lunes, 29 de abril de 2013

Una Opuesta Atracción Capítulo 14

Perdón, internet sigue sin cooperar, siento que se rompió una conexión en mi mejor amistad hasta ahora... Mi internet, claro. Subo más mañana si puedo para compensar por no subir estos days... ------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------ RECOMIENDEN-RECOMIENDEN-RECOMIENDEN....





-Listo. –Dijo Peter para sí mismo, más que para Lali, y echándole un último vistazo a sus labios y a sus pechos antes de depositarla muy bruscamente en el suelo.
-Ay! Idiota. –Lali pisó muy fuerte al descender del abrazo y se lastimó el pie.
-Chau. –Dijo simplemente y se fue por la puerta dejándola sola en el lobby, si se podía llamar lobby a la austera recepción del edificio de Lali.
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Lali entró a su departamento, confundida, y adolorida del pie.
Bruto, imbécil y baboso. Baboso, sobre todo. Baboso, baboso y baboso.
-Qué pasó que tardaste tanto? –Vico en cuida le preguntó a Lali.
-Nada… -Dijo ella sacudiendo la cabeza. –Me caí. –dijo al fin.
-Cómo que te caíste, Lalita? Dónde? A ver, vení… -La agarró de la mano y la condujo hasta el sillón donde la sentó delicadamente y le empezó a masajear el pie.
-Te quiero, Vico y te extraño mucho cuando te vas. –dijo Lali con voz de nena.
Vico la miró enternecido. –Vas a ver que se va a pasar muy rápido, es un año, ya quedan meses, La. Además ya pedí que me transfieran acá. Contame algo… este famosito… estás en algo con él? –dijo cambiando el tono de voz.
Lali frunció el ceño y negó con la cabeza. –Vico, apenas puedo mantener la amistad que tengo con Lucas.
-Y eso qué quiere decir? –preguntó él muy confundido.
-Significa que no estoy lista para ningún tipo de relación a largo plazo, sea novio, sea amistad, sea… nada. No puedo, no estoy lista. Yo… yo no lo superé todavía el tema de mamá y papá, Vico.
Vico la atrajo hacia sí y la abrazó. –Lali, yo sé que te cuesta, pero para lograr superar esto tenés que rodearte de personas que te quieran. Te estás aislando, La, y me preocupa mucho. Ya pasó un año entero…
-Casi un año. –Lo interrumpió ella.
-Bueno… casi un año, en algún momento lo vas a tener que aceptar, eh…
-Podemos hablar de otra cosa? –preguntó Lali ansiosa por cambiar de tema. –No sé, hablame de algo lindo que te haya pasado mientras estabas en España…
Victorio sonrió tontamente. –De hecho… bueno, yo justo te iba a sacar el tema, La.
-Qué pasó? –dijo Lali sonriéndole también. –Conociste a alguien, no?
-Conocí a alguien, Lali creo que me enamoré enserio. Me enamoré y creo que me caso. –declaró con una sonrisa.
Lali ahogó un grito y lo abrazó. –Vico! Vico te casás? Cómo que te casás?
-Bueno… a largo plazo. Conocí a esta chica increíble, me encanta y la amo… y por primera vez, te digo, me imagino casándome y con hijos.
-Enserio? –Lali sonreía. Pero la sonrisa flaqueó. –Pará! Eso… eso significa que no vas a volver…?
Vico sonrió como respuesta. –Es argentina, Lali.
Lali exhaló abruptamente. –Ah, ah. Vico, me alegra tanto de que estés feliz…Y contame, cómo es… cuántos años tiene…?
Pasaron bastante rato hablando de la novia de Vico. Se llamaba Candela, tenía 22 años, estudiaba moda en Barcelona y su departamento, (que compartía con tres chicas más) quedaba arriba del gimnasio de boxeo de Vico.
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Cinco duchas de agua heladas después, Peter se pudo recostar en su cama y respirar tranquilo. Inhaló, exhaló. Inhaló, exhaló. Inhaló, exhaló. Finalmente cerró los ojos y…
Riiing. Riiing. Riiing.
-Quien carajo es? –respondió su celular contrariado.
-Eh… despacio, boludo, qué carajo te pasa?
-Agustín. –dijo a modo de respuesta. –Qué querés?
-A ver si se te va el malhumor cuando te cuente que hoy es el desfile de Sweet Victorian y todas las modelos nos quieren ahí, papu. Me imagino que vamos sí o sí.
Peter esbozó una sonrisa pícara. –Más vale que estamos ahí, boludo. Preparate porque hoy me llevo a la cama a Nina Colucci como que me llamo El Gran Peter Lanzani.
-Ese es mi amigo! Nos vemos a las ocho ahí.
Unos pantalones blancos, zapatos Ricky Sarkany (regalo personal del mismo Ricky), y una camisa celeste. Lentes Ray Ban “WayFarer” negros. Esa noche eligió su Audi R8 plateado y conduciendo a una velocidad increíblemente veloz llegó al evento.
Al llegar los flashes lo recibieron como siempre y como siempre puso su mejor pose para la cámara. Al entrar se sentó en primera fila, no saludaba a nadie. La gente lo saludaba a él. Siempre era así. Charló con bastante gente aburrida y famosa de temas aburridos y de famosos. Cuando bajaron las luces y la atención se centró en las modelos, Peter se dedicó enteramente a guiñarle el ojo a Nina cuando pasaba. Nina… hasta su nombre sonaba bien.
Nina tenía los ojos celeste cielo, pelo castaño claro con destellos dorados, corto por los hombros  y con flequillo. Alta y flaca. Como siempre, sin curvas. Al terminar el desfile, desinhibido como lo es él, entró al camarín de Nina y la saludó. Simplemente le dijo. –Esperame a la salida, bombón, salimos juntos.
