Amor Arreglado Capítulo 32

Wow... wow... wow... Capítulo 32. Es demasiado.  Nunca creí que fuera a llegar tan lejos... Bueno, gente. Hoy estoy completamente aburrida, asi que voy a subir este y otro mas... y posiblemente, otro mas. No he parado de escribir y quiero que se enteren YAAA como va la novela. No quiero adelantar nada. Quiero que sea pura sorpresa. Si quieren que siga subiendo FIRMEN! LA MARATÓN LA HAGO AHORA Y VOY A ESTAR CHEQUEANDO....
Nada, simplemente GRACIAS. Por leer, por sus comentarios... LEO TODOS. O sea, aunque sean pocos. Quiero que me firmen asi subo uno lo más pronto posible. BESO ENORME!--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

En eso sale María riéndose a carcajadas mientras mira su celular. Lali lo mira amenazadoramente a Peter y luego la mira a ella.

-Qué pasa, Lali? –pregunta inocentemente María.

-Nada, turra. Todo bien, Peter me traerías un helado? Gracias.

-Acabamos de almorzar, La.

-Te pedí opinión? No. Gracias por apurarte, mi amor. –dijo furiosa. No sabía si lo que había visto era casualidad o no, pero últimamente confiaba bastante en Peter. Qué bastante? Le confiaría su vida. Confiaba plenamente en él.

Peter se fue a la cocina y Lali se quedó con María. Sola.

-Ay, Lali… Te noto un poquito enojada, puede ser? –preguntó con la misma voz aguda e insoportable que usaba siempre.

-No, no te parece… -dijo utilizando el mismo tono de voz que ella –Estoy demasiado enojada. –dijo ya cambiando el tono. –Te podés ir de acá, turra? Y por irte de acá, me refiero a irte de mi vida, y por irte de mi vida, me refiero a no verte nunca más. Gracias.

-Ay… -se hizo la pobrecita. La muy turra. Pero no volvió a molestar a Lali.

Pasaron varias semanas. Cuatro para ser exactos. Lali se despertó del séptimo sueño muy acalorada. Se quedó tumbada en la cama boca arriba, hasta que le vino una urgencia. Saltó de la cama y se dirigió corriendo al baño, donde Peter se estaba lavando los dientes.

-Volá de acá! –Lo empujó cómicamente –Salí, me hago pis, andate!

Lali salió unos minutos después y se rió al ver que Peter tenía toda la boca con espuma y tenía el cepillo en la boca. Pero él se quedó mirando fijamente un punto en el espacio. Lali paró de reír y siguió el hilo de la mirada de Peter y se tapó los pechos. –Qué mirás, desubicado?

-A ver, La, ponete de costado, por favor. –pidió.

-Qué? –preguntó Lali confundida y un tanto enojada por el descaro de Pitt.

Peter entonces se agachó y dijo –Ey, ya tenés pancita, Lali. –algo enternecido.

-Cómo? –dijo alarmada, se miró al espejo, se irguió y hundió la panza. No había caso, tenía un poquito de panza. Peter tenía razón. –Se nota mucho? –preguntó preocupada –Ey, Peter, te estoy hablando!

Él se había quedado mirándola –Eh, mas o menos, La. Qué tiene que se te note?

-No sé… En algún momento se lo vas a tener que decir a tu vieja, no?

-Se lo vamos a tener que decir. –la corrigió él.

-Esperemos a que se note más, no?

-Como quieras, pero se va a dar cuenta sola, para mí.

-Ey, pudiste hablar con tu viejo? Porque yo tengo una vida, Peter. Quiero volver a Buenos Aires.

-Todavía no me pude comunicar, no sé que pasa. La verdad que no lo entiendo. Pero, qué vamos a hacer nosotros? Yo no quiero que te separes de mi, mientras estés con el/la bebé, quiero criarlo/la.

-Peter, obvio que lo/la vas a criar vos también! Pero yo, quiero el divorcio –lo miró con una sonrisa. –No quiero seguir casada.

-Querés volver con el Doc? –le preguntó con una sonrisa insulsa.

-Y no sé, todo puede pasar. –dijo Lali sonriendo provocativamente desatando una expresión de celos en el rostro de Peter.

-No te creo. –dijo él un tanto molesto.

Lali le sonrió. Se vistió y se fue a desayunar. Estaban Peter, su vieja y María. Resta decir que no se había ido. Lali los saludó y tomó una factura y la mordisqueó. –Hola, buenos días. –dijo Lali –Que se cuenta?

-Estaba hablando con Mery, de la idea que ella tiene de mudarse a Buenos Aires, nena. Van a ser vecinas! –dijo alegremente su suegra.

-Mirá vos...

Peter la miró con los ojos bien abiertos. Como suplicándole por favor, que no diga nada. Lali decidió no decir nada, no porque Pitt se lo pedía, si no porque no tenía energía suficiente para bancarse a estas dos perras.

La mañana transcurrió tranquila, la tarde también. A las cinco de la tarde más o menos, Lali le avisó a Peter que se iba a caminar un rato a la playa, que no la esperara para cenar. Él no hizo ningún comentario, simplemente asintió y la dejó ir tranquilamente. Curiosamente estaba muy frío, distante.

Lali caminó despacio, tranquilamente, Cris le había recomendado no hacer demasiado ejercicio, pero simplemente no podía quedarse todo el día sentada sin hacer nada.Mientras caminaba lentamente, pensaba en Peter, había cambiado bastante. Bueno, había cambiado para ser su Pitt, el hombre del que ella se había enamorado a los quince años. Y estaba cariñoso, hasta le había perdonado el incidente con Gastón. Lali nunca había sido ese tipo de chica que se babeaba por un chico, pero hoy mientras le hablaba del bebé, casi lo hacía. Estúpidas hormonas del embarazo, pensó. Bueno, el punto era que Peter estaba comportándose como su Peter. Su Pitt. Suyo, de nadie más.

Luego de dos horas, estaba exhausta, no daba más, usualmente aguantaba hasta cinco horas caminando sin parar. Seguramente estar más cansada de lo normal era otro de los irritantes síntomas del embarazo.

Hacía mucho calor. El aire estaba pesado, y había muchos mosquitos. Lali no soportaba los mosquitos, pero pensándolo bien, había muchas cosas que Lali no soportaba últimamente. Al llegar a la casa, fue directamente a la cocina a buscar un vaso de agua bien fría.

Luego de beberse como cinco vasos de agua, se dirigió hasta su habitación. Entró lentamente, y se tiró en la cama. Recién se dio cuenta de que no había nadie en la casa, faltaban las constantes críticas de su suegra y las exclamaciones de María y faltaba Peter. ¿Dónde estaba todo el mundo?