sábado, 14 de septiembre de 2013

Opuesta Atracción Capítulo 36

Oh god, nada, medio decepcionada porque hay re poquitos comentarios? Probablemente sea porque soy una boluda que no sube más rápido los capítulo. Nada, estoy re aburrida, elijan un tema de qué hablar en los comentarios o algo (o alguien a quien criticar, seamos sinceros, criticar es lo más ;) y me sumo!)

Nada, aca está el capítulo!

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Lali notó contenta que a medida que pasaban los días,  Lucas estaba cada vez mejor. Lo veía a las mañanas, cuando lo levantaba todos los días a las siete y veinticinco, porque Lucas era insoportablemente puntual, que sonreía cuando dormía. También babeaba cuando dormía, pero ella leyó en algún lado que si babeas cuando dormís quiere decir que dormiste bien, así que lo deja pasar.
La rutina oficial es, levantarse, darse una ducha, arreglarse con el atuendo para la oficina, despertar a Lucas y desayunar charlando. Lali tenía que confesar que pensó que este verano iba a ser un embole, pero… se la estaban pasando bien ellos dos, y ocasionalmente cuando venían los amigos de Peter, Nico y Agus a comer al depto.
Esa mañana al levantarse, Lali encontró a Lu cocinándole el desayuno y le vino un extraño deja-vu de otro chico que le había cocinado el desayuno. Sonrió.
-Madrugando?
-No hay otra. –contestó Lucas, sonriendo.
-Qué estás haciendo? –preguntó Lali curiosa.
-Nada. –contestó simplemente.
-La última vez que dijiste eso terminé con el pelo rubio platinado y raíces morochas. Más te vale que no hagas nada que me lo deje violeta.
-Okay, Mar, ya entendí que no agradeces el cambio de look, creí que ibas a ser más receptiva cuando veas que te preparé un desayuno.
-Volvés a cocinar? –preguntó Lali con la cara iluminada.
-Vuelvo a cocinar. –La cosa es que Lucas era, bueno, es un cocinero excepcional. –Estoy pensando en ir a una escuela de chef o algo. Me gusta. Relaja.
-Creo que es lo mejor que dijiste desde que llegaste. Cómo vas a pagarla? –preguntó curiosa Lali mordiendo una tostada con manteca y mermelada de frutilla. Su favorita.
-Conseguí otro laburo, Mar. –dijo, con una pinta de orgullo en su voz. –De miércoles a domingo soy mesero en Flo por las noches. Pagan bien.
-Si sabré yo… -dijo Lali irónica. –Pagan muy bien. Pero te echan por nada. –comentó.
-Bueno, no importa, no pienso enemistarme con Dolores Oviedo muy pronto. –comentó entregándole un café a Lali y sorbiendo el suyo propio luego de hacerlo.
-Lu, enserio estoy contenta por vos. Orgullosa. –dijo ella sonriendo. –Excepto porque me dejaste el pelo color Barbie, volviste a ser mi mejor amigo.
-Tenía que hacerlo, tenía.
-Callate.  –dijo Lali mirándolo seria.
-Te queda bien! –insistió por quincuagésima vez.
Y era verdad, el moño que portaba con el cabello atado le favorecía. Junto con la camisa celeste y la pollera de oficina corta beige justo diez centímetros sobre las rodillas y los pies adornados con unas sandalias trenzadas de cuero sintético. Lucía… adulta.
-Callate. –repitió.
-Te hago un cumplido, boluda. –dijo sonriendo.
-Qué hora es? –preguntó ella con preocupación. La charla se había extendido demasiado.
-Ocho y cinco. –contestó él mirando el reloj. –Te llevo?
Lali lo miró extrañada. –En qué me llevás? –preguntó alzando una ceja.
Él sonrió. –En mi auto.
-Qué auto? –inquirió ella preocupada. –Lucas, qué auto? Cómo carajo conseguiste un auto si no te para entrar a la escuela de cocina?
-Te podés calmar? Digamos que estoy haciendo las paces con mis padres?
-Cuando? No me separé de vos ni un momento. –dijo ella interrogativa.
-Lali, la noche que saliste a romper la noche con tus amigotes famosos. –contestó él riendo. No podía creer que Lali Espósito se junté con esa gente. Le caían sorprendentemente bien, pero ni a palos era la gente que pensabas que se relacionaban con Mar.
-No salí a romper la noche! –se defendió ella. –No salgo a romper la noche yo! Fuimos a la casa de Agustín, había gente y música! Eso no es romper la noche!
-No tiene nada de malo romper la noche.
-No es romper la noche. Romper la noche es definición de que salí, tomé hasta el agua de los floreros y terminé con dos tipos en mi cama y posiblemente una mujer. No. Salí. A. Romper. La. Noche, Lucas. –dijo explicita.
Él rió. –Ok, Mar, lo que digas, saliste. Punto, no te tenés que explicar.
-Ok, sí salí, pero fue hace dos semanas, ta? Punto final.
-Siempre la última palabra, Mar.
-No importa eso, cómo es que estás haciendo las paces con tus padres?
-A qué te referís?