Entonces le agarró el mentón y la atrajo hacia sí. Junto sus labios con los suyos y la beso pasionalmente. –En este momento, sos lo único importante en mi vida. –Añadió Peter.
Salió caminando del camarín, muy tranquilo. En ese momento, fue lo más importante. En este, lo único que le importaba era pasar por McDonald’s y comprarse una hamburguesa con queso y una papas.
Charló con unas personas a la salida del evento, y justo cuando se estaba por ir, en el umbral de la puerta del edificio, Nina salió radiante. Con un vestido tipo tubo ajustadísimo de color plateado, el pelo suelto y subida a unos tacones aguja (también plateados) se dirigió hacia Peter. Él shockeado con su belleza le paso el brazo por la cintura y salieron juntos. Las cámaras se volvieron locas, casi ni se veía nada por los flashes, y antes de subir al auto dieron breves entrevistas.
-Peter, Nina, están en una relación? –Nina quiso decir algo, pero Peter se le adelantó.
-Para nada. –Dijo con una calma envidiable. Atrás de unos patovicas las fanáticas le gritaban a Peter de una forma casi salvaje. Peter les guiño el ojo en su dirección, las chicas se volvieron locas.
-Cómo qué para nada?
-Para nada. –Repitió Peter poniéndose sus anteojos Ray Ban nuevamente y lanzándoles a las fans una sonrisa de costado matadora. –Ya está lista la entrevista?
-Eh… Nos gustaría hacerte una breves preguntas acerca de tus nuevos pro…
-Gracias. –Lo interrumpió Peter y se subió a su Audi. Nina se quedó afuera, muy confundida, sin saber qué hacer, el motor del auto rugió y Nina se subió apurada.
-Me tomó muy por sorpresa esto, Peter. No sabía que vos me conocieras.
-Cómo no te voy a conocer, bombona. Si te partís. –Le sonrió, pero curiosamente la sonrisa no le llegó a los ojos. Tenía en los ojos una expresión sombría.
Nina rió tímidamente y se sonrojo. –Me enteré por las revistas que estás asistiendo al instituto, no?
-Sí. –dijo él simplemente.
-Qué mal, por vos, digo… Debe ser horrible.
-Ni tanto, tengo trato especial, claro, pero está bueno. No me puedo quejar, bombón.
-Te puedo confesar algo?
-Obvio. –dijo Peter sin el más mínimo interés.
-Me volvés loca, soy tu fan número uno, Peter.
-Enserio? –Esa frase la había oído tantas veces y en tantas bocas distintas.
-Seguramente te la habrán dicho millones de veces.
-No, para nada, jamás me la habían dicho unos labios como los tuyos. –Sus ojos color cielo resplandecieron y sus finos labios se curvaron en una sonrisa.
-Peter, adónde vamos? –dijo después de un rato de silencio.
-No sé, estaba dando un paseo nomás… Me encanta manejar.
-Yo no sé manejar… -dijo ella.
Quién te pregunto?
-Sí? No te enseñó nadie. –Ella negó con la cabeza. –Ah, mirá vos…
-Me querés enseñar vos? –dijo ella.
Dah, claro que no.
-Si se da, se da. –respondió simplemente.
Estacionó en la casa de Nina y la dejó allí, luego condujo hasta el Auto Mac. Llamó a Agustín y fue hasta su casa. Y luego, como a las cinco de la mañana llegó a su casa. Miró su reloj y se quiso pegar un tiro cuando se dio cuenta de que era jueves: Tenía colegio.
Mala suerte, Peter.
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Cuando Victorio finalmente se fue, Lali seguía saludando con la mano en el aeropuerto. Era una tarde de viernes hermosa, hasta el momento tenía cinco llamadas perdidas de Lucas en el celular.
Por alguna razón se sentía vacía, bueno, porque se había ido Vico. Ya lo extrañaba. Salió del aeropuerto y caminó unas cuadras, hasta la parada de bondi más cercana. Se sentó allí a esperar el transporte mientras se aguantaba las lágrimas.
-Lali, lo tenés que superar, te hace mal estar así. Cerrada, aislada, pensá en esto que te digo, hermana, en serio. –Le dijo antes de abrazarla e irse la puerta de Salidas Internacionales.
-Lali, sos vos? –Una voz familiar la llamó desde la otra punta de la banca.
Se esforzó por poner una cara normal, sonreírle y contestarle. –Euge, qué hacés acá?
-Nada, estoy por irme a mi casa a prepararme para salir, vamos con unos amigos a un boliche, querés venir?
La voz de su hermano retumbó en su cabeza. No te aísles, no te cierres, te hace mal. Se iba a negar, rechazar cordialmente la invitación. No te cierres, La. –Dale. –sonrió, está vez segura de sí misma. –Dale! Sí, me sumo.
-Te va venirte a mi casa ahora? Nos preparamos juntas. –le sonrió. Lali le devolvió la sonrisa. Había olvidado completamente lo que era tener una amiga.
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Luego de dos horas, Lali se sentía irreconocible. Su pelo morocho, usualmente recogido en una coleta estaba suelto, lacio y brilloso. Eugenia le había maquillado los ojos y le había pintado sus carnosos labios de un color rojo impactante. Le había prestado un pequeño vestido negro ajustado que acentuaba sus curvas y (Aunque no hacían mucha diferencia) se había puesto unos tacones, también negros.
El resultado estaba a la vista. Pero, Lali pensó, la protagonista de la noche era su boca. Sus labios se veían a kilómetros.
-Gracias, Euge, por todo, enserio.
