado de ella y de pronto se sintió fuera de lugar, entre el look punk de la chica y que Lali estaba con un jean un poco rasgado y usando una camisa blanca y suelta.
-What’s up with you? (Qué hacés?) –La chica dijo a modo de saludo. Lali se sorprendió y miró atrás de ella, a ver si la chica se refería a alguien más. No, estaba sola. Linda...
-Eh? –contestó Lali. Entendía inglés, lo hablaba con fluidez, encima, pero esta chica había hablado tan rápido que Lali no entendió nada.
-I mean what’re you doin’ here. (Me refiero a qué estás haciendo acá.) –La chica le habló, más despacio esta vez, con un tono casi aburrido, monótono.
-Just…sitting here. (Me siento acá.) –Contestó Lali simplemente. 
-And your deal is? (Y tu problema es…?) –preguntó la chica de frente, con el mismo tono aburrido que no dejaba de usar, Lali supuso que el tono se adoptaba si elegías ser punk… o algo de ese estilo. 
-I wish I only had one deal to deal with, hon. I’m not that lucky. (Ya quisiera tener yo sólo un problema, gor. No tengo tanta suerte.) –contestó Lali y la chica buscó algo en su cartera bandolera de cuero gastada, Lali tomó un sorbo de su latte y la chica sacó una caja de cigarrillos y un encendedor.
-Want one? (Querés uno?) –ofreció con cara de aburrida.
Lali lo pensó. Hacía ya un año que había dejado. No era una decisión muy inteligente volver a agarrar un hábito que había costado tanto de deshacerse. Meh...  
-Ah, what the hell, screw my lungs. (Ah, al carajo, a la mierda mis pulmones.) –La chica rió y asintió con la cabeza.
Entre tomarse el café y fumarse la caja entera entre las dos, Lali descubrió una extraña conección con esta chica. Le contó todo lo que le había pasado. Lo de su madre, la distancia que sentía con Peter. Este estado en el que estaba al haber perdido a su madre y cómo ella era antes. A su vez, Lali aprendió que Jessi, así se llamaba, tenía diecisiete años y había sufrido mucho en la vida, sus dos padres, fallecieron el año pasado y la cuidaba su hermana mayor, que tenía una banda de rock punk lesbiano. Lali lo chequeó después en Google. Es un genero que existe. Ella la entendía, había estado en su situación, e incluso peor. Y por una vez, se sintió como que los planetas se alineaban al haberle encontrado esta nueva amiga. Se volcó con ella, le contó todo.
-You know, once you recieve a piece of news that fucked up… There’s no turning back, Lol. (Sabés que cuando uno recibe una noticia como esta mierda, no hay vuelta atrás, Lol.) –Le empezó a decir Lol porque no sabía pronunciar bien su nombre, lo decía como si fuera escrito con “o” y luego de varios intentos fallidos de pronunciación ella se decidió por Lol y a Lali no le molestaba tanto. –It…changes you on the inside and on the outside, it’s life changing and you start reflecting on your life in ways you cannot even dream to imagine. Look at me, I used to be like... blonde and shit. And also, I'd smile...unbelievable, God… telling you that literally makes me wanna puke. (Esto… te cambia en el interior y el exterior, te cambia la vida y empezás a reflexionar sobre tu vida en formas en las cuales no podés ni soñar en imaginarte. Mirame a mí, yo solía ser rubia. También sonreía usualmente y esas mierdas... Dios, contarte eso recién me da ganas de vomitar.)
Jess, como la empezó a llamar Lali, la arrastró de la mano a su casa, luego de que Lali expresó la necesidad de hacer algo loco, tener una aventura, algo fuera de lo común, algo que la hiciera sentir una emoción nueva. Jessi sólo sonrió.
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Sentada en la cama de su nueva amiga, con un espejo en mano, miró su pelo. Jess, la miraba con curiosidad, esperando una reacción. Es que… Jessi le había teñido a Lali el pelo de un color… inusual. Tenía las raíces castañas, y luego seguía el castaño un poco más abajo, pero el resto. El resto era rosa. Pero no era rosado chillón, o rosa chicle, o incluso fucsia, era… más bien como un rosa opaco. 
-So… hello, my name is Lali and I have pink hair. (Entonces… hola, mi nombre es Lali y tengo pelo rosa.) –dijo Lali, probando.
-Well, it’s not pink, not all of it. You have like a big part of your hair which is brown, Lol, like a lot of brown, and then the rest of it is pink. (Bueno, no es rosa, no todo. Tenés una gran parte de tu pelo que sigue siendo marrón en las raíces, Lol, tipo pila de marrón y luego el resto es rosa.) –dijo Jessi, correctamente.
-You’re right. I love it. (Tenés razón, Jessi. Lo amo.) –dijo Lali, una sonrisa en su rostro. –What else can we do that brings new emotions. (Qué más podemos hacer que me traiga más emoción?)
-Well, we could always make out, or we can get piercings and tats. (Bueno, podríamos chapar, o te puedo conseguir que te tatúen o que te hagan un piercing.) –Ofreció Jess, como si fuera lo más normal de mundo.
Lali se sorprendió un poco. –You’re bi? (Sos bisexual?) –preguntó Lali.
-Yeah, when I feel like it… (Sí, cuando pinta…) –contestó Jessa, encogiéndose de hombros. Como si fuera un decisión de qué comer a la noche. Lali admiró eso de ella.
-Hold on, do you speak Spanish? Cause I think my English is super sloppy right now and I strongly believe it’s because of the chemicals of the dye job. (Bancá, hablás español? Porque siento que mi ingles se está volviendo medio raro y sospechó que es por los químicos de la tinta del peso…)
Jessi sonrió. –No puedo creer que no lo hayas preguntado antes. –Lali la miró sorprendida. Hablaba mucho mejor español de lo que ella hablaba inglés! 
-Me engañaste como la mejor. –dijo Lali en un susurro rápido.
-Oh, hold your horses! (Pará, no me hablés tan rápido.) –dijo en inglés. –No entiendo cuando me hablás así.
-Perdón, si hablo así de despacio me entendés?
-Sí, ahora… qué más cosas locas podemos hacer? –dijo en su español algo cantado. –Estás muy segura de que no querés… cómo se dice, besar?
-Besar suena, mal, en mi país se dice chapar. Chapar significa make-out. 
-Awesome. Querés chapar? O nunca chapaste con una chica?
Lali rió. –Mmm. Sólo una vez. Con mi mejor amiga. Queríamos experimentar. –enfatizó la palabra mina como para que Jess también practicara su español y aprendiera los términos que usan los adolescentes en Buenos Aires. –Y demás… tengo novio. Peter, remember? –dijo Lali y miró al suelo.
-Ahh… boyfriend, tema de boyfriend.
-Yeah, boyfriend.
-He is a dick. (Es un pelotudo.) Lo deberías dejar, Lol.
-Lo amo, Jess. –murmuró Lali.
-Well, loving people is for idiots. (Bueno, amar gente es de idiotas.)
-Totalmente de acuerdo. –dijo Lali sonriendo.
-Nos hacemos un tatuaje? Conozco un lugar donde te podés hacer un tatuaje y el chico te hace un piercing for free, pero sólo porque lo conozco. 
-Suena como un plan.
Jess guiñó a Lali.
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De vuelta en Buenos Aires, un mes después, Peter se encontraba a sí mismo tratando de solucionar todos sus problemas. Por un lado… problema número 1: Lali. No la había llamado, ella no lo había llamado y no sabía cómo iban a ser las cosas. Problema número 2: Jenny. Le había dado un ultimátum, o la dejaba a Lali ayer, o no la tenía más a ella. Y problema número 3: No se acordaba, algo que ver el colegio? Cosas que no eran importantes.
El gran problema era que Lali estaba llegando al colegio en dos horas y él no tenía ni idea qué carajo hacía. Eugenia ya lo había cruzado en pasillo varias veces durante el mes y le había preguntado si había roto con Lali si había terminado de una vez este sufrimiento en el que Lali estaba metido y Peter no le daba una respuesta completa nunca. Peter le había preguntado una sólo vez qué sabía de ella y Euge le había contestado que Lali, a la semana de haber llegado a Nueva York le había pedido que cortaran la comunicación porque “tenía que encontrarse a sí misma” y Euge, entendiéndola, la dejó de llamar, pero al menos una vez por semana le mandaba un mensaje para ver cómo estaba. Lali contestaba con mensajes cortos diciendo que estaba bien. Eso era lo único que sabía de su amiga.
Dos horas pasaron en nada para Peter, entre que estaba yendo a las puertas del colegio a buscar a su novia.  