-Cómo pasaste de ser el hijo drogadicto al que echaron de la casa a ser el hijo al que le prestan el auto sin miedo a que te escapes y te tires por una zanja. –dijo Lali, entrando y saliendo del baño, con el cepillo de dientes en la boca y a espuma por toda la boca.
Lucas rió. –Con tiempo. Paciencia. –respondió paciente. –No sé, me pasé por ahí, me encontré a mi viejo sentado y tuvimos una charla… Nada. –dijo encogiéndose de hombros, quitándole importancia.
-Lucas qué decís? Cómo qué nada? Es importante! Hoy… escuchá, hoy vos y yo salimos, y hacemos algo, te debo una salida, salir los dos como amigos.
-Qué celebramos?
-Que somos amigos de vuelta, idiota. –replicó Lali secándose la boca y poniéndose una brillo labial. –Lu, me tengo que ir, cuidate, sí? Nos vemos hoy de tarde y hacemos algo.
-Andá, Mar. Chau. –Lali salió por la puerta apurada, pelo rubio teñido corriendo detrás de ella.
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Lali llegó a la oficina literalmente cuatro minutos antes que María del Cerro. Y gracias a Buddha, o el universo o lo que sea, porque nadie, absolutamente nadie quiere llegar tarde bajo el ojo de María.
Saludó a Jazmín el escritorio de adelante y sonrió. Jazmín no le dio ni bola, estaba demasiado ocupada en su celular o con su computadora o con lo que sea que se haya distraído.
-Lali! –gritó de la nada su compañera.
-Ya te dije hola. –comentó Lali mientras se ponía a hacer su trabajo, no era nada del otro mundo solo rellenar formularios, responder llamados. Cosas así.
-No, boluda, no es eso, acabo de leer en Gossip.com que Pablo Martínez está enfermo, pobre! Decís que venga hoy a trabajar?
-Cuando vas a dejar de mirar esas páginas, enserio.
-Nunca, mirá acá hay un video que una entrevista que dio Peter Lanzani ayer de noche desde la gala Chrysallis! No sé si sabías pero soy re fan de Peter Lanzani, también.
Lali sonrió. –Miremos ése video. –dijo ella.
-Bueno, vení acá. –Lali se acercó a su escritorio, justo cuando ella hizo click en la computadora. –La verdad que es un caño, Lali, mirá lo que es, vos lo viste?
-Claro que sí. –dijo Lali con una pinta de orgullo en su voz.
-Yo soy re tranquila con los famosos, osea, tipo, podría no ser tan fan girl, pero boluda, yo veo a Lanzani, y me le tiró encima.
-Nah… -dijo Lali moviendo la cabeza en un gesto de negación.
-Sí, boluda, posta, me le tiró encima y le doy el beso de su vida.
-No. –dijo Lali alzando las cejas. –No. –repitió.
-Ay! Descubrí tu celebrity crush!
-Peter Lanzani no es mi amor platónico. –dijo ella. Se refrenó de decir que Peter Lanzani era su novio. No quería que la gente la empezara a tratar diferente, y francamente… tenía miedo de que no le creyeran… Ok, era estúpido ok? Pero no tenía ganas de que la gente se enterara completamente de que ella era la novia, ya perdería su privacidad y eso era algo que no estaba dispuesto a perder.
-Sí…Lali admitilo, te gusta.
-Me encanta, pero insisto, no es mi celebrity crush.
-Le encanta. –dijo Jazmín.
-Prefiero que le encante el trabajo en vez de ver videos de famosos. –murmuró María del Cerro entrando en toda su gloria y sexy aura.
Lali corrió inmediatamente a su escritorio. –Perdón, no va a volver a pasar, Mery.
La diva alzó las cejas. –Eso espero. –Se dio la vuelta pero giró así de la nada. –Gorda, no te va el rubio. –le dijo a Lali, con… pena, preocupación?
Lali suspiró y sonrió. –Es una larga historia. –dijo a modo de explicación.
-Eso espero. –su celular sonó y dejó de hablar. –María. –dijo a modo de saludo.
Lali y Jaz la miraron en toda su gloria. Era imponente. Su altura, su actitud. Su actitud, más que nada. Era… como si fuera de la realeza.
-No me importa si te estás muriendo de varicela, para qué creés que existe el maquillaje? –Lali y Jaz la miraron nuevamente. –No me importa. –repitió. –Te quiero acá en… -miró su reloj. –Exactamente diecisiete minutos, me rehúso a esperarte más de veinte minutos, Pablo. Te tomás lo más fuerte que tengas, y te quiero parado en el set, maquillado, vestido y peinado para hacer las fotos, quedó claro? –Sonrió complacida, casi dulce. –Me alegro, gor, nos vemos.
Se fue caminando con el aura real que traía y dejó la recepción sola, exceptuando a Jaz y a Lali.
-Listo, quiero ser como ella cuando sea grande. –dijo Jazmín mirándola alejarse. –Esa chica… se puede morir en paz.
-Te parece feliz?
-A quién le importa ser feliz con ese lomo, Lali? Probablemente le vendió al diablo su alma por ese cuerpo y estoy segura de que no se arrepiente de la decisión.