-De nada, estás muy diosa, Lali. Explotá tu belleza, porque que la tenés, la tenés.
Lali sonrió como única respuesta. Las pasaron a buscar quince minutos después en el auto de los amigos de Eugenia. Lali se sintió insegura en cuanto se subió al vehículo, Euge al toque se empezó a chapar a su “amigo” y se sintió como como la quinta rueda del carro.
Al llegar al boliche, no había ni rastro de Eugenia. La había dejado completamente sola en un lugar ruidoso, sucio, donde no conocía a nadie. Sintió inseguridad y que no había aire.
En cuanto salió y respiró profundamente se sintió mejor. Caminó un rato por la calle hasta que le empezaron a doler los pies. Y aun así, siguió caminando sin cesar. No tenía ni idea de donde estaba, pero le hacía bien caminar.
A la media hora un auto plateado y formidable frenó y empezó a andar a la par con ella. Se abrieron los vidrios polarizados de las ventanas y un tipo con lentes de sol le sonrió.
-Bombón, te llevo a algún lado? Es casi un crimen dejar pasar a alguien como vos.
Lali alzó la vista. Sonrió. –De cacería, Peter?




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-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+-+ AMO ESTE CAPÍTULO, recomienden chicus,,,,

miércoles, 24 de abril de 2013

Una Opuesta Atracción Capítulo 13

Mi internet ACABA de volver a funcionar!!! ---------------Lo prometido es deuda... -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Amo COMPLETAMENTE ESTE CAPÍTULO. Sí, suena pésimo que yo lo diga dado que soy la que lo escribió chicas, pero ta, amé escribirlo y mucho más postearlo. No, enserio, lo améeeee. Peter, amo a este Peter, tiene tanto drama. L<3ve .
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La foto no tiene NADA que ver, pero quiero que lo que pase sea sorpresa.



-Al fin! –dijo alzando las manos. –Al fin, gracias! –se arrodilló en medio del aeropuerto mientras Lali se reía.
-Ah, bueno! Llegué y ni se enteraron, me parece que me vuelvo para España, no? –dijo Vico apareciendo de la nada con una cargamento de bolsos importante.
Lali puso una cara de sorpresa, tan, per tan feliz. Saltó a los brazos de su hermano y el la dio vueltas por el aire mientras la abrazaba.
-Vico! –dijo ella con lágrimas en los ojos. –Volviste! Te quiero mucho, te extrañé mucho.
-Sí, ya volví, La. Volví y me quedo bastante tiempo. –dijo bajándola y depositando a su hermanita en el suelo. A diferencia de la corta estatura de Lali, Victorio era alto y musculoso, con ojos verde oliva, igual que los de su madre. Abrazó a Lucas y agarró a Lali de la mano.
-Sabés que me cuesta creer que son hermanos? –dijo Lucas acariciándose la barbilla. –Porque los miró así juntitos y… la estatura no me cuadra. Te saca como tres cabezas, Mar.
Lali le pegó un puñetazo amistoso en el hombro. –Es verdad, por qué él heredó la altura?
Los tres se rieron. –Vamos a comer a algún lado? –sugirió Lucas.
-Vamos, me re tienta una pizza, no sabés el vuelo que tuve. –dijo Vico.
-Contame. –dijo Lali abrazando a su hermano con una sonrisa.
Lucas se fue en la moto al restaurante y Lali y Vico se tomaron un taxi. En el viaje se pusieron al día. Su hermano le informó que pensaba quedarse diez días en Buenos Aires.
-Sí, bueno… Diez días… Diez días puedo… me parece que puedo faltar diez días al colegio, Vico. Quiero faltar.
-No te quiero joder con el colegio, La. –dijo Vico cerrando los ojos y suspirando.
-No! No me jodés, tengo buenas notas, y esto de que nos vengas a visitar no va a ser algo frecuente, Vic. No me pasa nada si falto diez días.
-Estás segura, hermanita?
-Muy. No sabés todo lo que te extrañé, Vic. –dijo abrazándolo por enésima vez en la noche. –Además, necesito unas vacaciones.
-Eso… eso no te lo puedo negar, La. –dijo riendo.
Cenaron junto con Lucas en el restaurante, charlaron más, rieron y pasaron un buen rato. Luego de unas horas y de una cena increíble los tres se fueron a sus respectivas casas. Contentos de haber pasado una noche espectacular.
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Hacía dos días que Mariana no iba al colegio. Qué pasaba? Su amigo Lagos estaba asistiendo perfectamente, qué carajo pasaba con ella. Peter empezó a notar su ausencia en la clase de Literatura de la mañana, la primera clase, Mariana nunca faltaría a esa materia. Nunca. Jamás. Jamás de los jamases.
Luego en todo el día no la había visto. El segundo día tampoco había aparecido en ninguna clase. Y si estaba enferma? Qué iba a hacer sola? Seguro se estaba muriendo de hambre… O capaz la habían secuestrado y el banana del amigo no hacía nada.
Secuestrado? Ah, Lanzani, estás muy mal. Muy mal… Me parece que voy a pedir un turno con el analista de mi vieja.
A las nueve de la mañana del tercer día, Peter estaba más o menos desesperado. Pensaba en los posibles destinos de en donde estaría Mariana. Decidió que esperaría media hora más. Si no llegaba en ese periodo de tiempo, iría a su departamento a buscarla. A ver qué carajo le pasaba a su amiga. Necesitaba charlar con ella! Hablar, no era lo mismo hablar con sus amigos de estos temas. Bueno, lo era… pero necesitaba hablar con ella.
Media hora pasó y ni rastro de Mariana.
Me mando. Ya está.
