Una Opuesta Atracción Capítulo 17

Perdón por la espera... culpen a mi wi-fi. No se esperan quien llega.... Ame sus comments, girls... enserio, quería subir en cuanto me llegaban las notificaciones al celular, pero no hay caso, no podíaaaa, espero que entiendan. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-Querés café? Estás muy bueno.

-Cómo? –dijo Peter sonriendo traviesamente.

-El café… digo, el café está muy bueno. –corrigió su error fatal.

Peter tomó un sorbo de café e hizo una mueca. –Este café esta espantoso, Lali. Horrible.

-No tomes si no te gusta. –dijo ella ofendida.

Peter se rió. –Voy al baño, ya vengo.

-Dale, tapate ya que estás! –dijo ella mientras él se iba. –Por dios, que bueno que está… -Tomó un sorbo de café. –Espantoso…

Tomó otro sorbo e hizo una mueca. De pronto, como si todo se callara, oyó que alguien giraba la llave en la cerradura. Lo primero que pensó fue que estaban forzando la cerradura. Pero no, ese sonido era claramente una llave girando dentro de la cerradura. Y de pronto, cayó. No! Solo tres personas tenían acceso a la llave de su departamento. Ella, Victorio y…

-Nena! Dejá de quedarte ahí parada como una tonta y vení a saludar a la abuela! –Una mujer regordeta y bajita con un vestido verde esmeralda hasta el suelo, cientos de collares colgando del cuello y un bolso gigante y rojo de piel de cocodrilo, caminaba hacia ella con los brazos abiertos y una gran sonrisa en el rostro.

-Abuela! –exclamó Lali con una sonrisa nerviosa. –Llegaste! Justo ahora! –dijo con los ojos bien abiertos.

Que Peter salte por la ventana, por favor, que Peter salte por la ventana.

-Llegué! Viste? No sabés el viaje que hice, estuve por Indonesia, conocí a este señor…

-

Peter salió del baño y se asomó a la puerta que daba al living-cocina de Lali. Estaba ella, sentada en la mesa de la cocina, escuchando nerviosa el relato de una señora, que se vestía muy raro. Cuando lo vió abrió mucho los ojos, dándole a entender que se esconda, o que se vaya. Pero… decidió darle una sorpresa a las dos.

Respiró hondo, sonrió de costado y grito desde el baño. –Mi amor! El sexo estuvo GENIAL! Sos una fiera en la cama, no parabas más, mi amor! No había quien te parara, una tigresa salvaje. –Suspiró exageradamente. –Me dejaste de cama, literalmente. El mejor sexo que tuve jamás, gorda!

La señora abrió mucho los ojos y se dio vuelta, la imagen de Peter que tuvo fue…sexy. Él, en bóxer, apoyado contra la puerta.

-Nena! – Exclamó atónita la abuela. La miró a ella, que se tapaba la cara y a él, que le sonreía, a ella, a él, y sucesivamente. –Qué…?

-Hola, señora. –la saludó Peter con una sonrisa de oreja a oreja. –Lali, preséntame, gorda.

La abuela seguía perpleja. No paraba de jadear. –Eh.. Nena… tenés… quien… este… Vos sos el actor famoso! –logró decir al fin.

-Peter Lanzani –Sonrió de costado. –El novio de la nena.  –La abuela casi se cae de culo.

-Cómo? –Lali al fin pudo articular algo. –Eh… Abu, esto… esto…

-Nena, vos tenés en cuenta la edad que tenés? Tu hermano sabe de esto? Me parece que si supiera...

-Ay, señora… no sé su nombre. –Levantó a Lali de la silla agarrándola de las axilas y se sentó él en la silla y luego la sentó en su falda. Lali lo miró queriéndolo matar.

-Encima! Encima tiene el tupé para… -trató de decir la abuela.

-Señora, tengo las mejores intenciones. –dijo Peter disfrutando la cara de enojada de Lali y de agarrarla de la cintura.

-Abu… no… no te enojes, fue un malentendido, nada más… -dijo Lali nerviosa mientras rompía una galletita aplastándola con su puño.

-Nena, yo entiendo todo perfecto! Estás… intimando con… con un actor muy famoso… andá a saber…

-No! No, Abu, no pienses eso… No… Peter… -Lali empezó a respirar entrecortadamente y a jadear. –No!

