Una Opuesta Atracción Capítulo 15

Ok, acá va otro, mi internet va mejorando de a poquito... creo? --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------RECOMIENDENNNNNNNNNN------------------------------------------------------------

A la media hora un auto plateado y formidable frenó y empezó a andar a la par con ella. Se abrieron los vidrios polarizados de las ventanas y un tipo con lentes de sol le sonrió.

-Bombón, te llevo a algún lado? Es casi un crimen dejar pasar a alguien como vos.

Lali alzó la vista. Sonrió. –De cacería, Peter?

Se sacó los anteojos con nerviosismo y la miró. Pelo largo y brilloso, ojos delineados, cuerpo con unas curvas que mataban y esos labios rojos… los mismo labios que varios días atrás le habían dado ganas de… Esos labios.

-Lali? Qué…? Qué hacés acá sola? –preguntó nervioso.

Lali sonrió amargamente. –No sé, no sé qué hago acá.

-Todo… todo bien? –Tartamudeó al ver su escote.

-Todo bien. –Dijo ella.

-Querés que… querés que te lleve a algún lado?

-No te preocupes, me gusta caminar. –respondió ella.

-No, enserio, te llevó, adónde querés ir?

-No importa… enserio, no tengo que ir a ningún lugar. Me estaba yendo justo, de un boliche…

-Subite al auto y contame, dale. –dijo Peter.

-No… no gracias. –Dijo Lali.

-Lali, si te dejo sola…

Lali imitando su voz dijo. –Es casi un crimen? –Y se empezó a reír a carcajadas.

-No te puedo creer… -masculló –Nadie jamás me hizo… -Se bajó del auto, abrió la puerta del pasajero y la metió en el auto.

-Ay! –se quejó ella. –Imbécil. –Él trancó el auto, para que ella no pudiera salir y se subió al asiento del conductor.

-Jamás en mi vida le abrí la puerta a una chica, así que sentite afortunada. –dijo él molesto.

-Lo dije antes y lo voy a volver a decir ahora. Sos muy creído, Peter. Enserio, te lo digo de onda, bajá los humos.

Arrancó el auto y le preguntó. –Entonces, por qué te fuiste del boliche? –cambiando de tema.

-No… no era mi ambiente.

-Y sí, si era el boliche de unos kilómetros atrás era un basurero…

-Ah, sorry, soy Peter Lanzani, voy solo a lugares top…

-Reíte, pero no voy a lugares top… Iba a una reunión con unos amigos.

-Ah, sí? –dijo ella. –Peter, enserio, me gusta caminar, vos andá a lo de tu amigo, y no sé, bajame acá…

-No, te venís conmigo. –dijo él.

-Che… tenés esa manía de dar órdenes... No se dice “te venís conmigo”, se pregunta “te gustaría venir conmigo…?”. Si estuviéramos saliendo y me decís una cosa así, no volvés a ver la luz del sol, amigo…

-Ah, sí? Bueno… te gustaría venir a lo de unos amigos conmigo? Así está mejor?

Ella sonrió. –Así está mucho mejor.

-Bueno, querés?

-Como querer, quiero… no sé igual si encajo ahí, Peter.

-Cómo no vas a encajar? –Lali arqueó una ceja. Él se rió. –Dale, vení, va a estar divertido.

-Bueno, ok… -Luego puso una cara un poco triste. –Te puedo hacer una pregunta…? Pero necesito que me respondas con total sinceridad, Peter.

-Mmm? –Dijo mientras conducía, esta vez a una velocidad un poco más normal. –Dale, contame.

-No, mejor no.

-Dale, Lali, contame… somos amigos o no somos amigos?

-Tengo que contestarte eso? Los amigos no me doblan el tobillo.

Peter la miró consternado. –Te doblé el tobillo? –Lali asintió. Peter se sintió como la peor persona del mundo. –Ay… Perdón, perdón, Lali… No, no fue mi intención, estás bien?

-Sí! Ahora sí –dijo ella riéndose. –Pero me dolió por unos dos días.

-Perdón, me perdonás? –Dijo culposo y sintiéndose pésimo. Era una basura, le dobló el tobillo!

-Sí. –dijo sonriendo con esos labios rojos. Él le sonrió de vuelta.