Llegó un auto negro de la nada, muy elegante y Lali salió de la puerta del auto con una valija y una cartera bandolera de cuero gastado (regalo de Jessa) al hombro. Decir que estaba sorprendida al ver a Peter era quedarse corto, no esperaba a nadie. Lo único que quería hacer era llegar a su cuarto, pasar desapercibida y dormir. Tenía un jet-lag del carajo. Estaba exhausta, encima se tuvo que sentar al lado de una mujer con una niña de un año que lloro todo el fucking vuelo y le arruinó completamente el viaje. Por suerte Lali tuvo la decencia de tomar una de las pastillas para dormir de su abuela antes de irse. El crío llorando no la jodió tanto. Pero se perdió las comidas en el avión y ahora estaba famélica. No le sonrió a Peter, ni le demostró emoción alguna. Solamente… solamente estaba ahí parado.
Peter quedó estupefacto. Qué carajo? Lali tenía el pelo rosado, atado en una colita alta un poco suelta, se le veía un poco el marrón en las raíces y un poco en el pelo, pero el resto…rosa. Estaba vestida con una pollera larga, azul marino, y llevaba puesta una remera negra musculosa ajustada con la cara del cantante de la banda The Kooks, en la remera. Finalmente, se cubría con una campera de jean gastado.
Y si Peter pensaba que Lali le había parecido flaca la última vez que la vió… entonces ahora Lali se asemejaba a una anoréxica. Los labios, siempre grandes, los tenía pintados de un morado fuerte. No veía los zapatos, cubiertos por la pollera, pero estaba seguro de que eran de plataforma. 
Lali se acercó caminando hacia él, insegura de que decir. Estiró los brazos y se le corrió un poco la remera que tenía y Peter notó algo que no estaba allí, en el escote, justo arriba de su seno derecho tenía un corazoncito minúsculo tatuado y estaba muy seguro que en la panza tenía otro tatuaje. Y en la muñeca tenía tatuada la letra “E”. Y… perdió la cuenta.
Lali caminó unos pasos más hacia ellos y Peter hizo lo primero que se le ocurrió, que fue envolverla en un abrazo, haciéndola soltar su bolso de cuero. Lali siempre fue liviana, y siempre la levantaba, pero… Lali era una pluma ahora, no había comido, o qué? La levantó del suelo sin esfuerzo y le dio un beso en el cachete. Lali no le dijo nada.
Ella suspiró, finalmente agarró sus cosas y el la siguió atrás. Al llegar a la puerta del cuarto de ella, Lali rebuscó en su bolso, y sacó una llave, la insertó en la cerradura y entró con expresión casi aburrida, dejándolo afuera.
Pitt abrió la puerta para encontrar a Lali ser abrazada por Eugenia. Euge estaba re emocionada y shockeada (pelo rosa) y miraba a Peter como preguntando desde el abrazo, Pitt se encogió de hombros y se sentó en la cama. Lali por su parte, parecía embolada, como si estuviera esperando que este momento pasara. Euge y Lali se soltaron y la rubia la miró de arriba abajo.
-Hoy, por ser de noche y tarde y recién haber saltado del avión… zafás. Mañana vos y yo tenemos charla extensiva. –Euge rió y Lali sonrió un intento de sonrisa. Peter notó que Lali no había abierto la boca ni dicho una sola palabra desde que llegó. Para Lali, eso era decir algo… algo grande.
Lali se sacó la campera de jean, Peter pudo ver sus hombros y sus brazos, sumamente delgados. Euge y Peter la miraban atentamente y ella los miró por arriba de su hombro. –Precisan algo? –preguntó con una voz ronca, un poco cantada. Arqueó una ceja. Peter suspiró, no se había quedado muda o cortado las cuerdas vocales con una cuchara o algo peor. Menos mal.
-Se nos pegó el acento americano? –comentó Euge con una sonrisa.
-Puede ser… -replicó Lali con una sonrisa satírica y la voz todavía ronca. Un celular comenzó a sonar y Lali rebuscó tranquila y sin apuro en su cartera de cuero. Leyó el ID de la llamada y sonrió. –Hola, abuela. –Euge y Peter la miraron confundidos, ella sonrió en la llamada. Todavía su voz sonaba ronca. –Sí, acabo de llegar al colegio… No.–su voz, todavía ronca, sonaba firme. –No, no te voy a dejar hacer eso, no hay chance. –Empezó a caminar por la habitación olvidándose que Euge y Peter seguían ahí, mirando confundidos. –No voy a usar el dinero y listo. Ok? Solo… chau y gracias por aguantarme a mí y a mi locura… y fuiste lo mejor, aunque no te vi tanto. Mandale muchos saludos a Gordon, y estate segura de que te voy a ir a visitar muy, muy pronto. Te quiero. –Lali cortó el teléfono, sin percatarse de que Pitt y Euge seguían allí y que probablemente querían explicaciones, se desnudó, quedándose sólo en corpiño (lila)  y parte de abajo (negra) y se tiró en la cama, durmiéndose profundamente. Claramente, no estaba sobria. En algo estaba.
-Se tatuó! –susurró Eugenia.
-Varias veces… -murmuró Peter. Se veía perfectamente, en una muñeca, la letra “E”, claramente de Emilia. En la otra, una especie de diseño chiquito pero muy artsy. En el seno derecho el corazoncito, en la panza una letra… la letra “P” con una cruz roja sobre ella. En la entrepierna izquierda una “P”, minúscula. En el tobillo, otra “P” chiquitita. Eran muy chiquititas, pero había pequeñas Pes por todo el cuerpo de Lali.
-Vos vas a arreglar esto. Mi amiga volvió de Nueva York con el pelo rosado, tatuada y semi anoréxica. Vas a arreglarlo, o lo arreglo yo muy fácil, oíste?
Había una sola certeza. Lali no estaba bien.
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Soy la peor persona del mundo. De vez en cuando me gusta volcarme a la escritura y postear acá. Sorry que lo tengo tan olvidado. No espero que comenten ni nada, pero es lindo ver que todavía chequean este lugar medio recóndito de internet. Beso grande.

viernes, 28 de agosto de 2015

Stubborn Love Capítulo 2




Lali se recostó en su cama con ayuda de Peter, que al mirarla llorar con tanto dolor, se le contorsionó el rostro en dolor a él también. La abrazó muy fuerte y se quedó con ella, mientras Euge los miraba extrañada. No parecían dos personas enamoradas, pero parecían amarse, sí. Tenían un amor raro, es como si a veces no parecieran quererse, no parecieran querer estar juntos, pero si algo pasaba estaban dispuestos a dar todo por cualquiera de los dos que esté sufriendo.
Peter miró y abrazó a su novia mientras lloraba sin parar, pero sin hacer ruido, un llanto silencioso, simplemente las lágrimas caían y caían y no paraban de caer, sus intentos de limpiarlas eran infructuosos. Suspiró.
Peter se incorporó y se sentó en la cama, con voz muy calmada y medida le preguntó. –Me podés contar qué pasó, La? –Lali levantó la cabeza.
-La encontraron muerta. –respondió simplemente.
-Dónde, Lali, contame, te va a hacer bien…
-Estábamos caminando hablando, recibió la llamada, inmediatamente se fue a la mierda... y la estuve buscando por media hora sin parar. Pensé lo peor. –explicó Eugenia a Peter.
-La, contame… -pidió Peter. –La, te va a hacer bien descargarte, no Euge? –Euge asintió y se sentó en la cama también.
-La encontraron en una carretera, tirada… -Lali inhaló. –Murió por sobredosis. Yo… yo ya sabía que ella estaba metida en eso… y después de todo lo que pasó… No me sorprende, para nada. Pero… eso no quiere decir que duela menos, no? –su voz se quebró y Peter le besó la frente y se recostó con ella en la cama, les hizo una seña a Euge para que se fuera y le pidió que no entre nadie.
-Yo sé que nunca te lo dijo, La… pero tu mamá te quería mucho, Emilia… ella no… ella no quiso…
-Peter yo fui un accidente. –dijo Lali, con vos clara. –Yo fui un error, entendés? Mi madre no me quiso cuando se quedó embarazada a los dieciséis años, no me quiso después de que nací, no me quiso cuando murió. Agarró, parió y se fue dejándome sola. Sola.
-Lali tu papá te cuido. –le recordó Peter.