-Viajaba ella. –murmuró Lali riendo.
-Lo digo enserio! –dijo Jazmín riendo.
Se pusieron a trabajar en silencio, de vez en cuando conversando de algún que otra tema, cuando fueron interrumpidas nuevamente. Esta vez por el sexy, vulnerable y tímido Pablo Martínez.
Francamente, Pablo había visto mejores días. El flaco era un desastre. Nariz y ojos rojos, ojeras, pelo negro azabache despeinado, ojos verdes claros llorosos, caminaba cansado, con un aire de tristeza en su persona que te daban ganas de escribir un poema sólo para tratar de capturar un ápice de la tristeza del chico.
-Pablo? Estás bien? –preguntó Jazmín con preocupación.
-Eh… -se volteó y habló con voz ronca y cansada. –Eh… Sí… más o menos.
-Mejorate. –Jaz le ofreció una sonrisa empática. –Mery te está esperando hace un rato. Está furiosa.
-Gracias, Jaz. –dijo Pablo luciendo medio muerto. Como si lo acabara de pisar un camión. Como si no hubiera dormido en tres días. Sin haber tomado cafeína.
-Pará. Pablo no podés irte a trabajar así. –dijo Lali. –Siquiera tomaste una aspirina o algo?
-Ehh…
-Voy a tomar eso como un no. –dijo Lali buscando frenéticamente algo en su bolso. Extendió su mano hacia él. –Tomate esto, a menos que quiera morirte a media sesión.
Pablo le ofreció una sonrisa triste. –Eh…Muchas gracias, Lali. –dijo tímidamente.
-No hay problema, apurate que te esperan.
Se fue caminando como pudo y Lali y Jaz lo miraron irse.
-Hay algo sobre ese chico… algo. –dijo Jazmín pensativa.
-Posta, no sé qué tiene que cada vez que lo veo tengo ganas de abrazarlo y decirle que no se va a morir hoy. –Jazmín rió luego de que Lali terminara de hablar.
-No, enserio te digo! –le dijo Lali. –Tiene algo… me da… no sé. No sé cómo explicarte tampoco.
-Bueno, a mí, para empezar, cada vez que lo veo enfermo o no, me dan ganas de atarlo a una cama y hacer toda clase de cosas.
-Dios, dejá de hablar, boluda, porque voy a empezar a vomitar.
-Me podrías culpar, Lali?
Lali la miró pensativa por unos segundos. Luego, muy seria dijo. –No. No te pueda culpar.
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Lali suspiró. Se suponía que Lucas la tendría que haber pasado a buscar por la oficina hace veinte minutos. No atendía su celular, no contestaba los mensajes… Si no daba señales de vida en diez minutos se tomaba un bondi a casa.
Su celular sonó de repente. –Hola? Lucas, te estoy esperando hace horas!
-Pará exagerada, estoy retrasado sólo por unos minutos. –contestó al otro lado de la línea.
-Cuando venís? Me siento como una nena a la que se olvidaron de venir a buscar. –se rió Lali.
Lucas rió con ella. –Sobre eso… mirá, me surgió algo, tengo que cancelar nuestros planes para hoy de noche también, Mar.
-Cómo? –preguntó ella. –Qué pasó?
-Nada importante… -contestó él evasivo.
-Tiene que ser importante para que le canceles a tu mejor amiga. –replicó ella.
-Bueno, es importante, pero no es de tu incumbencia.
-Cóm- comenzó a decir, pero fue interrumpida. -
-Me tengo que ir. –dijo abruptamente. –Nos vemos mañana.
-Pero no tengo nadie que me lleve y me dejaste sin planes para hoy de noche! –le gritó al teléfono. –Buenísimo! –exclamó, pero fue de nada, Lucas ya había cortado.
-Lali…? –una voz llamó a sus espaldas, sonaba dubitativa. Ella se volteó para ver a Pablo, colorado en las mejillas y sonriendo levemente.
-Hola. –saludó ella. –Te sentís mejor, me alegro. –sonrió.
-Eh… sí. Te… te quería agradecer… -Lali alzó las cejas expectante. –Por… por la pastilla? Gracias. –dijo incómodo.
-De nada, Pablo. –respondió ella.
-Sin querer… escuché la conversación, no es que ande escuchando las conversaciones ajenas, pero ta… -se puso rojo nuevamente.
-Sí? –preguntó Lali y realmente tuvo que hacer un esfuerzo para no reírse de lo tierno que era.
-Nada… eh, si precisás que alguien te lleve a algún lado, yo ya terminé acá por hoy… te llevo. –ofreció tímidamente.
Lali le sonrió. –Lo apreciaría mucho.
Se quedó mirándola, y sonriendo. Tildado. Lali alzó las cejas, esperando algún movimiento de su parte. –Pablo? –preguntó ella, moviendo la mano en frente de sus ojos, esperando alguna reacción de él.
-Ah! –Se puso colorado, otra vez, sí. –Eh… el auto.
Se subieron al auto y Lali notó que Pablo, se relajó un poco más. –Estás bien? –preguntó Lali.
-Sí. –dijo Pablo. –Por qué lo preguntás?
Lali suspiró y lo miró. Consideró preguntarle qué le pasaba, por qué estaba tan alerta constantemente, y ése nerviosismo que tenía encima. –No. Por preguntar. Seguís teniendo a Carla Bruni ahí? –señaló la radio.