Se rateó de la clase de dibujo técnico y se subió a su super auto. Condujo velozmente, se comió dos semáforos en rojo hasta llegar al departamento de Lali. Estaban las ventanas corridas en el cuarto piso. O sea que estaba ahí.
Decidió que igual, ya que había venido hasta allá, que la saludaba. Capaz charlaban un rato a lo mejor, y le contaba por qué había faltado tanto.
Subió las escaleras como una bala, y subiendo dos escalones por zancada. Al llegar a la puerta del departamento se paró en seco, estaba respirando entrecortadamente. Respiró hondo  y tocó la puerta.
Lali le abrió la puerta, llevaba una bata rosa bebé por la rodillas y por lo visto debajo de la bata no tenía nada. Se ató el salto de cama con un nudo y lo miró a Peter con sorpresa.
-Qué hacés acá? –preguntó sorprendida.
-Vine a verte, te acabas de despertar? –preguntó él. Ella asintió. –Ah… y qué…?
No llegó a terminar la pregunta, un hombre en cueros, vestido solo con un pantalón de pijama, largo y gris, la abrazó por detrás y le dio un beso en la cabeza.
Había estado con su novio! Esa era la explicación. Había llegado el novio, de no sé dónde y ahora faltaba al colegio… Dejaba de lado los estudios, a sus amigos, a él! A él, que era él amigo de ella y era el mejor amigo!  Un sentimiento espantoso de instaló en el pecho de Peter. Qué podrían haber estado haciendo durante tres días encerrados en el departamento?
Con razón! Con razón ella estaba con ese salto de cama cubriendo su desnudez y el flaco estaba en cueros! Habían estado haciendo el amor sin parar durante tres días! Mariana! La que no le quería pasar las respuestas del ejercicio de matemática! Que era bajita y frágil… pero que también era brava cuando ella quería…
Cómo sería Mariana en la cama? …. –Una sonrisa pícara se dibujó en la comisuras de los labios de Peter- Pero qué estás pensando, tarado? Enfocate!
Miró a Mariana y a su novio… le llevaba como dos cabezas y medio, el flaco era gigante, ella era tan chiquitita y frágil a su lado.
-Peter! –lo llamó Lali y él se despertó de su ensimismamiento. –Todo bien? –le preguntó con una sonrisa mientras el novio la seguía abrazando por detrás.
-Eh… qué? –Lali lo miró como si le estuviera tomando el pelo. –Ah! Sí, sí, todo bien.
-Quien es, Lali? –preguntó Victorio.
-Él es Peter... un amigo y mi alumno. –dijo ella sonriendo, como si esperara su aprobación.
-Das clases, La? –dijo con orgullo en la voz.
-Sí. –dijo regalándole una sonrisa encantadora. Peter lo envidió fugazmente.
-Esa es mi chica. –dijo dándole un beso en la frente.
-Eh… -dijo Peter para captar la atención de nuevo. Era la primera vez en su vida que era el que sobraba. Y no le gustaba para nada la sensación. –Bueno…
-Sabés que te me hacés conocido, flaco… -dijo Vico, frotándose el mentón y entrecerrando los ojos.
-Sí? –dijo Peter, sonriendo de costado y volviendo a ser él mismo de nuevo. El Gran Lanzani.-Eso debe ser porque soy actor.
Victorio abrió los ojos como platos. –Vos! Vos sos el que hizo esa película… con Megan Fox!
-Sí. –dijo Peter sonriendo triunfador, amaba que nombraran sus trabajos y sus éxitos. No lo podía evitar.
-Lali –dijo mirándola sorprendido. –Este flaco es super famoso.
-Yo hasta hace unos meses no tenía ni idea de quien era, Vic. Te lo pido por favor, vos no. No te unas al club de fans de Peter Lanzani. –imploró Lali cansinamente. –Es un pibe común y corriente, por favor!
Con razón Peter se creía tanto, tenía constante estímulo de su gran ego. No tenía ni la más mínima chance, la vida lo iba a golpear fuerte si seguía así, pensó Lali.
-Común y corriente? –dijo Peter con esa misma sonrisa de costado. –Eso es lo más gracioso que escuché en toda mi vida! –se empezó a reír a carcajadas.
-Bueno… vos ya te ibas? –preguntó Lali, parecía ansiosa.
-Yo? –dijo Peter haciéndose el tarado.
-Sí, vos. –dijo Lali más ansiosa y más firmemente. –Vico, voy un toque a hablar con Peter afuera…
Vico simplemente miró a Peter y señaló su propio ojo. –Ojito con Lali, vos.
-Vic… por favor… -dijo Lali.
Lali lo condujo de la mano por los cuatro pisos en escaleras hasta llegar a la puerta del edificio.
-A qué viniste, Peter? –preguntó con el mismo tono ansioso.
-Tenía curiosidad, faltaste pila de días… Capaz te había pasado algo, te habían raptado o algo parecido. –dijo al ver que se ataba más ajustadamente el salto de cama.
-Peter… no podés venir así sin avisar.
-Justamente! Si te habían raptado, no te parece que los captores me hubieran identificado? Soy super famoso! Hola! –exclamó él.
Lali no pudo identificar si hablaba en serio o era una joda. Le pasaba varias veces cuando estaba con Peter y hacía que se perdiera un tanto en la conversación. –Ah, no. Peter, vos pensaste en ir a un psicólogo?
-Eh? –dijo él haciendo el confundido, pero como Lali lo seguía mirando con los ojos entre cerrados, respondió con voz suplicante. –La verdad que pensé en ir varias veces, me pasa mucho que a veces sobreactúo muchísimo las situaciones.