Lali rió una risa sin humor. Casi cruel. Y Peter sintió una extraña y torcida fascinación hacia ella que lo hizo olvidarse de todo por un momento. -Ah, sí, Nicolás... Peter, podés dejar de ser tan ingenuo? Mi padre me metió en este colegio para no hacerse cargo de mí. Nicolás es… fue un buen padre, en lo básico y Emilia… Emilia. Peter, Emilia me lastimó como nadie me lastimó nunca… -confesó Lali. –Vos sabés lo que fue para mí crecer sin una mamá hasta los ocho años y que en el día de la madre se aparezca como si sólo se hubiera ido por una hora? Yo… me acuerdo que ése día estaba muy triste… -Peter la dejó hablar, necesitaba descargarse. -Apareció de la nada, Pitt… Y yo fui feliz, feliz como nadie, y ella… a la semana se fue y no volvió hasta que yo tuve dieciséis, y cada vez que la veía… ella me miraba y yo sentía en su mirada todo el tiempo “error, error”. Y después empezó a venir cuando ella quería, o cuando se quedaba sin plata y… y cada vez que ella venía yo me hacía ilusiones de que se iba a quedar, y no… se iba. –Lali se quebró. –Se iba, siempre! Y la razón por la siempre todo me sale mal es porque…porque yo soy un error, entendés? Yo, yo, soy el problema. Y todo me va a salir siempre mal, porque… porque… si ni mi propia madre no me quería…?
-Emilia te amaba. –la contradijo Pitt. –Emilia te amaba y cada vez que te veía yo la miraba y ella sentía orgullo por vos, La, orgullo porque vos sos todo lo que ella quiso ser. Vos sos más de lo que ella nunca va a ser, mirame. Ella te amaba, no sólo porque eras su hija, sino porque ella veía que vos tenías sus mejores cualidades y te faltaban sus peores. Vos sos la persona más increíble que conocí en mi vida. Lali, es horrible lo que te está pasando… pero tenés que ser fuerte. – Peter se fue, dejándola sola, luego de decir esto. Ella lloró por horas y cuando finalmente dejó de llorar se durmió profundamente.
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El profesor miró a toda la clase yluego de pasar la lista. –Y otra vez tarde está Espósito! –dijo el profesor riendo.
-No está tarde. –dijo Peter, con un tono sombrío, al lado de él se sentaba su mejor amigo, Simón.
-Entonces qué pasa? –preguntó el profesor, muy preocupado.
-Temas personales. –ofreció Peter. El profesor lo miró a los ojos.
-Hace tres clases que no viene, y ya la voy excusando esas tres veces, le voy a tener que poner falta… -dijo el profesor Noah, suspirando.
-Le cubre la falta a Lali? –preguntó Jenny asombrada, desde su asiento atrás de Peter y Simón.
El profesor sólo sonrió enigmáticamente.
La clase se desarrolló normalmente, excepto que Peter pidió para cambiarse de asiento, así estar al lado de Jenny y el profesor lo dejó cambiarse a regañadientes. Simón no estaba feliz. Al final de la clase, cuando todos se estaban yendo, Peter vio al profesor y a un alumno hablando de la tarea pendiente para la clase próxima. Cuando el alumno se fue, el profesor se acercó a Peter cautelosamente.
-Peter? Podemos hablar? –preguntó cordialmente.
-Ahora? –dijo con tono de queja. Jenny lo esperaba en la cafetería.
-Cómo está Lali? –cómo se enteró este flaco?, pensó Peter.
-No sé…
El profesor alzó las cejas. -Okay, bueno, mandale mis condolencias.
Peter suspiró-Hace una semana que no la veo. No…no está bien y necesita su espacio.
El profesor simplemente alzó las cejas ante el exabrupto de su alumno y se fue por donde vino. Dejando a Peter solo en el pasillo, con un sentimiento de culpa extraño.
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Probablemente era cobarde quedarse en su habitación por toda una semana, encerrada. Cobarde, hay que añadir ése a la lista de defectos, que ya de por sí es sumamente larga. La muerte de Emilia la afectó demasiado. Pero… qué garantía tenía ella de que no iba a terminar como su madre? Qué garantía tenía ella de que no iba a estar sola como su madre? Ya estaba bastante sola ya de por sí.
La presencia de Euge y Nico era reconfortante. La de Simón, también.
La presencia de Simón, casi la hacía olvidar la ausencia de Peter. Casi. Peter le había dicho tres palabras lindas cuando recién se enteró de la noticia y luego la dejó sola, llorando hasta dormirse. No lo había visto desde entonces. Le habían llegado unos rumores de que lo habían visto mucho con la chica nueva. La pelirroja. Lali, siempre siendo extremadamente celosa, se sorprendió al descubrir que realmente se sentía vacía.
Aun así, sentía un sentimiento repugnante en el estómago. Algo que ella querría que fuera algo no tan parecido a los celos. Pero no podía lidiar con eso ahora, no cuando estaba en un estado tan suicida. O sea, imaginate sentir celos, y luto al mismo tiempo. Sería mucho más fácil tirarse a una zanja y dolería menos.
Sintió tres toques en la puerta y su cara se le ilumino por un momento sintió que era Peter. Abrió la puerta con la mejor cara que pudo. No fue muy buena. Se sorprendió realmente al ver que no era Peter el que había tocado la puerta si no el profesor caño. Noah. Cómo pudo confundirlos? Realmente estaba volviendose loca.
-Hola, Lali. –dijo, e inmediatamente Lali sintió una paz que se deslizaba por todo su sistema nervioso. –Cómo andás?. –pregunta, con su acento extranjero.
-Ok, ya sé que falté a muchas clases, y tengo la sensación de que voy a faltar a muchas más, pero no puede ser un profesor normal y no venir a las habitaciones de sus alumnos que tratan de sufrir en paz? Sinceramente, profesor! –dijo Lali con una sonrisa falsa y sarcasmo evidente en sus palabras.
-Por qué sufrís? –preguntó ignorando lo que Lali había dicho recién.
-Se da cuenta que es muy inapropiado que venga a mi cuarto, no? Y mucho más cuando estoy tan vulnerable. –dijo Lali ignorando a su vez su pregunta. Siempre hacía lo mismo, trataba de transformar una situación inocente en algo que no era y no podía parar. El profesor decidió ignorar el comentario.
-Por qué sufrís? –volvió a preguntar el profesor tratando de ocultar una sonrisa. Lali era graciosa hasta cuando no quería. Bueno, por suerte se lo tomó con un humor, cualquier otro maestro lo hubiera tomada de una forma completamente distinta. De una forma inapropiadamente no apropiada, si es que se entiende.
Lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Lali sin fin. –Dónde está la gente cuando la preciso? –gritó a nadie en particular.
El profesor alzó las cejas y rió. -Bueno, si precisás a alguien para descargarte, no dudes en avisar.
-No cuenta. Sos adulto. –dice Lali tosca.
-Ni tanto. -Noah sonrié de costado. -Bueno, te dejo para que te descargues con el mundo entonces...
Lali sonríe sarcasticamente y lo saluda con la mano queriendo que se vaya. Suspira. De vuelta, siendo completamente ruda y maleducada sin ninguna razón en particular. Bien ahí, Mariana.

Peter caminó por el pasillo, ida y vuelta, ida y vuelta. No se decidía si entrar al cuarto de su novia o si irse a la mierda y evitar tener esta conversación. Esta conversación que había estado evitando toda la semana.
Entró al cuarto y la vió. Estaba sentada en la cama, exactamente como la vió la última vez que la dejó. Tenía los codos apoyados en las rodillas y la cabeza entre sus manos y estaba llorando.
Peter hizo notar su prescencia. -Hey, La. -murmuró despacito. -Lali, estás bien? -Se acercó con pasos vacilantes hacia donde estaba sentada su novia y se sentó al lado de ella. -Tenemos que hablar.
-No tengo ganas de hablar. -susurró ella, sin moverse de la posición en la que estaba.
-Lali, si hay algo que tenés que hacer sí o sí es descargarte. Ya. No es vos eso de quedarse callada tanto tiempo. Estoy segura que en cualquier momento te explota la cabeza.
-Es una historia larga y aburrida. –dice Lali, alzando la cabeza y mirandolo de lleno en sus ojos color avellana.
-Tengo todo el tiempo del mundo. –susurra Peter, reconfortante.
-Lo creas o no, yo no tengo todo el tiempo del mundo, tengo que estar en un lugar en unos minutos y… y necesito que te vayas. –dijo Lali muy rápido, poniendo una barrera emocional al instante en que se siente vulnerable.
-Claro… -dijo él riendo por primera vez desde que entró al cuarto. –Vas a ir en pijama?
-Qué? –Lali miró para abajo. Empezó a tartamudear. –Yo… yo… No me decido qué poner todavía… y qué hago dandote explicaciones a vos, que no te importo más, me evitás toda la semana con la excusa de darme espacio para andar... para andar... -Su voz se le quebró y exhaló temblorosamente.
Peter se paró y la sentó en la cama con gentileza. –Lali… Hablame, no te me cierres, por favor. Necesitamos hablar. Necesito saber como estás!
-Estoy claramente mal! -responde Lali, gritando.