-Sí! –dijo, y estuvo medio sobre excitado. –Sí, la tengo ahí. Sin falta.
Lali le sonrió tranquilizadoramente. –Qué memoria que tengo.
-No fue hace tanto que estuviste acá. –dijo él y Lali notó que empezaba a relajarse.
-Unas semanas. –contestó ella. –Ey… Pablo, tenés planes para hoy de noche? –Pablo la miró sorprendido. –Si querés podés venir a casa y vemos unas películas, te va?
-Me re va –dijo sonriente. Continúa manejando en silencio por varios minutos y Lali siente la necesidad de llenar ese silencio con palabras, aunque sea palabras vacías.
-Me re dás como el chico que le gustan las películas, estoy en lo correcto?
-Eh… Me gustan las películas. –contestó bastante serio.
-Qué películas? –preguntó Lali sonriendo. –
-Cualquier película en general. –contesta. –Por qué… por qué me invitaste? –pregunta abruptamente. –A mí. Por qué me invitaste a mí?
Lali no entiende qué le pasó para que sea tan inseguro e socialmente incómodo a este chico. –Por qué no, Pablo? –responde con calma.
-Por qué no estás con tus amigos? –empieza a cuestionar nervioso. Lali nota que su frente empieza a perlar de sudor y comienza a frenar al estacionar en frente de su edificio. –Por qué de la nada me decidiste invitar a mí a ver películas con vos? Te mandó él? Esto está arreglado, no? –Sus acciones se tornan frenéticas, rayando en violentas.
-Qué estás diciendo? –responde Lali alzando la voz.
Pablo la mira. –Por qué no estás una noche en pleno verano, saliendo con tu novio o con tus amigas, por qué estás conmigo? Quiero saber si te mandó él a que me hagas compañía. –replica con vos dura, sudor en la frente, y ojos brillantes.
Lali lo mira atónita. Quiere hablar pero no le salen las palabras. –No sé qué decir a eso. –sinceramente, no tiene palabras.
-Con razón! Actuás bien, dejame decirte… -comienza a jadear y a respirar entrecortadamente. Lali lo mira fijamente, sin saber qué hacer o decir. Pablo saca un inhalador de su bolsillo y comienza a aspirar. Termina y la vuelve a mirar. Ésta vez habla con la voz cortada y nerviosa. Lucía dolido. –Qué seguís haciendo acá? Si fueras cualquier otra ya te hubieras ido.
Lali lo sigue mirando fijamente y trata de no mostrar pena hacia este chico sufrido. –Pablo… -comienza a hablar muy despacio. –No sé de qué estás hablando. Te invité a casa… porque el idiota de mi mejor amigo me dejó plantada y te vi solo y me vi sola y pensé… que me caés bien para ser un modelo. –Ella sonrió reconfortándolo. –Y creo… mi primera impresión tuya… es de alguien muy solo. Es verdad? Y como me caés bien, y yo también me encuentro bastante sola últimamente, que estaría bueno estar solos juntos, no? Quiero ser tu amiga, no me mandó nadie. –Alzó las manos a ambos lados de su cuerpo simulando un arresto. –Lo prometo.
Él rió. –Perdón. Perdón por ser un paranoico, imbécil, idiota… -y la lista seguía, pero Lali lo interrumpió.
-No sé si sabés muy bien cómo funciona esto, pero los amigos se cuentan cosas… si te querés descargar conmigo sobre quien manda asuntos sobre tu vida… o simplemente cómo te sentís. Estoy acá.
Se llevó las manos a la cabeza y lo que acababa de hacer le cayó –Debés pensar que soy patético. –le dijo sin mirarla a los ojos.
-No! –dijo Lali, descubriéndole la cara y forzando a mirarla a los ojos. –No pienso eso, en serio.
-Y qué pensás? –le preguntó Pablo.
-Pienso que soy una persona que tiene mucho en su plato. –contestó ella, seria mirándolo fijamente. –Y que está desesperadamente buscando aprobación. –Pablo suspira y baja la mirada. –Innecesariamente buscando aprobación, no necesitás la aprobación de nadie. Tenés que hacer las cosas que vos querés hacer.
-Gracias. –responde él. –Perdón… de nuevo por… eso. –dice avergonzado. –Enserio, me siento horrible, me da vergüenza, Lali, perdón.
-No me tenés que pedir perdón… ahora qué decís si bajamos, pedimos un delivery, y te prometo que te dejo elegir el delivery que quieras, si querés comida china, la comemos, tailandesa, lo que quieras… Mirá que no es poca cosa que te deje elegir el delivery, no le dejo elegir el delivery a nadie…
Pablo sonríe genuinamente. Lali continúa hablando. –Y vemos unas películas y después… si querés me podés contar… tus problemas? No es que te esté presionando ni nada… pero si te hace bien.
-Estaría bien. –responde Pablo, calmado. Se baja del auto y Lali lo guía hacia adentro del edificio.
Mientras entran al depto, Lali no puede dejar de pensar que hay algo… hay algo que la inquieta de este chico, algo que hace que quiera ayudarlo y abrazarlo y resolverle todos sus problemas.

