Una Opuesta Atracción Capítulo 18

Pido nuevamente disculpas por el internet, no se va a arreglar en el futuro cercano chicas, así que pido paciencia. El beso de Lali y Peter... faltan unos capítulos, pero les avise que se iba a hacer esperar, nuevamente gracias :) -Paz ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------.

-No sé qué carajo te pasa. –dijo, y se fue por la puerta.

Y mientras Peter se iba, sintió que una roca pesada se instalaba en su pecho, justo como lo había sido antes, y unas lágrimas amargas salían de sus ojos.

Lali se despertó sobresaltada a la mitad de la noche. Figurita repetida. Se levantó de la cama y miró el reloj despertador. Eran las seis y treinta y cuatro. Mejor se quedaba despierta, tendría que estar levantándose en media hora igual para asistir a clases, así que no hacía mucha diferencia.

Ella sabía que la depresión había vuelto, sabía que había vuelto a meterse en ese remolino que giraba y giraba sin parar y esta vez, ella sabía que no iba a poder salir sola. No tenía fuerzas. A medida que la fecha se acercaba, sentía adentro un vacío tan, pero tan grande que no tenía explicación.

Durante las últimas semanas, se había escondido, se había aislado de todo el mundo, al igual que la vez pasada. Lucas dejó de llamarla después de que ella lo rechazó como unas diez veces las invitaciones a salir, a llevarla al colegio, a todo en general. De su hermano recibía pocas llamadas y de su abuela, menos. Y de Peter… menos que menos que menos, que menos. Cero.

Llorar pasó de ser una costumbre a ser algo que hacía automáticamente. A veces, ni se daba cuenta de que estaba llorando y eso sí que era un problema. Le pasaba a menudo en clases, estaba llorando y ni se había dado cuenta y tenía que salir apurada de la clase a lavarse la cara y secarse las lágrimas.

Se sentó en el sillón y se abrazó las rodillas. Inmediatamente, lágrimas empezaron a caer de sus ojos. Hace exactamente un año, este mismo día sus padres habían muerto. Todo porque el estúpido freno del auto estaba averiado.

Un año, el más difícil de todos. Su teléfono comenzó a sonar, sabía que recibiría esa llamada, lo sabía. Agarró el teléfono con manos temblorosas y apretó el botón verde.

-Hola. –murmuró con voz quebrada.

-Lali. –contestó una misma voz, a punto de llorar. –Hermanita, cómo estás?

-Bien. –mintió. –Estoy bien.

-Mentira, Lali. –dijo Victorio. –Yo sé que estás mal hace bastante, pero tenés que salir. No sabés lo que me gustaría estar con vos en este momento, La.

-Te quiero, no te preocupes por mí, ta? –dijo llorando. –Vico, te quiero.

-Estoy seguro que papá y mamá les gustaría verte feliz, linda. Dale?

-Te quiero mucho. –dijo simplemente. –Te quiero mucho, Vico.

-Yo te quiero más, Lali. Por favor, no te pongas mal, hoy divertite y recordalos con una sonrisa, como yo, ok? No te quiero triste, oíste?

Suspiró al otro lado de la línea telefónica. –Sí, Vico. Chau.

-Te quiero, por favor, no estés mal, Lali, si vos estás mal yo estoy mal, te adoro, hermana.

 -Chau. –Y cortó la llamada.

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Sonaba en el estéreo de su auto “Naive” de “The Kooks” mientras iba al colegio, su celular empezó a sonar frenéticamente.

-Hola! –gritó molesto para que su voz se oiga a través de la música. –Quien carajo es?

-Peter! Tanto tiempo! –exclamó una voz conocido. Ricardo, su agente.

-Qué carajo querés? –dijo bajando la música.

-Ey! Qué te pasó? –preguntó alegre.

-Qué carajo querés, Ricky? –volvió a preguntar. Oyó su risa familiar al otro lado de la línea telefónica.

-Tenés que empezar a filmar la película, hoy, valor. Ya hablé con tu viejo, podés faltar al colegio! Hablando del colegio, cómo te lleva la vida normal?

-Cómo qué hoy? Me estás jodiendo? No empezábamos hasta dentro de un mes.

-Se adelantó, Peter. –explicó. –Te quiero hoy mismo en el cementerio de San Isidro, oíste?