Lali suspiró y lo miró con los ojos entrecerrados, fulminándolo con la mirada. –Peter, Victorio se fue a vivir lejos y no lo veo nunca, ahora que vino a visitarme quiero estar con él todo el tiempo, aprovechar al máximo cada segundo! Por eso falté al colegio, tarado!
Yo no puedo creer que esta mina sea la primera mujer que me insulta. Nah, o sea, no te da el cuerpo para insultarme!
-Ah, sorry, aprovechar cada segundo, andá, debe estar ya desnudo esperándote en la cama, tarada. –dijo imitando el mismo tono de voz que ella.
Lali suspiró profundamente una vez más y se pasó las manos por el pelo largo y morocho. Luego se tapó la cara. –Qué? Te da vergüenza que ya les haya sacado la ficha? Mariana, básicamente me echaste del departamento! No es muy difícil imaginarse qué es lo que van a hacer! Jugar al Monopoly seguro que no!
Lali frunció la boca transformándola en una línea y lo miró a los ojos. –Peter, vos… vos pensás que Victorio es mi novio? –dijo ella, evidentemente irritada.
-Dah! Qué va a ser? –dijo Peter irritado.
-Idiota! Victorio es mi hermano, pedazo de pelotudo! –dijo ella.
Y así nomás, un gran peso se le fue de los hombros. No había novio, no había sexo, no hay tal crisis.
-Pero… pero… pero… pero vos me dijiste que…
-Peter –dijo haciendo gesticulando con las manos mientras hablaba. –Cuando te dije yo, YO, que Vic era mi novio? No te dije.
Se lo había imaginado. IMAGINADO! ÉL! El gran Peter Lanzani se había maquinado como mina histérica! No!!! Era el fin del mundo, tenía, TENÍA que ser el fin del mundo, loco.
-No es tu novio… -susurró, acercándose hacia ella. Siguiendo un impulso la alzó, atrapándole los brazos en su abrazo, los pies descalzos de ella colgaban a veinticinco centímetros del suelo. Sus pechos contra su torso y sus bocas a milímetros.
Labios muy carnosos y grandes.
Peter miró para abajo, pero la vista era peor: Su escote. Sus grandiosos pechos.
No, por favor. Qué estoy haciendo?
Lali estaba atrapada, no podía mover los brazos, y estaba demasiado descubierta para su gusto. Quería decirle que la soltara, que dejara de mirarle los labios, luego, que dejara de mirarle los pechos, pero las palabras no salían. No podía articular ni un débil… “no”.
-Listo. –Dijo Peter para sí mismo, más que para Lali, y echándole un último vistazo a sus labios y a sus pechos antes de depositarla muy bruscamente en el suelo.
-Ay! Idiota. –Lali pisó muy fuerte al descender del abrazo y se lastimó el pie.
-Chau. –Dijo simplemente y se fue por la puerta dejándola sola en el lobby, si se podía llamar lobby a la austera recepción del edificio de Lali.
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Una Opuesta Atracción Capítulo 12

Mi internet sigue sin querer cooperar, chicas. Mil disculpas. Este capítulo es más largo. --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------






Trabajó por unas cinco horas, a las ocho de la noche, tomó otro bus que la dejó a dos cuadras de su casa. Entró al edificio, subió las cuatro escaleras y llegó finalmente a su casa. Chequeó su celular: cinco llamados perdidos de Lucas. Lo llamó, y el la invitó a cenar a su casa. Hacía mucho que no hablaba tranquila con él, así que fue a la cena en su casa.
En la otra cena, que estaba comenzando, al otro lado de la ciudad, Peter estaba en el umbral de la puerta de su casa con Brenda. A decir verdad estaba algo nervioso. Brenda, que no tenía el más mínimo sentido de la ubicación, se puso un vestido minúsculo color rosa chicle que dejaba ver su escote. No es que no tuviera buena delantera… pero, bueno, no tenía buena delantera.
No tiene buenos pechos y es un palo. Alta, rubia, pero… Nah, bueno es sexy.
El vestido era tan ajustado que una persona de proporciones normales no hubiera cabido ahí adentro, pero… Brenda era flaquísima y sin una sola curva.
Por qué siempre elijo chicas altas, rubias y esqueléticas?
Entraron a la casa de Peter y la impresión de sus padres al ver a Brenda fue para la foto. Todos perplejos, hasta las mucamas.
Se sentaron las dos parejas a la mesa y empezaron a charlar, los Lanzani querían conocer a su nuera.
-Contame, Brenda –empezó la señora Lanzani. –Cuantos años tenés?
-Diecisiete. Recién cumplidos. –dijo con una amplia sonrisa.
En eso el padre de Peter le pregunta –Estás leyendo algún libro en particular, Brenda?
Solo mi viejo es capaz de hacerme esto a mí. Solo a mí. Obvio que no lee ni un folleto, viejo! Mirala!
-Eh? No –repuso – Últimamente no... no he leído nada en particular, por?.
-No, porque estaba leyendo un libro muy interesante, capaz te podía interesar. Se lo estoy recomendando a cada persona que me encuentro, me cambió la vida. –Declaró Juan Lanzani con una sonrisa.
-Sí? –dijo ella con una sonrisa fingida. –Qué bueno.
-Vos hace cuanto que sos actriz? –preguntó la señora Lanzani.
-Hace dos años.
Y así empezaron, la conversación no era para nada fluida… Peter se vio obligado a meter tema de conversación y se estaba aburriendo como loco… Por qué había empezado a salir con Brenda? No se acordaba.
Al finalizar la cena, llamó un taxi para Brenda y se volvió para oír las opiniones de sus padres.
-Ahórrense los comentarios. La odian. Yo también. –soltó.
-Entonces por qué me dijiste que iba en serio?
-No sé, te dije lo que querías oír. Podés cancelar la entrevista de mañana por favor? –suplicó Peter.