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Es largo, no? QUIERO COMENTARIOS, QUE LOS COMENTARIOS ME INSPIRAN A ESCRIBIR MÁS.  

viernes, 13 de septiembre de 2013

Hello...



Nada, hoy casi me viene un ataque porque creí que había perdido el Word, tipo el Micrsoft Word, que ta, ni idea que pasaba pero no se me habría y estaba re inspirada para escribir y el Word no abría!! Ta, me puse histérica, creo que me baje como ocho virus para la computadora por googlear "bajar office gratis", "bajar Microsoft word gratis"... Nada, resulta que tipo la boluda de mi hermana me desenchufó la computadora sin querer, la puteé de arriba para abajo, y cuando prendí la computadora me volvió a funcionar.

Escribí pila y creo que tengo tres mil palabras, pero estoy tipo re inspirada y quiero hacer un capítulo re largo, porque soy así de buena con la gente.

Nada, hoy fue un día re histérico, como les fue a ustedes? Mañana con suerte subo...

Ah, felices vacaciones. 

jueves, 5 de septiembre de 2013

Opuesta Atracción Capítulo 35

Ta, ni idea si les interesa, pero en los comentarios me aparecieron preguntas. No estoy en Inglaterra todavía, me voy el año que viene... Jaja. Subi mas temprano, no? Mejor ;)-----------------------------------------------------