Peter pone sus manos en los hombros de ella y luego las traslada a dos lados de su rostro, tratando de calmarla. Suavemente dice –Estoy muy seguro que vas a estar mejor, La. Descargate conmigo, contame todo. Yo nunca te presioné mucho con este tema porque sé que es un tema... -trató de buscar una palabra que no sea ni “sensible”, ni “vulnerable”. Esas palabras no funcionaban con Lali y usualmente provocaban el efecto opuesto de abrirse. -... frágil.
-Peter, no puedo... -susurró Lali. -No puedo.
-Sí, podés. Vos sos Lali. No hay nada que no puedas decirme que me haga pensar distinto de vos.
-Es largo… -dice Lali, ya vencida.
-Estoy acá para escucharte, La. –dijo Peter. -Estoy acá para vos. Siempre. -Lali sintió un escalofrío y una lágrima cayó de su ojo izquierdo.
-Tengo que ir bien atrás, cuando empezó todo. –explicó Lali mientras se secaba las lágrimas de su rostro y hablaba dudosa. –Mi madre, Emilia, se quedó embarazada de mí a los dieciséis, como ya sabés bien... Yo fui un accidente, obviamente, porque nadie se quiere embarazar a esa edad a propósito. Vos sabés que… yo no la conocí mucho, pero era… era un espíritu libre, nada la ataba, me tuvo y duró tres meses y poco como madre, y después se fue a la mierda y me dejó con papá y fuimos siempre nosotros dos.
-Por supuesto, yo quería una mamá… -Más lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y mientras Peter jugaba con un mechos de su pelo escuchandola atentamente. –A los ocho años, el día de la madre justamente, apareció de la nada en casa y fue muy loco, porque me acuerdo que abrí yo la puerta y me dijo, nunca me voy a olvidar estas palabras, me dijo: “Hola, Lali, todo bien? Está tu papá por ahí? Buscalo y decile que soy Emilia, tu mamá.” Yo me quedé shockeada, mirándola atontada en el marco de la puerta y ella, después de un minuto se dio cuenta de que era algo un poco fuerte para tirarle a una nena de ocho años de la nada. Conta con ella para pensar que es completamente normal eso...–dijo Lali lo último con un tono de sarcasmo. Peter rió. Lali se sentía más segura contando la historia. –Me abrazó y buscamos a mi padre. En ese momento me hice la idea que mi mamá había venido para quedarse y que íbamos a ser una familia, por fin. Fue la mejor semana de mi vida. –Lali soltó una risa amarga. –La vida de familia no era para ella. Yo llegué un día después del colegio y mi mamá no estaba, mi papá estaba sorprendido también. No dejó ni una carta, ni un mensaje, ni un número. De ahí en más fue cuesta abajo, nuestra relación, quiero decir...
-Volvió, a los dieciséis, vino a pedir plata. Estaba deteriorada, tenía adicciones. Tomaba más de lo que comía, y era adicta a la heroína y a unas drogas más. No me acuerdo en este momento qué me dijo, pero fue algo como “Perdón por abandonarte a los tres meses, arrepentirme ocho años después, venir y después abandonarte de nuevo, me das plata?” Consideré seriamente gritarle y decirle todo lo que pensaba, yo no tengo problema en eso. Pero agarré, le hice un cheque. –Peter alzó las cejas. –Ok, tratá de actuar sorprendido ante el hecho de que sé falsificar la firma de mi padre. –Ella suspiró y continuó y Peter le dió una sonrisa de costado, animándola a seguir contando. –Como decía, le hice un cheque y la abracé como una idiota. De ahí nuestra relación cayó en un patrón, venía una vez por mes a visitarme y se llevaba un poco de plata consigo. Yo sentía que estaba pagando para tener la relación de madre e hija que tanto quería y nunca tuve. Nunca llegué a saber si me quiso. Pero… me ayudó. Obviamente había temas que no podía discutir con mi padre. Un día me dio su número de teléfono y lloré toda la noche de emoción como una pelotuda. Literalmente me tuve que contener para no llamarla todos los días. La llamaba una vez por semana. -Lali se encogió de hombros.
-Cómo era su tema con las drogas? –Peter preguntó, curioso. Lali no era una adolescente común, mientras que por un lado tenía un lado salvaje en inmaduro, tenía una vejez espiritual y una madurez mental que muchas veces lo dejaba perplejo.
-Nunca dejó las drogas, pero jamás la ví consumir nada. Supe porque mi papá me contó un día, después de enterarse de que nos veíamos tan seguido. Ése día la llame y le dije que viniera a casa que la quería ver y cuando llegó… recuerdo haberle gritado de todo. Los peores insultos salieron y… y le recriminé todo, el haberme abandonado, el hecho de que básicamente le estaba pagando para que viniera a visitarme, su problema con las drogas, lo egoísta que era. Nuestras visitas mensuales se terminaron y no sé cómo carajo hizo para mantenerse. No tenía un trabajo, al menos que yo supiera. Pero a pesar de todo… yo la amaba muchísimo. Y eso es lo que me hace odiarla a ella... y a mí misma.
-Después de eso... sabés la historia... yo fui un desastre, en el colegio reprobé todo, me hice esos tatuajes... y empecé a causar todo tipo de problemas... como vos ya sabés... -Peter sonrió y le besó la mano. Lali sonrió y se encogió de hombros nuevamente. -Y después, un día te conocí a vos un verano. Y vos venías a este colegio y papá se enteró... y me mandó acá también. No lo culpo por no querer hacerse cargo de mí… Lo adoro y él me adora a mí, pero esta no es la vida que él quiso, ser padre soltero y hacerse cargo de una adolescente problemática… No. Estamos mejor así. Lejos.
Peter sonrió. -O sea... que terminamos más o menos bien, no? Nosotros, digo... -Lali le dio una sonrisa triste y luego un beso profundo en los labios.
-Te extraño mucho, Peter. -admite Lali mientras se limpia las lágrimas que no cesar de caer de sus ojos.
-De qué me hablás, yo estoy siempre. Lali, nos vemos siempre. Somos Lali y Peter... -dijo él. Ignorando el hecho que la evitó toda la semana.
-Estás seguro? –ella sonrió con tristeza, secándose las lágrimas.
Peter rió. -Sí, amor. Sí, estoy muy seguro. -Se acercó tentativamente y le dio un beso corto en los labios. Luego se recostó con ella en la cama hasta que se durmiera. Cuando se durmió sin embargo, no se quedó con ella. Se fue por la puerta y suspiró. Llevandose las manos a la cara y pasandoselas por el pelo.
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Era un sábado de tarde, una tarde hermosa, el atardecer lucía rosados y naranjas chillones y Peter se dirigía a la habitación de las chicas. Había quedado con Jenny en ir a caminar un poco por el campus y tal vez ir al cine.
No estaba seguro, pero cuando estaba con ella, sentía que ya no había nadie más. Eran ellos dos solos. Se olvidaba de todo, y realmente estaba feliz. Disfrutando su último año de colegio, con una chica que le gustaba. Realmente se olvidaba de todo. Pero después todo venía. Lali. Se preguntaba realmente qué estaba haciendo? Por qué insistía en hacer su relación con Jenny platónica a los ojos de todo el mundo y los suyos mismos. Por qué mentirse a sí mismo, sobre todo, de tal manera, cuando no podía pensar en Jenny platónicamente ni en su quinta vida.
Se sentía culpable. No había hecho nada con Jenny más que pasar muchísimas horas del día juntos y él tenía que admitir que la única razón por la que “estaba” con Lali en este momento era por culpa. La única razón por la que no había hecho avances con Jenny era por culpa. Y ni siquiera había estado con Lali últimamente, se podría decir que eran novios sólo de palabra. La había visto estas dos últimas semanas cuatro veces…
Entró a la habitación y se sorprendió al encontrarla vacía. Bueno, no del todo, Lali estaba parada buscando algo en su ropero, al encontrarlo, se dio vuelta y se sorprendió al encontrarlo a Peter. Alzó las cejas, esto le molestó un tanto a Peter, pero sabía que en el fondo se lo merecía.
-Hola… -saludó ella, la incomodidad evidente en su voz.
-Hola. –dijo resueltamente él.
-Necesitás algo, Pitt? –preguntó y ahora sin la incomodidad, notó la tristeza profunda de su voz. Notó que estaba más delgada, pálida y que tenía fatiga escrita por toda la cara.
-Eh… no.
-Qué te trae por acá? –preguntó, el tono de reproche en la voz era inevitable.
-Este… -tuvo la decencia de tartamudear un poco y ponerse rojo. –nada… este… Jenny y unos amigos íbamos a caminar por ahí… -mintió.
-Ok. –contestó secamente. –Podemos hablar? Así sin vueltas?
Él suspiró. Lali no era una con quien fingir, lo conocía demasiado. –Por favor.