Peter frenó ante un portón enorme. –Hola, Fernando! Soy Peter! Abrime!

Un señor salió y les abrió la puerta con una llave. –Hola señor Peter! –luego miró a Lali. –Nueva chica?

Peter sonrió, pero Lali le contestó. –No. –y lo miró a Peter sonriendo. –Para aclarar, no?

Peter le sonrió a su vez. –Por supuesto, no queremos que piensen cualquier cosa… Pero te aviso, cualquier otra chica se sentiría halagada, qué halagada, halagadísima de que la confundieran con mi novia… Pero vos, claro…

-Odio que me confundan con “cualquier chica”, siempre hablás de ella… Cualquier chica haría esto, cualquier chica no haría lo otro. Andate con “cualquier chica” entonces… No da que hablés de ella, no? –dijo Lali bromeando.

-No lo puedo creer! Mariana Espósito hizo una broma. Tengo que recordar este momento como sea! –dijo bromeando él a su vez. Sacó su teléfono y le sacó una foto sin que ella se diera cuenta. Se estaba riendo, y sus labios rojos se curvaban en una sonrisa, le brillaban los ojos. Guardó la foto.

Peter aparcó el auto en un estacionamiento para invitados espectacular. Lali nunca había visto una casa tan inmensa, parecía un Country Club. Peter le abrió la puerta. Cosa para recalcar.

-Te lo vuelvo a decir, sos la primera chica a la que le abro la puerta. En mi vida fui tan caballeroso, eh…

-Y esta es la parte que yo me tengo que sonrojar y decirte: “Ay, Peter, sos tan lindo y especial!” –se rió Lali.

-Estás chistosita hoy, eh… Y te digo algo, te va a sonar a joda o a chamuyo… pero estás muy linda.

Lali arqueó la ceja. –No te creo.

-En serio, me sentí así re importante cuando Fernando creyó que estaba saliendo con vos… -dijo sonriendo y conduciéndola por un caminito de piedras en medio del césped.

-No te creo, enserio… El otro día recién salías con una modelo… no me acuerdo el nombre, pero yo ni me comparaba con la mina. –dijo Lali con una sonrisa.

-Con Nina? –dijo él.

-No sé, Peter! Esperás que me sepa el nombre de la mina también? Ni idea…

-Era Nina… Sí, es linda, muy linda para ser sinceros… Pero, no sé…

El caminito de piedras los condujo a un parrillero con una piscina inmensa, donde había unos sillones con una pequeña mesa de madera patinada de blanco. Allí sentados, con esa vista de la casa por delante, estaban los amigos de Peter. Al verlo, empezaron a gritarle. Se les acercó a Lali y Peter, Agustín.

-Agustín! –lo saludó Peter.

-Boludo! Llegó El Gran Lanzani! –les gritó a los demás.

-Claro… y después tiene todo ese ego… -susurró Lali.

-Qué?

-Nada, nada… -dijo Lali.

-Boludo! –se saludaron con un abrazo. –Me muero cambiamos el modelo, Lanzani? Nos cansamos de las rubias altas y traemos a una morocha petisa? –le susurró el al oído a Peter riéndose.

-Callate, esta no es para joder, no es mi novia, boludo. Es mi amiga, la que te conté, que era mi profesora. –dijo él, serio. –No estoy jodiendo con ella.

-Ah, bueno… Hola! Agustín Sierra, seguro ya me conocés igual, tu nombre, chiquita? –dijo con una actitud bastante similar a Peter.

Ah, son iguales todos acá…

Peter se pegó en la frente con su mano y Lali arqueó una ceja. –Agustín Sierra, no… no te conocía, mi nombre es Lali, un gusto. –dijo con un tono que indicaba perfectamente que por ser famoso, ella no iba a respetarlo.

Agus alzó las cejas y lo miró a Peter. –Me cae bien esta.

-Lali, no me llamo esta… -dijo mirándolo a los ojos.

-Me encanta, boludo. –Le dijo Agus a Peter.

Agus los condujo a donde estaban sentados los demás amigos de Peter, esta vez eran pocos y todos famosos, Nicolás Riera, Gastón Dalmau y Máximo Reca, modelo principiante.

Luego de saludar a todos se sentaron en uno de los sillones blancos y se unieron a la charla, que ahora que Peter había llegado, se había vuelto toda acerca de él.