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Tardó en vestirse. A propósito. Sabía que probablemente iban a estar furiosas con él. Pero no le importó. Para empezar, ellas básicamente lo habían forzado a comprometerse a ir a la estúpida gala o caridad, o lo que sea qué fuere eso. Se vistió despacio entonces, y simple. Pantalones negros, camisa blanca, un poco abierta; pelo para atrás. Eso era nuevo. Se miró al espejo y por primera vez, se sintió un poco inseguro. Nunca le había pasado antes. Eso de necesitar aprobación para algo. No le gustaba.
Se sacó una foto, y sí, se sintió demasiado estúpido sacándose una foto a sí mismo. Antes se vivía sacando fotos pero… las circunstancias cambiaron y se sentía un boludo sacándose una foto a él mismo. Se la mandó a Lali con el mensaje “Te gusta el look Old Hollywood? Necesito una reseña, La. Una fiesta estúpida, te cuento mañana.” Se continuó peinando, se puso los zapatos y a los tres minutos le llegó una respuesta.
“Me encanta. Sos lindo. J” Se le hinchó el corazón. Porque… Lali no era de esas personas que regalaban cumplidos. Cuando lo hacía simplemente te daban ganas de saltar como una nenita en un parque a la que le habían regalado un helado. Sí. Esa reacción. Muy masculino, Peter.
Salió a la calurosa noche de Los Ángeles y sintió un escalofrío. Adrenalina. No supo bien por qué. Quizás porque hacía mucho que no salía? Se sintió más o menos bien. Se subió al auto y arrancó. La brisa marina y de noche era espectacular. De pronto se dio cuenta de que amaba  esta ciudad. Y realmente quería a Lali acá con él.  
Se fijó en el papelito que le habían dado las chicas. Vivían en un complejo de apartamentos, bastante, bastante lindo. No era como su apartamento en la playa… pero… no todos eran Peter Lanzani. Estaban esperándolo afuera. Con caras enojadas. Oriana, como siempre, atrevida, se subió al auto en el asiento delantero y Jenny en el de atrás. La pelirroja lucía decepcionada por varias razones.
-Peter, te das cuenta hace cuanto te estamos esperando? –lo incriminó Oriana.
-No. –replicó Pitt.
-Bueno, te digo, hace mucho.
-Ok, ni que fueran los Oscars, es cualquiera este evento, claramente tu agente no te informa bien. –dijo sólo por el placer de molestarla.
-Mi agente me informa re bien! –contestó ella, molesta.
-Sí, gorda, sí. –dijo Pitt, dándole la razón en tono irónico.
-Se dejan de pelear, por favor? Somos amigos, yendo a una gala, vamos a pasarla bien. –Peter puso los ojos en blanco. Las conocía hace un día se creían las mejores amigas? Okay…
-Sí, tenés razón, Jennu, la vamos a pasar re bien, primera gala de caridad, primera fiesta de famosos, pri…- Fue interrumpida por el celular de Peter que sonó estruendosamente.
Peter les hizo un gesto de que se callaran y contestó el celular, que empezó a sonar en todo el auto. Sí, tenía ése tipo de tecnología.  –Hola! –Saludó al altavoz.
-Boludo! –se oyó en todo el auto. –Peter qué hacés?
-Nico Riera! –dijo Peter sorprendido. –Boludo, vale llamar! El teléfono es de ida y vuelta!
-Jaja, a qué no sabés con quién estoy ahora y en dónde? –replicó Nico riendo, se oían voces a lo lejos y música.
-No, pero me dan ganas de irme para allá en este momento. –Peter se percató recién de Oriana y Jenny. No podían creer que Nico Riera, sí, él Nicolás Riera matador de zombies, alienígenas y malhechores, actor superestrella de acción esté teniendo una charla con él Peter Lanzani. Luego vió en las caras de las chicas un poco de celos, porque… supuestamente estaba diciendo que prefería irse ya y no ir a la gala con ellas, o qué?
-Boludo, bancá que pongo altavoz y escuchás a todos! Ey, callense, está Peter acá! Callense dije! –gritó. –La puta madre, no me hacen caso, Lali. –dijo Nico, no hablando a el teléfono.