-Peter… mi papá me llamó ayer. –dijo ella, su voz y su rostro se suavizó considerablemente. –Me… me ofreció irme para casa, unos días, para… para recuperarme y… y… -le estaba costando trabajo hablar, quien era esta chica y qué había hecho con Lali? –me llamó, también… me llamo mi abuela.
-Tu abuela? –Hasta donde había entendido, Lali no tenía abuelos. –Tenés?
-Me acabo de enterar ayer. No quería tener nada que ver con mi mamá…por el “error” que cometió, o sea yo, pero… le pegó la muerte de ella. Me invitó un mes a su casa…
-Me parece bárbaro. –la cortó Peter. Estaba feliz, realmente, Lali necesitaba estabilidad en su vida más que nada.
-… su apartamento, en Nueva York. –terminó Lali.
Peter quedó atontado un segundo. La quería, no lo podía negar, pero… se encontró a sí mismo con sentimientos por otra persona, y francamente, esta era la conversación más larga que habían tenido en semanas y no habían tenido sexo hace como un mes… Novios de palabra, literalmente.
-Yo no sé dónde estamos nosotros, yo tengo entendido que estamos juntos, Pitt, y… yo te necesité y te necesito, pero… la realidad es que no estás. No estás y no se qué se supone que tengo que sentir en cuanto a nada..., no sé cómo comunicarme con vos sin sonar como tremenda perra... Lo que quiero decir es que… lo que yo siento por vos, no cambió. Y no creo que cambie nunca, por más diferentes que seamos...–Lali se acercó a él. –Yo te amo, Peter. Enserio. Y te extrañé mucho, pero no dije nada, porque…porque no te quiero ahogar y porque, no he estado bien. Y no sé si ir a Nueva York con mi abuela, porque no voy a estar por un mes y me mata estar lejos de vos. -No quiso añadir que le daba un toque de miedo dejarlo solo. Tenía completa confianza en Peter, si no la había engañado en dos años, no la iba a engañar ahora que estaba en su peor momento.
-La… yo pienso que tenés que ir. –Era completamente egoísta, ella lo amaba, y le estaba diciendo que no quería ir porque lo iba a extrañar y él… siendo completamente sinceros, quería que se fuera, tenía ganas de explorar lo que sentía por otra persona teniéndola a ella…lejos. –Tenés que ir, Lali, tu abuela te ofrece una oportunidad a una relación nueva. Sin contar todo lo que podés aprender en un lugar así. Adquirís experiencia.
-Decís? –ella se acercó a él y juntó sus labios con los de él en un beso muy tierno. Él le devolvió el beso. Si había algo que siempre iba a tener con Lali, era feeling, química, y por más que la relación en sí se haya desgastado, no era por la parte física.
Él le agarró el rostro y la atrajo más hacia sí. Profundizando el beso, con su lengua, ella saboreó sus labios, pidiendo entrada a su boca, felizmente concedida. Sonrió en su boca, Lali estaba a punto de sacarle la remera a Peter cuando la puerta de abrió de golpe.
Jenny estaba en el marco de la puerta, mirando la escena boquiabierta. –Hola…
Lali y Peter la miraron atónitos. Peter hasta culpable. –Hola… -murmuró él, separándose inmediatamente de ella. Lali lo miró inquisitivamente, como por qué se alejaba de ella?
-Qué hacían? –preguntó Jenny mirando a Peter acusatoriamente.
-Intercambiando saliva. –replicó Lali. Peter le echó una mirada y Lali lo miró. –Qué? Es lo que hacen los novios… entre otras cosas, obvio. –dijo le tiró una sonrisa.
-Ah… siguen siendo novios? –responde ella. Demostrando que si Lali quería jugar, ella iba a jugar también. It’s on, bitch.
Lali agarra a Peter de la corbata y lo atrae hacia sí. –Eh… sí. –responde Lali.
-Sí. –Corrobora él. –Te importa dejarnos un poco a solas, Jennu? Nos vemos afuera.
Jenny lo miró acusatoriamente a Peter nuevamente y Peter se volvió hacia Lali. –Cuándo te vas? –preguntó.
-Si es que voy, tengo que llamar a mi padre ahora y viene un auto a buscarme mañana de mañana. A primera hora. –respondió ella.
-Un auto? –Lali no era tan rica, tenían lo suyo pero su padre siempre la pasaba a buscar.
-Mi…abuela. Ni idea, al parecer mamá… -Lali suspiró, sus ojos se le llenaron de lágrimas y los cerró, no dejándolas salir. –era… –exhaló. –de una familia con muchísima plata.
Peter la miró sorprendido. –Por qué no me dijiste antes?
-Porque no sabía, Peter… además, no es que estuvieras mucho conmigo cuando me despertaba gritando por las noches o me llamaban personas que ni conozco para darme el pésame porque mi mamá se murió. –Lali rompió a llorar y le dio la espalda a Peter.
Él no sabía por dónde meterse. El tema era que la única razón por la que estaba con Lali era por culpa. Le daba culpa y se iba a sentir una mierda si la dejaba en un momento tan… desgarrador para ella. Peter la vio romperse de sufrimiento, y se sintió una verdadera basura al ver a su “novia” derramar tantas lágrimas. Es que podía ser tan boludo de haberla dejado sola sufriendo? Se quedó como un idiota viéndola llorar, no sabiendo qué hacer. Eventualmente, ella lo miró y murmuró unas palabras.
-Vos querés estar conmigo? Si me vas a dejar hacelo ahora, Peter. –dijo Lali con voz quebrada, cara mojada por la lágrimas y ojos rojos. –Hacelo ahora y sé sincero conmigo. Tengo ya, una oportunidad espectacular para superarte de una vez por todas. -Lo dijo con veneno en la voz. Queriendo provocarlo. Darle a entender que ella no iba a ser completamente dependiente de él toda la vida.
Peter suspiró. Examinó la situación. Si la dejaba ahora, ella tenía un mes para recuperarse y olvidarse de él o por lo menos salir adelante, pero él se sentiría una mierda, culposo y no podría disfrutar. Porque, la quería. Mucho, Lali siempre iba a ser una parte importante de su vida. Pero… si esperaba a dejarla, la que se sentiría peor sería ella, porque se aferraría a la idea de tener a su novio esperándola, pero él internamente se sentiría muy bien por haberla esperado un mes…
-Lali… mi amor, yo te amo. –Se acercó a ella y la besó profundamente. –Te prometo que todas las noches te voy a llamar, ok?
A la mañana siguiente, Lali se fue en un auto negro y brillante. Ésa misma noche, Peter y Jenny estuvieron juntos por primera vez.

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Odienme tranquilas... Me lo merezco. Por este capítulo y por todo en genereal ;) 

sábado, 30 de agosto de 2014

Stubborn Love: Capítulo 1


Desde el momento que se conocieron, se notaba a una distancia que eran increíblemente distintos. Él, deportista, de muy buena familia, tradicional, con buenos valores, buenas calificaciones y aún mejor físico. Peter, sin embargo, a pesar de su buen desempeño en clases, demostraba ser un tanto hueco y superficial, por no mencionar completamente ególatra y narcisista.
Ella, por otro lado había sido criada por un padre soltero, su madre habiendo quedado embarazada de ella a los dieciséis y luego terminando con problemas de drogas y alcohol. Sin embargo, Lali creció para ser una chica muy abierta. Oportunista. Impulsiva. Y aunque sus notas y empeño en las clases dejaran mucho que desear, se refugió en el colegio, sus amigos y su novio.
Sus padres aunque por diferentes razones, obviamente, habían optado por mandarlos a un internado en Buenos Aires, uno de los más prestigiosos. Su padre, el de Lali, optó por mandarla allí debido al poco control que tenía sobre su hija y el miedo que le tenía a criarla en su dificultosa adolescencia. Los padres de él lo mandaron allí justamente porque su hijo era el mejor y por lo tanto debería asistir a lo mejor.
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El primer día de clases amaneció muy temprano para todos los alumnos. En especial en el cuarto de las chicas 309 donde, a pesar de que su amiga Eugenia la tratara de despertar varias veces, Lali seguía dormida.
-Lali, amiga dale. –La sacudió sin la menor delicadeza. –Son las ocho menos diez, La.
-Dejame dormir –murmuró irritada. La tarada se había quedado hasta las tres de la mañana en un nightclub fuera del campus, pese a que todos sus amigos le habían dicho que no. Trató de convencer a Peter, pero él no quería ni oír sobre salir el día antes de que empiecen las clases… no. Además quería dormirse temprano. A las nueve y media. Lali bufó, le dio un sonoro beso en la boca y salió por la puerta así de rápido como entró.
-No, yo no te la puedo creer! –dijo Eugenia, más para sí misma que para su amiga, que dormitaba en su cama, sin enterarse de que en menos de diez minutos tendría que estar en clase.