-Peter! Presentá a tu nueva novia! –dijo un rubio musculoso que estaba sentado al lado de Lali.

Claro, preséntenme a mí, preséntense ustedes que ni siquiera me dicen el nombre dando por sentado que ya lo sé!

Peter se rió, pero Lali lo miró al rubio que había hecho el pedido. –No soy su novia… -Frunció el ceño. –Perdón, no sé tu nombre.

El rubio alzó las cejas. –Dos cosas raras acaban de pasar! Peter trae a una chica que no es su novia, ni sabe mi nombre! –se empezaron a reír a carcajadas y Lali sonrió confundida.

-Pará… por qué raro? –quiso saber ella.

-Lali, no? –dijo él. –Nicolás Riera, un placer… Qué sos de Peter? –quiso saber.

-De Peter…? Varias cosas, Nico… -dijo Lali.

-Cómo qué cosas? –insistió. Peter se rió, pero lo que iba a decir Lali lo iba a dejar muy mal parado ante sus amigos.

Lali lo miró a Peter y luego lo miró a Nicolás sonriendo. –No da que lo diga. Lo voy a dejar muy mal a Peter.

-Dale! –insistió Gastón.

-Dale, decilo…  No importa -dijo Peter sonriente.

-Soy su tutora. –dijo Lali.

Las carcajadas estallaron otra vez. Lali se unió esta vez y Nicolás incluso se abrazó a ella mientras reía.

-No, pero enserio, no se rían… Me va mucho mejor en el colegio desde que Lali me enseña… Además, no solo es mi tutora. -dijo Peter atrayendo a Lali hacia sí y alejándola de Nicolás que la seguía agarrando.

-Ah, sí? –dijo Gastón.

-Es mi amiga! –dijo Peter.

-Enserio? –dijo Lali.

De ahí en más la conversación fue fluida. Lali estuvo presente en las charlas y se dio cuenta de que se estaba divirtiendo demasiado en mucho tiempo. Quien hubiera dicho que una reunión de hombres púberes famosos y millonarios pudiera ser tan divertida.

-No… no y la primera vez que me tocó darle clase, Peter se re enojó porque yo no lo conocía y me miró con una cara… No, tendrían que haberlo visto! –dijo Lali. Agustín se empezó a reír estruendosamente. Y hasta Peter se estaba riendo como loco.

-Y me dice… “No me conocés? No te suena El Gran Lanzani?” Y a mí me daban ganas de matarlo porque el flaco se re creía…!

-Enserio dije eso, La? –Peter estaba con lágrimas en los ojos de la risa. –Qué boludo, por Dios…

Lali sonrió. –Puedo pasar al baño un minuto, Agus? –le preguntó al dueño de casa.

-Sí, entrás por ahí, seguís derecho, tercera puerta a la izquierda, peti, precisás ayuda?

-Eh… sí, me gustaría que me acompañes. –dijo ella completamente seria.

-Dale. –dijo Agustín con intención de levantarse.

Lali alzó las cejas y se empezó a reír. –Te estoy jodiendo, boludo.

-Ah, ah… Me agarraste, petisa! –dijo sentándose.

Mientras se alejaba le dijo. –No me gusta que me digan petisa, ta? Es medio hiriente. –Cuando Lali entró a la casa y se perdió de vista todos empezaron a mirar a Peter.

-De dónde carajo sacaste a esta chica y por qué la tenías escondida? –preguntó Nicolás.

-No la tenía escondida. –dijo Peter tomando un trago de su bebida.

-Me encanta… no la había pasado tan bien en mucho tiempo. –dijo Agustín. –Además, es la primera mina que lo bardea a Peter, boludo y el muy tarado se ríe. Te tiene muerto.

-No me tiene muerto. –dijo Peter con el airecito de suficiencia. –Yo la podría tener a mis pies en dos minutos, pero tenemos una muy linda amistad.

-Peter, esta no es otra del montón, boludo. Minas como éstas no se encuentran todos los días. Si no estás saliendo con ella… pasame su número que yo la invito a salir. –intervino Gastón hablando completamente en serio.

-Con esta no se jode, boludo. –dijo Peter con cara de espanto.