-Bueno. –accedió el padre de Peter un tanto enojado. –Pedro, que esto te enseñe, si querés salir con chicas, salí todo lo que querás, pero con discreción te lo pido por favor. No quiero que te cataloguen como chico Playboy, oíste? Además…
Peter subió a su habitación luego del sermón kilométrico que le dio su viejo. Lo primero que se ocurrió hacer fue llamar a su amigo Agustín Sierra. Marcó pero luego se dio cuenta de que seguro estaba en Londres, filmando su película. Todos sus otros amigos estaban disponibles para charlar, pero su dedo marcó los números solo y se encontró llamando a Mariana.
  Minutos antes, Lali había recibido una llamada de su hermano, Victorio.
-Hola Vico! Cómo andás, cómo anda el box? –lo saludó contenta.
-Bien, escuchame, linda, cómo andás? Me quedé mal el otro día… cuando me llamaste…. Estás bien, Lali? Yo en un tiempito voy a estar allá. –dijo angustiado, su hermana era todo para él.
-Sí, ya sé, Vic. Estoy mejor… son esos momentos en que… en que me siento muy mal, por suerte estuvo conmigo un… un amigo…
-Me alegro mucho, Lali. Cómo andan tus cosas?
Lali empezó a charlar con él sobre varias cosas cuando de pronto le llegó una llamada entrante en el celular.
-Vico, tengo otra llamada, me bancás un toque, contesto a ver que quiere…
-Hola, Lali? –dijo Peter al otro lado de la línea apurado, impaciente.
-Hola, Peter… es muy importante? Por qué en este momento no te puedo atender…
-A quien atendés vos? –dijo Victorio en cuida.
-Vico… -dijo Lali en un suspiro. –Qué pasa, Peter? Rápido, por favor. –lo apuró nerviosa… Era posible que alguien fuera tan insoportablemente egoísta que no pudiera respetar los tiempos de los demás?
-Nada, -por alguna razón quiso hacer enfadar al novio, o lo que sea de Mariana –Después me atendés igual, venís a casa, o yo voy a la tuya…
-Qué carajo está diciendo este flaco, Lali? –dijo un poco sacado.
-Nada. Peter cortá. Ya. –le ordenó enojada, le había arruinada una llamada de su hermano, egoísta insoportable. –Ya mismo.
Peter cortó la comunicación.
-Quien era, La? –preguntó alterado.
-Un boludo.
-Estás saliendo con un boludo?
-No, un boludo que es más o menos un amigo mío… Un conocido…Nada importante, podemos seguir hablando que te extraño con toda mi alma, hermano? Así que venís en unos días?
Así que ese era el supuesto novio de Mariana, claro, se había enojado porque él se metió en la conversación. Él, que le había pagado la renta… que la había consolado cuando misteriosamente se quebró, vaya a saber uno por qué. Seguro por ese novio.
Se acostó a dormir. Mañana tendría que romper con Brenda. Sí, iba a ser un buen día.
Se despertó con energías, se vistió y bajó corriendo las escaleras, desayunó rapidísimo y con un pedazo de tostada en la boca se subió al auto. Condujo hasta la casa de su futura exnovia y tocó el timbre.
Bajó Brenda, lucía muy sexy con unos pijamas de seda rosa, pero él no se dejó intimidar. Cuando se tenía que controlar, se controlaba sin ningún tipo de problemas. Era el Gran Lanzani.
-Mi amor! Qué hacés por acá tan temprano? –Lo besó fogosamente.
-Mmm, si Bren, escuchame, dale? Es importante, Brenda. Enserio. –se soltó.
-Qué pasa, bombón? –preguntó seductoramente. –Vamos arriba? Mis viejos no están y…
No llegó a terminar jamás la oración, Peter le encajó un beso en la boca y abrazados subieron las escaleras de la casa de Brenda. La depositó en la cama y le dio un beso cargado de pasión. En dos minutos estaban los dos desnudos en la cama.
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Estaban los dos en la cama abrazados cuando Peter, oportunamente, sacó el tema.
-Cometí un error. –dijo él, con cara de fingida consternación.
-Qué error? –preguntó ella acariciándole la mejilla.
-El error de haber salido con vos y darte falsas esperanzas… Yo no soy bueno para vos. Te voy a hacer sufrir, Brenda. –dijo. Era buen actor, parecía él el que estaba sufriendo.
El desconcierto en su cara era monumental. –Pero… mi amor… -trató de decir, pero Peter le puso un dedo en los labios y la hizo callar.
-Bren, no se diga más… Yo lo que más quiero es hacerte feliz… pero soy mujeriego, ahora encima mi viejo me manda a estudiar… y le tengo que hacer caso… No tengo tiempo para novias. Perdón, pero no te quiero hacer sufrir.
Luego de unos cincuenta versos más como esos, Brenda y él terminaron.
Por fin, ya me estaba empezando a desesperar.
Llegó al colegio tarde, entró como un bólido a la clase de Matemática donde, sí, se sentaba junto a Dolores.
La puta madre, loco. Me tengo que cambiar de asiento.
-Profesor… podría hablar con usted en privado, por favor?
-Claro, Lanzani, venga. –El profesor
-Señor, yo no me puedo sentar al lado de la señorita Oviedo… es mi ex. Y me distrae.
-Cómo que la distrae, Lanzani? –preguntó el profesor, un hombre calvo con barriga prominente y la voz más monótona del universo.
-Usted me entiende… -miró una hoja de papel donde estaba escrito el nombre del profesor. –Me entiende… Jorge. Debe saber cómo son las féminas. Si usted es un galán, chorrea facha… Vamos, profe, hágame la gauchada. –Peter le guiño el ojo, por Dios, qué bien le salía el chamuyo. –Vamos, Jorge.