-Filmamos la escena de los zombies? –preguntó con una sonrisa en el rostro, amaba filmar escenas de riesgo.

-Sí, de los zombies, la filmas con Natalie Pérez.

-Vamos, carajo! –Natalie era su pareja de ficción en la película.

-Bueno, parece que te cambié el estado de ánimo.

-Mucho, ya voy yendo para allá, Ricky. Nos vemos!

-Chau, pibe, nos vemos allá.

Cortó la llamada y con una energía renovadísima aceleró y se dirigió para filmar la película.

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Sonó el timbre que indicaba el final del día de clases y Lali salió de su parálisis. Se colgó su cartera al hombro y se dirigió corriendo a la parada de bondi. Cuando se sentó en el asiento, al lado de una viejecita amigable, se fijó la hora. Eran las cuatro y cuarto de la tarde.

Bajó en su parada y caminó hasta su destino. Al llegar, abrió la pequeña puertecita de hierro y caminó sobre el pequeño caminito de piedras, el pasto estaba cortado uniformemente y un poquito húmedo y vio diferente tumbas en el camino. Era un día nuboso y con humedad.

Cuando distinguió su objetivo se acercó con pasos vacilantes, y cuando estuvo suficientemente cerca se agachó y tocó la tierra húmeda con los dedos. De algún modo, sintió la tierra limpia y fría y escarbo con sus dedos unos centímetros, solo porque se sentía bien.

Empezó a llorar en silencio y las lágrimas cayeron en la tierra.

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-Corte! Qué carajo pasa con la cámara veintitrés? –gritó el director enajenado. –Peter! Perdoná, pibe, hay que esperar media hora para seguir filmando.

-Todo bien, emm… voy a recorrer el lugar un poco, dale?

-Sí, obvio, en media hora  seguimos. Precisás algo? Un café, té, algo para comer? Cualquier cosa avisale allá a Diego.

Peter se dirigió a su remolque, abrió la puerta y al entrar se tomó una botella de agua. Iba a salir cuando sintió que alguien tocaba la puerta.

Era Natalie. –Peter! Te estaba buscando. –Natalie era alta y de ojos verdes, con una pelo ondulado castaño con destellos rubios. Era muy linda. –Te iba a decir… Besás muy bien, compañero.

-Gracias. Es una habilidad que practico con regularidad. –Le lanzó una sonrisa matadora y ella suspiró. Reacción completamente esperada.

-Esperaba que me dijeras “vos también”. –Admitió acercándose un poco más.

-Sí, lo que pasa es que es muy pronto, necesitaría otra muestra…

Ella puso sus labios en los suyos y lo beso dulcemente. –Precisás otra muestra ahora, compañero? –ella sonrió y sus labios se curvaron en forma de corazón.

-Creo que fue suficiente, compañera. Permiso, voy… voy a recorrer el lugar, necesito… un tiempo a solas, te importa, Nat?

-No querés que te acompañe?

-No, gracias, compañera. –Y le guiñó un ojo. –Pero, otro día… seguro, belleza. –Otra vez sonrisa matadora, otra vez suspiro. Típico.

Se dispuso a caminar por el cementerio para alejarse, de las cámaras, el servicio, todo. Necesitaba aire. Y por qué cuando besó a Natalie, al abrir los ojos vió a Mariana sonriéndole? Se estaba volviendo completamente loco, alucinaba.

Mariana estaba loca también. Era la primer discusión que tenía con una mujer en la que le gritaba ella también y lo desafiaba y lo… Lo volvía loco y en el mal sentido. Si la tuviera ahora en frente en este instante le gritaría y la insultaría y la… Nada. Pensamiento fuera de control. Otro síntoma de locura.

Mientras caminaba por el cementerio y sentía la brisa fresca y húmeda empezó a mirar a su alrededor. En un momento, a unos dos metros de donde él estaba vio a una chica de pelo largo y marrón oscuro de espaldas, agachada ante dos tumbas.

La chica tenía puesto un sweater verde oscuro y una pollera gris, también llevaba unas botas de cuero puestas. Se acercó más a la chica, si creía quien él creía que era, hoy definitivamente era su día de suerte.

Comprobó que era ella y sintió un extraño júbilo en su interior que desechó rápidamente. –Pasatiempo nuevo, amiga? –dijo en un tono que parecía estar escupiendo las palabras en vez de decirlas.