-Mi amor… estás muy nerviosa. –Dijo Peter con una sonrisita –Estás bien? –Luego, dirigiéndose a su abuela dijo. –Pobre, está muy ansiosa últimamente, creo que está embarazada. –Y llevó su mano al abdomen de Lali y empezó a frotarlo mientras sonreía divertido. Eso fue demasiado para la abuela de Lali, que luego de un trágico suspiro, se desmayó.

-Vos sos idiota!? –bramó Lali. –Sos idiota? Mi abuela! –Peter se reía, con lágrimas en los ojos mientras Lali trataba de levantar a su abuela y a llevarla al sillón. –Ayudame que vos causaste esto! Vos me debés odiar mucho para hacerme una cosa así. Decirle a mi abuela…! Tenés algo ahí adentro? –tocó la cabeza de Peter.

-Ay! No te preocupes, gorda. –dijo empezando a reírse otra vez.

-Podés vestirte!? Es mucho para mi abuela ver… eso?

-Bien que esto te encantaba anoche, gorda. -Sonrisa burlona.

-Andate antes de que te mate!

-Mi amor…. –riéndose como loco otra vez.

-Salí de acá! No me importa si estás en pelotas, te vas de acá! Te vas! Ojala te vea todo el mundo! Salí de mi casa. –declaró Lali enojada. –TE VAS!

-Pará, pará, dejame agarrar mi pantalón por lo menos! –dijo, esta vez un tanto arrepentido por haberle hecho enojar tanto.

-Te vas! –dijo furiosa.

-Wow, ahora sí estás hecha una fiera. –Dijo un poco asustado.

Lali fue enojada al cuarto y le tiro la ropa en la cara. –TE VAS. No lo vuelvo a repetir.

Peter se fue corriendo mientras se ponía el pantalón y agarraba las llaves del auto. Se subió y condujo hasta lo de Agustín donde los encontró a todos sus amigos en la piscina con unas chicas buenísimas, que de seguro eran las de ayer a la noche.

-Bueno! Al parecer la fiesta continúa de día! –exclamó.

-Al fin! –le gritó Agustín, que al parecer había tomado un poco demás. –Llegó, Natasha! Mirá!

La muchacha giró la cabeza rápidamente y le sonrió a Peter de oreja a oreja. Tenía el pelo largo hasta la cintura y rubio platinado. Caminó con elegancia, mostrando su delgado cuerpo y acercándose a Peter de un modo cuasi felino.

-Hola, Peter. –La chica se le acercó y puso las manos en el pecho desnudo de Peter.

-Hola…

-Podés llamarme Nati. Wow, era cierto, sos Peter Lanzani en persona, y dejame decirte, lindo, sos mucho más sexy en persona.

-Ya sabés lo que dicen, belleza.

A pesar de que eran las siete de la mañana, empezó a tomar los daikiris que el mayordomo de Agustín traía continuamente. Uno, dos, tres, cuatro… siete? Diez. Cuando Peter estaba ya demasiado entrado en copas, un Agustín más sobrio le paró en seco.

-Boludo, ya está. Son como las nueve. Tenés a esta chica esperando desde las tres y media.

-Eh?

-Nada, te dejo mi cuarto, aprovechá.

La chica tomó la iniciativa y empezó a chapar con Peter. Así, a los chapes, llegaron a la habitación de Agustín y se tumbaron en la cama. Respirando entrecortadamente Nati murmuraba. –Ah… ah… Este es mi sueño desde que vi “Amores Asesinos”.

-La que actué con Calu Rivero? –dijo Peter entre besos.

-Esa… Ah, Peter… sabés como besar… Sos… único. Peter. –dijo ella mientras se deshacía de su remera.

-Vos estás buenísima, te partís, belleza.  Juro que dejo todo por vos, Lali. –Natasha detuvo el beso y se incorporó. –Pará un toque. –dijo Peter con la voz tomada por el alcohol. –Qué te dije?

La chica, hipersensible, exclamó. –Me llamaste por otro nombre! No sos igual a Eliseo! –Personaje que había interpretado en “Amores Asesinos”. –Él… él no se olvidaría de mi nombre!

Peter, con la mirada perdida, dijo. –Claro que Eliseo no se olvidaría de tu nombre, tarada! Yo no soy Eliseo, soy Peter, pedazo de pelotuda! Peter! No existen hombres como Eliseo! Por qué en la raza humana están jodidamente extintos, belleza! Y si te la vendí con Eliseo es porque soy un actor de la puta madre que hace enamorar a pendejas pelotudas como vos, querida! Y si te confundí con otra, jodete. Andate a la mierda y dejame dormir, carajo.