-Lanzani… -hizo un gesto con la mano para que Peter se acercara aún más. –Usted me consigue dos entradas para la Premiere de su próxima película y yo lo cambio de lugar.
Peter alzó las cejas, haciéndose el ofendido. –Dos entradas para la Premiere? Lo menos que puede hacer es cambiarme de lugar y dejarme elegir mi nuevo asiento! –replicó Peter. –Profesor! Me ofendo, no me lo esperaba de usted, además, Jorge, yo lo considero, más que un profesor, un gran amigo…
-Mañana quiero las entradas. –dijo el profesor en voz baja y nerviosa.
-Trato, pero póngame al lado de la señorita Espósito.
-Trato. –estuvo de acuerdo. –Lanzani! Se cambia al lado de Espósito, Lagos se va con Oviedo. Mucha distracción para Espósito, Lagos, habla mucho, habla mucho. –dijo el profesor molesto.
Lucas lo miró al profesor con cara de “yo no hice nada”, frunciendo el ceño. Lali chasqueó la lengua quitándole importancia al asunto.
Peter se sentó al lado de Lali. Utilizando una sonrisa burlona, depositó su mochila arriba del pupitre doble.
-Hola. –dijo con una mirada burlona, aparte de su sonrisa.
-No voy a hablar con vos. –dijo ella enojada. –Sos un tarado, sabés? Yo ayer estaba hablando con…
-Sí, con Vico. –pronunció su nombre burlonamente, también.
-Sos un tarado, habló con él una vez por mes, con suerte y vos tenés que venir y joderme una charla… hermosa, que estaba teniendo, porque a vos se te cantó hablar conmigo, sos un egoísta. –declaró en un susurró, muy enojada.
-Todavía que te llamo a vos! –dijo el como única defensa.
Lali arqueó una ceja. –Perdón? Vos te creés que una llamada tuya es como… no sé, como algo sagrado? Estás muy equivocado, querido.
Peter frunció el ceño y abrió la boca para decir algo, pero luego miró su rostro. Era brava, había que reconocerlo. Pero él era el gran Lanzani, carajo. –Tenés idea de cuantas chicas alrededor del mundo se morirían porque yo las llamara? Por oír mi voz? –dijo arrogante.
Lali se mordió el labio y negó con la cabeza. –No voy a discutir con vos, sos un caso perdido, Peter. Te voy a decir una cosa nada más: No soy como las otras chicas, por si todavía no te enteraste.
-Me enteré, quedate tranquila que me enteré. –dijo molesto.
Mientras el profesor explicaba trigonometría, Peter se maquinaba. Cómo era posible que una sola chica no cayera ante sus encantos? Cómo podía ser posible que Mariana no cayera ante sus encantos? Estaba más que seguro, que si le dirigía la palabra a cualquier chica de esta institución que caería rendida a sus pies. Segurísimo. A todas, excepto a una.
Y entonces, cayó. Cayó en la cuenta de que por primera vez en su vida, había algo que no podía tener. Algo que no tenía y que quería tener. Desde que era un nene siempre, SIEMPRE, todo lo que quería lo obtenía. A los cinco años habían sido los mejores juguetes; a los diez, lo mejores video juegos, los más caros; finalmente en la adolescencia, los autos y las mujeres. No había ninguna que no cayera, que no lo amara con solo verlo. Sabía desde los catorce años que provocaba algo en las mujeres que no todos los hombres provocaban. Y desde entonces, decidió explotarlo.
Pero esto era nuevo. Nunca había conocido a una mujer entre los doce y los treinta años que no cayera rendida a sus pies. (Sí, había estado con mujeres mayores). Y cómo no iban a caer? Físico escultural, abdominales marcados, rostro tallado a mano, ojos verde esmeralda. Muy profundos. Encima, había sido dotado de una mente audaz y rápida. Las mujeres no tenían chance.
--
Peter la miró mientras estaba concentrada haciendo los ejercicios que el profesor de Matemática les había puesto. Ella ya iba por el quinto y él ni siquiera había empezado.
-Lali me pasas el primero? –pidió en un susurro.
Lali arqueó la ceja de vuelta.
Me puede cuando levanta la ceja… Es qué no se da cuenta que es increíblemente sexy?
-Peter… -suspiró –Me estás cargado? No, idiota, resolvelo vos.
-Bueno, no me insultes… Estoy realmente ofendido. –susurró, con el ceño fruncido y fingiendo estar realmente ofendido. –No esperaba esto de vos, eh…
Muy, muy a su pesar, Lali sonrió. –Vos sos bipolar?
-Qué es lo que acabo de ver? Una sonrisa de mi mejor amiga? –dijo con la sonrisa de costado.
-Sí, igual no te pienso pasar nada, Peter, eh… -dijo arqueando la ceja nuevamente.
-Eh… -dijo sonriendo. –Dale, Mariana, me va a matar el profesor, no sé hacer nada de esto.
-Andá a clase particular, no sé, Peter…
-Bueno, ya que me lo pedís así, nos vemos hoy en tu casa.
Lali no tuvo tiempo de contestar, el timbre sonó y el profesor pasó por los bancos a recoger las hojas con los ejercicios. Peter salió corriendo del salón.
El día transcurrió normalmente. Al final del día Lali se fue con Lucas en su moto muy apurados y Peter se sintió extrañamente desilusionado.
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-No puedo creer que no me avisara! Lo voy a matar! –dijo Lali con una sonrisa de oreja a oreja mientras daba saltitos en la sala de llegada del aeropuerto.