-Está Lali ahí? La! –Peter seguía manejando y tuvo que frenar un toque, porque estaba prestando más atención a la conversación que al camino. –Banquen un toque que tengo que darle bola a esta llamada. La! –gritó. Oriana puso los ojos en blanco, pero Jenny continúo prestando aún más atención, la curiosidad completamente despierta.
-Ok, ta, callense, Agustín, vení para acá, no importa que se vayan, boludo, vení que está Peter! Vení te digo! –Peter se rió y las chicas en el auto sonrieron.
-Pasame con Lali, estúpido! –gritó Peter riendo.
-Prendé la cámara! –oyeron una voz femenina. –Nicolás bajame y prendé la cámara!
Por fin Peter pudo ver, a Lali, Nico y Agus. Estaban en el patio de la casa de éste último, era de noche y había unas pocas personas que se estaban yendo a lo lejos.
-La qué hacés ahí? –preguntó Peter, acabo de hablar con vos hace una hora.
-La pasamos a buscar. –contestó Nico con simpleza. Peter alzó su celular para verlos mejor, Oriana y Jenny estaban calladas, pero no menos atentas.
-Sí, boludo, se la extrañaba.
-Me alegro –dijo Peter. Sonrió a Lali.
-Pará! –dijo Nico. –Pará, pará, vos viste lo que es esto? –agarró un mechón de pelo de Lali y lo alargó. Casi platinado. –Vos ves esto, Peter? –Se empezó a reír estruendosamente y Lali se cubrió la cara con las manos. –Esto es épico. É-pico. Nah.
-Callate! –le dijo Lali entre risas. –Casi no salgo de la casa, Nicolás me tuvo que cargar todos los pisos en escaleras! –dijo ella.
-Estás divina. –dijo Pitt.
-Hola! –Y sí, tenía que pasar que Oriana se largó a saludar. –No nos presentaron, soy Oriana.
-Ah, sos del programa? –dijo Lali.
-Sí. –contestó Ori, orgullosa.
-Peter presentanos, quedamos hartos maleducados, no que a ellos les importe, pero a mí sí! –dijo Lali, pegándole a Agustín y Nicolás en joda.
Peter suspiró. –Te acordás la gala que te conté que tengo que ir?
-A la que estamos llegando tarde! –dijo Oriana, medio en broma, ocultando el odio a dicha situación que alargaba la tardanza.
Jenny estaba sentada en el asiento de atrás, medio tímida. –Bueno, no importa –dijo Peter. –Ellos, ta son Nicolás Riera y Agustín Sierra, ya los conocen, son mis mejores amigos, ellas son Oriana y Jenny, del elenco. –Se saludaron, y saludaron a Jenny, que no la habían visto antes, la cámara del iPhone de Peter la enfocó. –Ella es Lali Espósito, mi novia. –dijo él orgulloso. Lali les sonrió. –Ori y Jenny, Lali. –Las chicas le sonrieron.
-Ay! Es re linda, Peter! –dijo Oriana. Dah, obvio. Y luego pensó, tipo, que comentario más desubicado, porque, por qué carajo iba a necesitar la aprobación de Oriana, tipo, no le necesitaba ni la quería, Dios, que mina más fuera de lugar.
Lali rió estruendosamente. –Peter, me cae re bien tu compañera nueva! –dijo Lali con humor. Oriana rió.
-Sí, pero no dijo nada que yo no me haya dado cuenta antes así que no cuenta, no?
-Y esa amigos, es la transición de Lanzani mujeriego a Lanzani de Lali. –dijo Nico bromeando.
-Callate, no se burlen de él –dijo Lali.
-Ahhh! –La jodieron.
-Chicos? –dijo Jenny, refiriéndose a todos en grupo. –Peter como que nos tenemos que ir, no? Ya de por sí estamos tarde, no?
-Deberíamos –dijo Oriana.
-Pero podemos quedarnos a hablar un ratito más, no? –Peter notó lo divertidos que estaban sus amigos y su novia.
-Peter la gala empezó hace una hora, ya nos perdimos las entrevistas de la prensa.
-Entonces todo va a ser una pérdida, por qué no mejor no vamos? –Peter trató de zafar de la situación.
-Peter… es que yo tenía muchas ganas de ir… -Jenny puso una cara muy triste. Peter sintió un poco de lástima.
-No se diga más. Pitt, ey, nos hablamos mañana sí o sí, ok? Te quiero, amor.
-Y yo te amo, La, chau.
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Caminaron, siendo fotografiados, por una alfombra morada. No roja, porque no era la alfombra roja. Era la gala del momento, qué más. Peter vio a varios amigos, amigos famosos, por supuesto, y Oriana y Jenny venían atrás, contentas de haber logrado entrar finalmente en este mundo exclusivo.