La chica se fue llorando y atravesó el patio donde estaban todos. –Ey, qué te pasó, querida? –preguntó Agustín, preocupado.

-Tu amigo es un tarado! –exclamó la chica. –Un tarado! Me… me… -no podía ni hablar de lo afligida que estaba.

-Dale, nena, qué te hizo Peter?

-Me… confundió con una tal Lali! –Para desagrado de la chica, Agustín se empezó a reír a carcajadas. –Son todos unos idiotas! Idiotas! –exclamó frenética.

Agustín seguía riéndose y cuando les contó a los demás, se rieron juntos todos. Continuaron la fiesta y Peter continuó durmiendo, pero esta vez, mucho más solo.

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-Entonces… No estás embarazada? –Preguntó su abuela por milésima vez.

-No! No estoy embarazada, Abu! –replicó Lali cansada. –No estoy embarazada, ok? Que quede ahí adentro. –Señala la cabeza de su abuela.

-Y no estás saliendo con este famoso? –volvió a preguntar.

-No! No, para nada, es un amigo… no, no es un amigo, es mi alumno.

-Tu alumno? –preguntó confusa.

-Sí, mi alumno, soy su tutora. –Replicó ella sintiéndose contenta de zafar de la situación sin mentiras.

-Entonces por qué tu alumno salió en ropa interior de tu cuarto… proclamando esas chanchadas?

Lali suspiró y se tapó la cara con las manos. –Es muy bromista, además… Viste los actores, son re creídos y no te imaginás lo creído y egocéntrico y presumido y… -se quedó sin adjetivos.

-Pasa algo con este? –preguntó su abuela, intuitiva.

Lali abrió la boca y se quedó sin palabras. –PARA NADA. –Logró decir. –Para nada. Nada, nada, nada… NADA.

-Bueno…

-Podemos cambiar de tema? Contame de tus viajes. –pidió ella.

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El lunes a las seis de la mañana, Peter se despertó sobresaltado. Había pasado todo el fin de semana llamándola y mandándole mensajes y no había recibido respuesta alguna de Lali.

Me estás obligando a hacer algo que no quiero, petisa…

Así pues, a las seis y media en punto, Lanzani tocaba como desesperado la puerta del departamento de su amiga. –Dale! Yo sé que estás ahí, Mariana! Dale! Salí de ahí, tenemos que hablar!

-Qué es este ruido!? –Una chica flaquita y de voz chillona sale de la puerta vecina y al ver a Peter sufre una conmoción. –P…Pet…Peter… Lanzani! Peter Lanzani! –grita.

-La puta madre, Mariana! Vení y Abrime la puerta ya mismo!! –Brama Peter, una pizca de súplica en el tono de voz. –Lali, vení, carajo!

-Peter! Peter! –La chica se cuelga de él. –Sos Peter Lanzani!

-Sí, ya sé quién soy. Te parece que no me conozco a mí mismo? –espetó nervioso.

-Ay, qué lindo que sos, Peter… -lo miró la chica como embelesada por su belleza. –Sos divino, Peter.

-Mirá vos, nadie me lo había dicho antes. –dijo con sarcasmo.

-Enserio? Me firmás un autógrafo y te sacarías una foto conmigo? –pidió la chica.

-Mariana, te voy a matar! Abrime la puerta antes de que la tire abajo!! –grito y aporreó la puerta.

-Me da la impresión de que venís a ver a Mariana? –inquirió la chica con los ojos bien abiertos.

-Te parece? –Otra vez el sarcasmo en la voz.

-Sí, me re parece… Ella te gusta? –preguntó la metida.

-Qué te importa? –espetó Peter.

-Nada… lo que pasa es que comparada con el tipo de chicas con las que salís, Pitt…Como que ella ni arranca. Ay te puedo decir Pitt? Así entramos en confianza, Pitt, porque está bueno conocer gente nueva y yo sé todo de vos, pero vos nada de mí, así que estaría super re bueno conocerme a mí… -siguió parloteando.

Esta vez la súplica en el grito fue muy evidente. –Lali! Por favor te lo pido abrime la puerta porque la mato! La mato, Mariana, Abrime la puerta, petisa!