Al llegar la clase, con el tiempo justo, Euge se sentó al lado de su novio e inmediatamente, Peter, el siempre puntual, la saludó. –Buenos días, Lali?
-Me llamo Euge, gracias por preguntar. –replicó la rubia, sarcástica.
-Lali? –volvió a preguntar a Eugenia.
Euge suspiró. –Está dormida, llegó ayer cerca de las cuatro, no hay chance de que llegue, encima creo que estaba un toque... intoxicada. -replicó Euge, tratando de suavizar la oración.
-Yo no te puedo creer, boludo! –exclamó Peter pasándose las manos por el pelo. –Me quema, boluda, te juro que me quema.
-Dejala, mientras no esté con nadie, qué te jode? –intervino Nicolás, relajado como siempre.
-No lo va a cagar nunca, boludo, es Peter! –dijo Euge. –Sabés que nunca te va a cagar ella, no? –ofreció ella sonriente.
Peter le sonrió a regañadientes. No creyendo en absoluto el comentario.–Obvio. Pero no es eso lo que me preocupa… Es el primer día de clases, va a dejarles una mala impresión a los profesores.
-Y? –dijo Nico, sin entender por qué Peter se preocupaba.
-Los profesores son los que escriben las reseñas para las universidades. Lali no puede esperar entrar a una universidad respetable si ni siquiera se presenta primer día del último año en hora… Me quema, boluda, te juro…
Nico y Euge sonrieron y alzaron las cejas, conociendo de sobra lo que decía Peter, pero también entendiendo que la mitad de eso era presión paternal en parte.
A las ocho y diez, los alumnos charlaban animadamente y el profesor no había llegado, mucho menos Lali, que probablemente estaría en el séptimo sueño.
A las ocho y veinte, no había ni rastro del profesor y los alumnos recién ahí se habían como que percatado de que probablemente tuvieran la hora libre. Eugenia y Nicolás comenzaron a besarse a continuación, para disgusto de Peter, que se volteó a conversar entonces con sus otros amigos Gastón y Agustín.
Nueve menos cuarto, entró por la puerta un hombre de unos treinta años, si no es que estuviera en sus veintitantos, vestido con unos pantalones grisáceos, una camisa celeste bien clara, gastada de usarla muchas veces, y remangada en los codos, arriba de dicha camisa tenía un chaleco, y en su cuello una bufanda color celeste pálido, algo tirando al lila. En su cabeza, un gorro de lana gris.
Era rubio. Con algo así como bucles color miel cortos, pero aun así largos. Tez pálida, como el tipo de piel que no puede estar al sol mucho tiempo porque se pone roja o se irrita, y para terminar la imagen, globos oculares grisáceos pero con el tinte justo de azul. Eran de hielo. Sonrió de costado y se presentó. Ni que se tuviera que presentar porque las chicas ya lo habían denominado el profesor favorito y esta materia, cualquiera que sea, se había convertido en su favorita.
-Hola. –se presentó de todos modos. Tenía un cierto acento en la voz. Su voz, que era aterciopelada e inmediatamente, la clase contuvo el aliento. –Soy el nuevo profesor de Literatura, me llamo Noah Bordeaux. Pueden llamarme Profesor Bordeaux.
La clase le correspondió el saludo.
Su mirada recorrió el salón. –Falta gente? –preguntó, y por un momento no pareció que se dirigía a una clase. En ningún momento sonaba como si se dirigiera a la clase, debería tener veintinueve como mucho.
-Mi amiga! –dijo Euge con una sonrisa gigante. Nico frunció el ceño. –Falta mi amiga. –le dijo, la sonrisa no dejando su rostro ni por un momento. –Yo soy Euge. –dijo la rubia riendo como una nena de cinco años. Noah frunció el ceño pero sonrió levemente de todos modos.
-Okaay… -dijo alargando el “okay” y fijándose en la lista.-Eh… que tenía que hacer? –dijo el profesor más para sí mismo que para la clase. Los alumnos se quedaron callados, si el profesor no tenía ni idea, como carajo esperaba que los alumnos la tuvieran? –Ah, sí. Eh… denle la bienvenida a un compañero nuevo…
-Compañera. –oyeron una voz atrás.
-Eh, sí, compañera. –Noah, no parecía tan seguro de lo que estaba haciendo. –Eh… -se fijó en la lista. –Jenny… Jenny? –Dudó en el nombre. Leyó la lista nuevamente. –Jenny Martínez. Dónde está?
Una chica pelirroja alzó la mano y sonrió tímidamente. –Acá. –Tenía una voz dulce, suave. Tenía pecas y ojos claros. Dientes y sonrisa pequeña, pero alta estatura.
-Bueno, bienvenida, Jenny… -dijo Noah
Y ahí sí la pelirroja sonrió, era la envidia de varias chicas, ya que el profesor la había nombrado tantas veces. –Eh… -continuó Noah. –Nada, chicos, esta clase es de Literatura. Estaría muy bueno que se interesen en la lectura... o de última vemos la película si es que esta disponible. El punto es que vamos a trabajar con libros. Les gustan, buenísimo, todo okay. No les gustan? Miren la película. No está la película?... Fuck you, no sé, o lean el libro.
La clase rió sonoramente.
Luego de la breve introducción el profesor comenzó a hablar de nuevo. -Me gusta trabajar en equipos la mayoría de las veces, y como son pares está perfecto. Pongánse de a dos, y acuerdense de que esas van a ser sus parejas de por vida en este año, okay?
La clase rió nuevamente, y se empezaron a poner en parejas, arrastrando los bancos ruidosamente, creando una cacofonía de sonidos francamente espantosa. -No me importa con quien estén, siempre y cuando entreguen el trabajo en tiempo y forma, obviamente. Si hay problemas, no voy a tener ningun incoveniente en separarlos y hacerlos trabajar solos... o mejor aún ponerlos con alguien a quien odien luego de conocerlos un poco más -El profesor Bordeaux guiño a sus alumnos con una clase y encanto maléfico que de no haber sido una casi amenaza para que se comportaran habría sido atractivo.
Casi todos los estudiantes ya en pareja, Peter dejó su mochila en el banco para reservarle el asiento a su novia, una vez que terminó el movimiento de bancos, sillas y estudiantes, el profesor Noah sonrió. –Todos tienen compañero?
Una mano saltó hacia arriba. –Yo no tengo compañero. –dijo Jenny, la alumna nueva poniéndose colorada cuando toda la clase volteó hacia el fondo de la clase para ver quien hablaba.
-Ehh, okay… Alguien le falta pareja? -llamó a la clase.
-Peter vos no tenés pareja, sé con Jenny. –dijo Euge, ofreció Euge.
-Ehh, no gracias, estoy con Lali. -dijo Peter, resueltamente.
-Peter, dale no jodas, Lali no viene hoy. Sé con Jenny. -le dijo Euge, en un susurró bastante fuerte, no sea cosa que Jenny, que estaba arrastrando su banco para sentarse al lado de Peter oyera.
-Boluda, venga Lali o no, soy con ella. -Básicamente lo decía porque no podía confiar en que Mariana mantenga una nota aceptable siendo sola en esta materia. En equipo Peter la podía ayudar a que se ponga las pilas y que mejore en la materia.
-Fa, boluda, tremendo inmaduro, que te cambia ser con Lali o con la nueva? -Tanteó Nico, cansándose un poco de la actitud de Peter.
-Okey, amiga, Sentate nomás. –dijo Peter sarcástico, a Jenny, que lo miró, poniendo los ojos en blanco, mietras se sentaba al lado de él.
-Ahh…
-Bueno, chicos, el trabajo que vamos a hacer es del libro… -Leyó la tapa. –Cumbres Borrascosas. Básicamente es una historia de amor, pero es más complicada y es distinta a las demás de la época. Es un romance entre dos villanos. Heathcliff, el personaje principal, es un hombre que raya en lo maléfico, o sea, es malo, para ponerlo simple, y Catherine, bueno ella es el egoísmo personificado. Cathy es ambiciosa, quiere todo y quiere que todo sea a su manera. Los dos son manipuladores, sin moral, y espectacularmente, estas dos personas, se enamoran completamente. Lo que demuestra que todas las historias cliché de amor, de que personas sólo puras de alma y corazón se enamoran es irreal y trillado, y francamente aburrido, si lo pensamos bien...
La clase escuchó atentamente. El profesor tenía una forma de hablar muy cautivadora. Podría estar hablando de un documental de como crece el pasto y sería interesante con ése tono de voz particular.
-Quiero que lean del capítulo uno al cinco, y para la próxima clase quiero que éstas preguntas que voy a copiar estén respondidas, okay?