-Peter! –Se dio vuelta despacio, poniendo su cara de confusión para las cámaras, oía gritos de fanáticos, los clicks de las cámaras y sentía la presencia de Ori y Jenny detrás de él. –Peter Lanzani. –una entrevistadora lo llamó.
-Hola. –saludó a la cámara.
-Cómo te está tratando el regreso a la televisión? –pregunta, poniéndole el micrófono en la cara.
-Bien, recién hoy empezamos a grabar acá con Oriana y Jenny. –las saca en la conversación para atraer la atención a ellas y que no le hagan preguntas a él. Las chicas sonríen y comienzan a explicar todo lo que es “Aliados”, como les está gustando Los Ángeles, qué se siente ser tan joven y ser tan exitosas. Pará flaca, estás haciendo un show para la tele, no te copes, ok?
Los entrevistadores, eventualmente se aburren de las novatas, quieren los detalles jugosos de Peter Lanzani. Como todos.
-Peter, contanos de tus proyectos futuros. –Sonríe de costado él.
-Por ahora, mis proyectos incluyen “Aliados”, y creo que en el horizonte veo de volver a la pantalla grande.
-Cómo fue trabajar con Natalie Pérez más temprano en el año? La película fue un éxito pero nunca se supo muy bien cual era tu relación con la señorita Pérez.
-Natalie es una chica divina, pero no fuimos más que compañeros. Nos llevamos muy bien, igual.
-La seguís viendo? –pregunta la chica. Historia con Natalie? Enserio? Eso es del año pasado, gente.
-Oí que se mudó a  España, así que he tenido poco contacto con ella, pero buena gente.
-Novias? –pregunta otra periodista.
-Ya cambiamos de tema tan rápido? –pregunta Peter, tratando de ocultar el hecho de que se estén metiendo en su privacidad.
-Bueno, se sabe que estás afuera de la escena de fiesta y mujeres. No se te ve en mucho tiempo, qué nos podés decir?
-Estoy muy feliz en la relación en la que estoy, muchas gracias. –dijo cortante, ya queriéndose ir, serio.
-Qué nos podés contar de ella? –insistió por ahí otro periodista.
-No es de por acá. –ofrece, y obviamente no es suficiente para los periodistas, porque quieren seguir preguntando y metiéndose pero Peter se va y Oriana y Jenny lo siguen de cerca.
-Peter, tuvimos que habernos quedado más tiempo! –le recuerda Jenny.
-Nos quedamos suficiente, me estaban hartando. –responde, pasándose la mano por el pelo y posando para las fotos en frente de los banners de marcas. Promocionando.
Está posando sólo, pero Oriana y Jenny se acercan y se le cuelgan una en cada brazo y sonríen a las cámaras, que se vuelven locas. Los fans gritan y chillan y Peter decide que, ya que le debe su carrera a la gente (mentira, técnicamente su padre le compró los roles.) a lo mejor puede saludar a esas pobres chicas sin vida que su único propósito es seguirlo a donde sea que vaya. Se acerca a las rejas (porque no se puede estar cerca de estás locas sin una reja de por medio) y sonríe. –Hola chicas! –Obviamente la reacción que recibe es de locura…y probablemente de violación, sí, Peter piensa que no le gustaría estar en un callejón sin salida de noche y con esta gente.
-Peter Lanzani!!! –gritan a coro. –No lo puedo creer.
La pobre criatura empieza a llorar. Dios, mala idea, Peter. Al final uno trata de ser buena gente con sus fans y termina haciéndolas llorar (de emoción), pero igual. Qué gente rara.
Inmediatamente empieza a firmar autógrafos y remeras y objetos y frentes, incluso unos pechos. Pero bueno, no es nada si no un actor complaciente, así que lo hace.
Luego de varios autógrafos, fotos, incluso unos abrazos, porque es un tipo bueno por donde se lo mire, Jenny y Oriana lo traen adentro para la cena.
Una palabra. Un sentimiento. Embole.

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