-Y después dice que no lo tiene muerto, esa misma cara pusiste cuando la peti me hizo me hizo el chistecito del baño.

-No le digas peti, no ves que no le gusta?

Agustín estalló en carcajadas. –No, pero te lo digo en serio, se parte, me pasás el número o se lo pido yo? –dijo Gastón seriamente.

-Me estás jodiendo? Mariana es una mina complicada… además si la lastimás, te aviso que el hermano es boxeador.

Nicolás se empezó a reír. –Pero posta que se parte… tiene muy buena delantera.

-Podés dejar de hablar de Lali, boludo? Es prácticamente mi hermana… te gustaría que hable así de tu hermana?

-Pedófilo, mi hermana tiene tres años, pedazo de pelotudo! –dijo Nico.

-Ah… sí, bueno, no hablés así de Lali.

-See, no te la creé nadie, Lanzani.

-De qué hablaban? –inquirió Lali, que volvía del baño descalza, con los tacones en la mano. Descalza era aún más bajita.

-De vos. –dijo Nico, franco cómo es él.

-En serio? –dijo Lali con una sonrisa. –Espero que bien.

-Muy bien, no te imaginás. –Le dijo Gastón.

-No sé cómo interpretar eso… -replicó ella.

-No hay que interpretarlo. –contestó el rubio pelicorto.

-Este… Peter, yo te iba a decir, estoy un poco cansada… Me llamo un remise o algo y me voy yendo, dale?

-No. –dijo Peter.

-Sí. –discutió ella.

-No, quiero decir que yo te llevo a tu casa.

De pronto se formó un silencio incómodo entre el grupo de amigos. Esos silencios que aparecen de la nada.

-No es necesario… enserio. –dijo ella ahogando un bostezo.

-Listo ya está, estás muy cansada te llevo yo, no se discute. –dijo Peter agarrándola de la mano y llevándosela.

-Pará, Peter, me quiero despedir. –dijo soltándose y dirigiéndose a los sillones blancos nuevamente donde estaban todos.

-Ehh, bueno, a la próxima venís sí o sí, eh. Dame tu teléfono. –pidió Agustín.

-No se dice “dame tu teléfono”. Vos sos de la misma escuela que Peter, no? –dictaminó ella con una sonrisa chiquita. –Dame tú celular que te anoto mi número.

-Gracias. Venís sí o sí, eh, Lali.

-Chau, Nico. –Nico le dio un beso en cada mejilla y la levantó del suelo en un cálido abrazo.

-Chau, Gastón, Maxi. –Gastón le dio un beso sentido en la mejilla y él único que la saludó normalmente fue Maxi.

-Bueno… vamos, La… Te caés de sueño, amiga. –dijo él riendo.

-Nada que ver. –dijo y luego bostezó. –Bueno, un poquito que ver.

-Vamos al auto. –le pasó el brazo por la cintura y la condujo la auto. Una vez los dos adentro, Peter arrancó y se dirigió al departamento de Lali. En el camino, ella se acurruco en el asiento delantero y cerró los ojos lentamente.

-Te digo algo? –dijo con expresión burlona en el rostro. –Creo que nadie, nadie que se haya sentado en este asiento se haya sentado tan sexy como vos ahora.

Lali se rió mientras abría los ojos. –Obvio, re sexy. Por favor… soy todo menos sexy yo.

Discrepamos bastante, amiga…

-Decís? –la miró.

-Digo. –declaró ella somnolienta.

Lali se durmió profundamente y al llegar a la entrada del edificio y estacionar el auto, Peter la trató de despertar sutilmente…

-Lali! –la zarandeó bruscamente. –Lali, despertate que ya llegamos! Dale!

-Mmm… -dijo ella simplemente. –No… No te vayas…

-Hablás dormida? Dale, Lali, despertate… Me tengo que ir! –dijo apurado. Su celular empezó a sonar, Peter atendió apurado.

-Agustín, qué carajo te pasa ahora? –espetó molesto al celular.

-Eh, no es manera de contestar! Escuchame, llegaron a casa unas chicas… que te morís, si es verdad que no estás en algo con tu amiga, venite ya para casa. No lo vas a lamentar…

-Cómo? Enserio? Ya voy para allá, bancame diez minutos y estoy allá. Chau.