Noah a continuación de su monólogo, comenzó a copiar unas cuantas preguntas y luego se sentó en su escritorio al frente de la clase y comenzó a leer el mismo libro que los estudiantes.
De repente la puerta del salón se abre de repente y entra Lali, piel pálida, pelo recogido en un moño desorganizado, corbata revoleada y suelta en el cuello, camisa remangada, y pollera escocesa al revés. Tenía puesto el maquillaje de anoche y estaba todo medio borroneado por la almohada. Una de dos, o estaba llegando tarde o acababa de tener sexo en un ropero. En este caso era la primera opción. Obviamente, duh. La clase la miró perpleja.
-Perdón que llegué tarde. –dijo ella. Miró a Peter como pidiendo perdón y Euge largó una risotada que fue evidente de acá a la China. –Perdón, soy Mariana Espósito, no me ponga llegada tarde en el primer día, profesor, en serio, me van a matar.
El profesor la miró arqueando una ceja. -Obviamente llegada tarde vas a tener. Como te perdiste la mitad de la clase, qué te parece si te sentás en ése banco -señaló al primer banco más cercano a su escritorio. -y te explicó más o menos de que va la cosa. Tenés el libro?
-No. -respondió Lali inmediatamente, puteando en ruso, porque, cómo carajo se puede ser TAN irresponsable? Es el primer día, boluda, ponete media pila.
-Entonces te presto el mio. -El profesor indicó a Lali su asiento, y se acercó para por lo pronto, ponerla al día con lo que habían dado hasta recién. Lali lo escuchó pacientemente, y atentamente, no se podía distraer, porque esa lección era solo para ella. Luego de la explicación, Lali estrechó la mano, como pidiéndole el libro al profesor. -Me lo das? -pidió alzando las cejas.
-Solo por hoy, Espósito. La próxima clase te quiero con libro, en hora y sentada en primera fila atenta, quedo claro?
Lali quedó perpleja, cuántos años le llevaba este tipo? Parecía de veinticinco. -Cuántos años tenés? -Se le escapó, no fue intencional.
El profesor la miró seriamente, y suspiró. -Treinta, por?
-Por nada... - lo que en verdad quería decir era: “Porque parecés de cinco a dos años mayor que yo, boludo, no te copes con el papel de profe.”
-Okay, ponete a leer, Espósito. -dijo el profesor Noah con una sonrisa.
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-Sos una hija de puta boluda, estuviste a centímetros de la boca de ese caño de profesor! –dijo Eugenia saliendo de clase caminando con Lali.
-Lo sé, lo sé. –dijo Lali sobrada. –Cuántos años le das?
-Quiero decir veintisiete porque suena más joven y eso me da más posibilidades para estar con él.
-Tus posibilidades son nulas. Tiene treinta. –dijo Lali, contenta de tener más información que Euge del profesor sexy.
-Tus posibilidades son tan nulas como las mías, tarada.
-Eh?
-Además del tema de la edad está el tema que las dos estamos de novias.
Lali se sintió avergonzada, se re había olvidado de eso. –Dah, no me había olvidado, cómo me voy a olvidar de mi novio?
-Já, te re olvidaste. No sé cómo siguen juntos. Quieren cosas distintas en niveles completamente distintos.
-Los opuestos se atraen, Eugenia, además nos re amamos, no tiene nada que ver la personalidad en eso.
-No sé cómo no lo cagaste todavía. –dijo ignorando el comentario de su amiga.
-Por?
-Por las diferencias.
-Qué diferencias? Ok, tengo que admitir que hay algunos… factores que hacen que la relación sea complicada, pero los superamos bastante bien.
-Sus padres prácticamente te ofrecieron plata para que lo dejes.
Lali trató de ser optimista. –Pero no la acepté…
-Obvio que te ama, te parece que soportaría tu paquete de problemas y aventuras si no lo hiciera?
Lali la miró incrédula. –De qué carajo estás hablando?
-Lali -Euge la miró paciente -, era tan necesario salir ayer de noche? Se quedó re preocupado y hoy cuando le dije que estabas tarde se re quemó.
-Lo que le preocupa es que él se va a ir a la universidad cuando termine las clases y yo me voy a ir a la mierda. Quiere que vayamos a estudiar juntos allá y le preocupan mis notas.
-Boluda… Como que tiene razón. Siquiera tenés idea de que vas a hacer con tu vida?
-Obvio, me voy a ir a Ámsterdam primero.
-Lali no tenés ni idea. -Dijo Euge mirándola seria. Luego frunció el ceño y largó una risa. -Ni plata, para empezar...
-Nadie tiene idea, creen tener idea. Boluda, la vida es corta, vos sabés lo que querés hacer? -Lali abrió los ojos como para dar a entender su punto. -Y la plata es fácil de conseguir. Mi padre algo me va a dar... y luego... no sé, veré que hago...
-Nico y yo vamos a irnos a vivir juntos a Buenos Aires, alquilar un depto y estudiar allá. -contestó Eugenia la primera interrogante de su amiga.
Lali suspiró. –Ése no es el punto, el punto es que Peter me está hartando demasiado, siento como me juzga cada vez que digo algo con lo que no está de acuerdo, o hago algo que desaprueba.
-Te das cuenta como empezamos hablando y vos estabas todo “Peter me ama… superamos nuestras diferencias…” y ahora te estás quejando mal?
Lali se quedó en blanco, debía admitir que su amiga estaba en lo correcto. En sus sueños. –Ninguna relación es perfecta, siempre van a haber diferencias y peleas. Eso es lo que la hace sana.
Euge suspiró.
-Lali, están juntos hace dos años, entre idas y vueltas, él sólo tuvo ojos para vos. Prácticamente te alaba, y están bastante serios… Si Peter estuvo con vos por dos años y aguantan hasta que termine el año… no me sorprendería si el año que viene ya está pensando en casamiento. –señaló el cuarto dedo de la mano izquierda de Lali.
-Me estás cargando? Tenemos diescisiete, y ninguno de los dos venimos de familias aristocráticas… -dijo Lali mirando su mano.
-Sí… vos sabés que Peter es ese tipo de persona… O sea… lo único que quiere es un amor tranquilo, estudiar con vos en la universidad, luego casarse y después…bueno no te tengo que decir, no?
-Cómo sabés esto? Peter en serio está pensando en proponerme casamiento cuando termine el año?
-Lo escuché hablar con Nico.
-Boluda, es cualquiera, Peter me conoce, sabe que no pienso ir a la universidad cuando termine el liceo. Ya hablamos de esto miles de veces.
-Lo hablaron o vos hablaste?
-Lo hablamos. –le dijo Lali. –Ok, sabés qué? Estamos bárbaros, en serio.
-Como digas.
-Te digo que estamos bien. –dijo Lali rotundamente.
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-Me matás, no lo puedo creer que vos también tengas en mente irte a estudiar a Estados Unidos… tienen un sistema de calificaciones impecable.
-Seee, o sea, me encantaría pero mi novia se quiere ir a Europa… tipo de mochilera. –La pelirroja arrugó la nariz para expresar su desagrado. –Pero no sé, falta un año todavía y hay tiempo, no?
-Sí… hay cierto tiempo, pero el futuro no espera a nadie, no? Digo, estás cosas toman tiempo pensarlas, no podés saltar a la más mínima chance, no?
-Es exactamente lo que yo pienso! Hay que meditar, considerar bien. O sea, no digo que haya que pensar TODO, pero las cosas importantes valen la pena pensarlas, darles tiempo, no?
-Totalmente. -Concluyó Jenny. -Qué suerte que hicimos todo esto en clase, nos re adelantamos con Literatura, no?
-Sí, mal. -Dijo Peter y la colorada le sonrió y al ella retirarse del salón vacío, miró para atrás. Por un momento, sus ojos claros cautivaron a Peter, y le regaló una sonrisa de costado a la chica.
Al toque sintió una culpa abrumadora. Se tuvo que sentar dos segundos y el corazón se le paró. No... Peter conocía esta sensación. La conocía perfectamente y sólo le había pasado una vez en toda su vida. Cuando conoció a Lali. Por supuesto, no era igual, con Lali le pasó en el momento en que la vio. Con esta chica la tuvo en cuanto la miró a los ojos.
Y lo estresó, porque... por primera vez en mucho tiempo, no había ningun drama con Lali. No había terceros en discordia, tenían sus problemas, sí, qué pareja no los tiene? Pero estaban estables. Sin ningun tipo de drama adolescente. Es más, ya estaban casi predestinados a tener problemas adultos. Y ahora le tenía que venir este... deseo de pasar un rato más con esta chica de rulos color fuego?
Por primera vez no hay ningún drama, todo está…bien. Tenía sus amigos, era el chico más popular de todo el campus, era el último año y tenía a Lali. Pero quería todo eso? Realmente quería a Lali y quería ser el chico perfecto?