-Bueno, entonces te contaba de Mariana… no es muy linda la chica, es como que media bajita, como bien acabas de llamarla, no te parece? Y tipo además como que tiene el pelo re opaco, así re marrón. Por qué lo tiene marrón…? Digo, todo bien, es mi vecina de toda la vida, pero esta todo el día seria, además, yo a veces la espío, viene al departamento llorando… Pero llorando mal, a lágrima suelta, la pobre. Te dije mi nombre? No? Te lo digo?

-Lali te lo suplico! Abrime la puerta porque me mato acá mismo, me pego un tiro y me corto las…

-Qué carajo querés? –le abrió la puerta enojada, hecha una furia.

-Ay, Mariana, de donde conocés a Peter Lanzani? Viste la chica con la que salió el otro día, era una modelo super linda que me parece que es mucha competencia para vos, no? Peter y yo nos hicimos super amigos en los minutitos que estuvimos charlando acá, antes de que vos abrieras la puerta y creo que hicimos una conexión, no Pitt?

Lali rió amargamente. –Te debería dejar charlando con Olivia.

-Sí, me llamo Olivia, si querés me podés decir Oli,  y sí, me re parece que Peter se quede charlando conmigo así le cuento de mi vida y exploramos a fondo nuestra conexión, que es re importante, me parece, digo yo, no Peter?

-Un gusto. –Agarró a Lali de la cintura y la empujó hacia adentro del departamento, cerró la puerta y dejó a la loca hablando sola.

-Peter, qué querés? –Estaba afligida, tenía los ojos rojos y estaba pálida.

-Estás bien?

-Sí. –dijo ella sin fuerzas.

-No estás bien, no te creo un carajo, Lali.

-Estoy bien. –dijo ella con la voz quebrada. –No me gusto la bromita que le hiciste a mi abuela, sabías que casi me lleva al doctor para hacerme una ecografía, tarado? Se cree que sos mi novio!

-Te hiciste la ecografía? –No podía evitar reírse. –Eh?

-No, al final la convencí de que era mentira. Odio tus bromitas, espero que te quede claro, la última que hiciste me dejó sin trabajo.

Peter agachó la cabeza. –Perdón. Tu abuela se fue?

-Sí, siguió viajando. Me dejan sola, acá. Todos. –su voz se volvió ronca, a punto de llorar.

-Eso es lo que te iba a preguntar! Tus viejos? O sea, tu hermano es mayor de edad, pero qué onda tus viejos, Lali? Te dejan sola, loco!

-Mis viejos…

-Te puedo ser sincero, así tipo la cruda verdad? Tus viejos son unos boludos, porque dejan a una chica menor de edad, sola, no te mandan ni un peso y te hacen trabajar, tenés que hacerte cargo de todo! Cuando deberías disfrutar, La! –dijo molesto.

-Andate de mi casa, Peter. –dijo sumamente ofendida.

-Qué carajo dije ahora? Podés dejar de estar tan jodidamente susceptible? Como que jode.

-Andate de mi casa.

-Solo porque te digo la verdad? Solo por eso? Negadora! Aceptá las cosas como son, Mariana!

-Qué cosas? –dijo ella, ya con lágrimas en los ojos.

-Que te dejaron sola, tus viejos se fueron a la mierda, tu abuela vino acá de casualidad y tu hermano te dejó! Y te veo acá, sola, remándola, laburando, estudiando duro…

-Y te da lástima? Te doy lástima por eso venís acá y me das el placer de tu compañía, pedazo de egocéntrico? Por eso te quedás acá? Andate de mi casa, Peter! Te vas.

-Pará, boluda, qué carajo estás diciendo? –de pronto se enfureció con ella. –Trato de animarte, de que cambies la cara de amargada que tenés todo el tiempo, de alegrarte la vida y mirá como me tratás!

-Andate, te aconsejo que no hablés si no sabés, Peter, andate de mi casa, por favor. Andate. –Esta última palabra la dijo casi como en súplica. –Andate, por favor. –Voz quebrada y lágrimas luchando por salir de sus ojos.

-No sé qué carajo te pasa. –dijo, y se fue por la puerta.

Y mientras Peter se iba, sintió que una roca pesada se instalaba en su pecho, justo como lo había sido antes, y unas lágrimas amargas salían de sus ojos.