Capaz se había convencido de que quería a Lali porque ella siempre fue como…deseable? Sí, es muy deseable y es muy linda y es…es todo es muy fuerte... cada emoción con Lali es intensificada. Desde una caricia hasta un cumplido, con Lali es todo mucho más grande de lo que realmente es. Con todos sus defectos la quiere, y mucho. Pero últimamente, sentía que…que llevaba dos años con una misma chica. Entre idas y vueltas siempre había estado prendado con Lali. Cortaban, volvían, se peleaban, se amigaban, chapaban y se odiaban y amaban. Pero siempre fue Lali. Y ahora, era el último año.
El último año, carajo.
Y qué había ganado? Había realmente valido la pena pelearla tanto, para haber llegado a un punto en el que ni siquiera podía decir con certeza de que Lali valía la pena?
Peter negó con la cabeza, trantando de sacarse estos pensamientos de la cabeza. Estaba estresado. Todo esto era mucho para él... era el último año, y era su última oportunidad para entrar en una buena universidad y estaba simplemente estresado... con mucho en su plato...
Lali entró al salón vacío unos momentos después con una sonrisa en la cara y se inclinó para besarlo. Peter aceptó el beso de buena gana, los labios de Lali siempre habían sido fuente de consuelo, pero esta vez sólo sentía el gloss de frutos rojos en sus labios… Y la miró, realmente la miró. Tenía una cara que le hacía reír, todo el maquillaje de la noche anterior borroneado en sus mejillas y ojos... y sin embargo, Lali no se disculpaba con nadie por eso. Era... era especialmente Lali, no se disculpaba con nadie por ser como ella es. Pero se llevó un shock cuando se inclinó a besarla, esperando sentir a Lali en su boca y al terminar el beso: No… no sentía nada más. Se separó y la miró. Estaba feliz, contenta. Y por más que quisiera que todo fuera de su manera... simplemente querían cosas distintas, y al parecer él quería a alguien distinta ahora. Pero decidió dejar de lado esos sentimientos y centrarse en su novia.
-Peter, tenemos dos horas libres porque faltó la de Historia. Querés venir un poco a mi cuarto vacío y seguimos lo que empezamos anoche? –Y ahí estaba de nuevo, Lali básicamente le estaba ofreciendo sexo en su cuarto por dos horas y el no sentía nada.
-Quedé con los chicos. –Dijo rápido. –Chau. –Sin besarla agarró su mochila y salió disparado por la puerta. Lali se quedó parada ahí, en el medio del salón, tratando de decifrar la actitud de su novio.
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Cuando el horario escolar termina, decide volver a pensar en Lali. Como luego de que rechazó lo que ofrecía en el salón de Literatura la evitó todo el día. No podía distraerse. Era el primer día del año. Simplemente estos sentimientos NO podían estar surgiendo ahora. Y usualmente su mente se ponía en marcha cuando veía a Lali, entonces decidió evitar esos sentimientos al evitar a la fuente de todo pensamiento: Lali. No quería hacerla sentir mal, realmente era lo último que quería, odiaba ver esa mirada rota que le daba cuando pensaba que había hecho algo mal…capaz ése había sido un error de él. Siempre le echaba la culpa a ella y ella, teniendo un complejo de culpa, tomaba toda la responsabilidad. Debería pararla y hacerse cargo de sus errores, pero así es más fácil. Él está limpio, y sabe que es egoísta pensar así, pero no le importa.
Está caminando por los pasillos cuando vislumbra en uno de los salones una cabellera colorada y rizada. Como si se tratara de un imán es atraído hacia ese salón y queda parado en el umbral de la puerta, viéndola mientras escribe muy concentrada. Está sola y él esta solo.
-Hola. –Saluda él. Ella levanta la cabeza, y lo mira. Instantáneamente le regala una sonrisa de oreja a oreja y se levanta de su silla y camina hacia el. Lo saluda con un beso de prepo en la mejilla. Peter decide que le encanta.
-Hola… Jenny, no? -Se hace el interesante. Siempre funciona.
-Sí! –responde entusiasta. –Te acordaste mi nombre. –dice con ternura.
-Imposible olvidarlo. –le asegura él. Y ella sonríe nuevamente. -Hablando eso, noté tu ausencia en la clase de Historia de recién...
Ella sonríe otra vez. –No me inscribí a esa, Peter…
-Por? –pregunta.
-Hay una razón por la quieras que me inscriba? -pregunta ella con una sonrisa.
-Pasar tiempo conmigo no es suficiente? –dice y finge estar realmente ofendido. Ella se ríe y él nota una risa ligera saliendo de sus labios finos, labios finos y elegantes.
-No sólo pasaría tiempo con vos… -contesta ella. –No está ahí tu grupo entero de amigos? Junto con tu… novia? –dice y teme la reacción del chico que le gusta.
-Sí, pero no estamos haciendo nada malo, soy sólo un amigo invitando a su muy linda amiga a que se una a mi clase preferida.
-Es tu clase preferida? –sonríen los dos.
-Sos pésima cambiando de tema, colorada.
-Colorada?
-Ya tenés un nickname por Peter Lanzani, podés morir tranquila. –Ella se ruboriza y él siente un nudo inexplicable en el estómago.
Peter no se da cuenta de todo el rato que pasa simplemente charlando con Jenny, recién se dan cuenta de que pasaron dos horas y está oscureciendo. Mira su reloj y ve que ya casi son las siete y media de la noche. Deciden irse a comer algo juntos. Como amigos.
Se sientan en la cafetería del colegio juntos, los dos comparten una pizza margarita, con tomate y rúccula y empiezan a hablar de nuevo. Peter ya no se siente aburrido. Empieza a llegar la gente y Peter ve a Nicolás, Simón y a Gastón que lo saludan y lo miran extraño, Jenny los saluda con su siempre presente sonrisa y los invita a sentarse, pero ellos, cordialmente niegan.
Luego justo cuando él y Jenny terminaron de comer y se están por ir, se tropiezan con Eugenia, que busca a Lali por todas partes. Y su expresión de preocupación absoluta deja a Peter algo sorprendido.
-Peter qué carajo hacés acá? Viste a Lali? –se calma momentáneamente para ver la situación ante sus ojos, con quién está Peter y el modo que el pasa su brazo por la cintura de ella. Su mente se aclara y decide que este no es el momento para hacer un escandalo. Es momento de buscar a Lali –Peter vení conmigo, tenemos que buscar a Lali. –Peter la mira con ojos grandes y abiertos. No entiende porque Euge está tan neurótica ni qué pueda estar pasando que sea de tanta urgencia.
-Euge, calmate un toque, y explicame, qué pasó?… -pregunta simplemente Peter. –Todos notaron de acá a la China la expresión levemente celosa de Jenny, que se alejó un toque de al lado de Peter.
-Peter no encuentro a Lali, es importante esto. -Eugenia decide ignorar la situación presente y enfocarse en lo importante ahora. Que es Lali. Y DÓNDE está Lali. Y por qué NO APARECE Lali?
Peter se levanta de la mesa, y agarra la mano de Euge.
En ese instante llega Lali, con una expresión devastada en el rostro, hablando por celular con alguien más y tratándo de que las lágrimas que se mueren por caer y mojar sus mejillas no lo hagan. Lali corta la llamada de celular bruscamente y Euge se acerca a ella con siguiendola.

Lali mira a Eugenia y con ojos brillosos de lágrimas, le implora. -Sacame de acá. -Pide con voz leve como un suspiro. -Sacame de acá, Eugenia, por favor.
-Lali, amiga, ey… -Euge trató de hablarle. –Lali, mirame y decime que pasó.
-Sacame de acá -dijo con la voz quebrada. Peter y Euge la agarraron de las manos y la llevaron a su habitación, donde la sentaron en la cama y Lali finalmente se dejó quebrar y llorar y largar todo. –La encontraron… -Lali empezó a respirar entrecortadamente y se aferró a Euge, ella la agarra y le pasa el brazo por el hombro, mirándola sufrir y sufriendo ella también. –La… la encontraron… muer-…muerta. Muerta, la encontraron muerta. –Logró decir finalmente. Eso fue suficiente como para que Peter saliera de su trance y se aferre a Lali como si su vida dependiera de ella.

Al parecer el drama había vuelto... tanto que se había quejado.

Y había vuelto para quedarse.

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Okay, sinceramente no esperaba esto, pero esta historia la tengo hace bastante sentada en mi escritorio y luego de editarla un poco, pensé, "Por qué no subirla?"

No puedo decir que siento el mismo amor por estos personajes como el que sentí hace un tiempo cuando la escribí, pero necesito distraerme un poco de la vida y esto siempre ayudó.

Dije que era posible que volviera a esto y acá estoy. Beso enorme.