-Sí, la verdad que nos sorprendió a los dos, a mí no me dijo nada. Da para matarlo, no? –dijo Lucas con otra sonrisa dibujada en el rostro.
Varias personas cruzaban la puerta de los “Arribos Internacionales”, pero ninguna era Vico. –Te juro que lo extraño muchísimo, mi hermano vuelve!
-Sí, Mar, pero acordate que se va de vuelta en un tiempito, no te ilusiones –dijo mientras le agarraba la mano.
-Ok, me estás bajoneando mal, Lucas! –dijo ella tratando de sonar enojada, pero no. No iba a servir, estaba demasiado feliz.
-Qué mal que no vino en las vacaciones, no? –dijo Lu. –Tenemos que ir al colegio justo cuando viene, no vamos a poder estar tanto tiempo con Vico.
Lali pensó unos instantes. –Sabés que justo estaba pensando eso mismo… Me parece que me tomo esta semana, aprovecho que no tengo ninguna prueba.
-Hay que tener suerte para faltar una semana, no? Mis viejos no me dejan ni a palos faltar una semana.
-Boludo, tus notas son deprimentes. –le dijo Lali riendo.
-Y sí… qué se le va a hacer? –Lucas se rió también. –Me alegro que faltes, Mar. Estás muy metida en los estudios, disfrutá, amiga! Que vos podés, tenés buenas notas. –dijo.
-Tenés razón. Tengo que disfrutar más, no? –dijo con los ojos entrecerrados.
-Al fin! –dijo alzando las manos. –Al fin, gracias! –se arrodilló en medio del aeropuerto mientras Lali se reía.
-Ah, bueno! Llegué y ni se enteraron, me parece que me vuelvo para España, no? –dijo Vico apareciendo de la nada con una cargamento de bolsos importante.

domingo, 21 de abril de 2013

Una Opuesta Atracción Capítulo 11

PERDÓÓÓÓÓÓÓÓNNNNNN, Enserio, perdón, esta semana fue muuuuy loca. Mis profesores ponen tarea tras tarea como si asumieran que no tengo vida social o virtual o de cualquier otro tipo. OK! Perdón que sea un poco corto este capítulo!! -Paz ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------





-Verdad, pero quiero que faltes conmigo, dale, te invito a mi casa a almorzar.
Lali dudó –No sé, Peter…
-Dale, a mi familia le caés re bien, mi vieja no creo que esté porque está laburando, pero mi viejo y mi primo sí. Dale. –pidió con una sonrisa compradora.
-Me visto y vamos, esperame acá. –dijo ella después de unos segundos de pensarlo mejor.
Se puso unos jeans gastados y un poco ajustados, unas botas marrones, y arriba un sweater de lana suelto y blanco. Luego se puso un pañuelo rojo y se peinó un poco. Decidió llevar el pelo suelto.
-Vamos? –dijo mientras agarraba una cartera bandolera pequeña de cuero y ponía el celular y la billetera.
-Vas a ir así? –la miró de arriba abajo.
-Peter estamos en invierno, enterate, me parece que es un trauma de estrella de cine. El verano nunca termina para ustedes, o qué? –preguntó.
-Ey, muy fea la discriminación a los ricos y famosos!
-Tonto. Estoy mal vestida?
-No. Sos muy friolenta o algo así?
-Muy. –contestó ella mientras cerraba la puerta con llave y bajaban las escaleras.
-Yo también soy friolento.
-Mentira. –respondió ella con una sonrisa.
Se subieron al auto y condujeron hasta su casa. Cuando estaban por llegar Lali le preguntó –Peter! Qué va a decir tu viejo de que faltaste?
-Seguime la corriente –dijo estacionando y metiendo el auto en al garaje.
Lali no pudo evitar notar la cantidad de increíbles autos que había allí. –Parece que los coleccionaras…
-Algo así… -Respondió con una sonrisa triunfadora pensando que por fin la había impresionado.
-Yo también tenía una colección de autos, sabías?
-Enserio? –preguntó asombrado.
-Sí, solo que eran más chiquitos, como de este tamaño –dijo haciendo una medida de diez centímetros con su dedo pulgar y su dedo mayor.
Peter no pudo evitar reírse.
-No tenías Barbies o muñecas? –dijo Peter con una risita.
-No, heredé todos los juguetes de mi hermano. Pero me re divertía… -dijo Lali encogiéndose de hombros.
Entraron a la casa cruzaron el gran living y el comedor y Peter la llevó al estudio de su padre. Una habitación con unos mullidos sillones y butacas, una mesa de café, una estufa a leña que estaba prendida y un escritorio. El señor Juan Lanzani estaba sentado en una de las mullidas butacas que había junto al fuego y leía un libro.
-Hola, viejo. –Lo saludó Peter. –Invité a Lali a almorzar.
-Hola, señor Lanzani –lo saludó Lali con una sonrisa.
-No deberían estar hoy en el colegio ustedes? –preguntó suspicaz.
-Hay un sindicato de maestros, nos dieron el día libre por hoy. –mintió Peter. Aunque Lali podía notar que mentía porque se le curvaba levemente el labio superior.
-Sí? –El padre de Peter se mostró interesado. –Qué pasó?
-No sé, viejo, un tema de los profesores con el director… Te imaginás que yo no me preocupo por esas cosas…
-Ah… Mirá vos, Peter, viniste muy tarde anoche?
Peter se encogió de hombros y Lali no pudo evitar ruborizarse levemente, por fortuna nadie lo notó. –Sí, puede ser, no sé… Estuve con Agus hasta tarde en su casa. Y después me fui temprano al colegio…  Y ahora volví acá a almorzar. –explicó Peter.
-Bueno…  -suspiró el señor Lanzani.
En eso el celular de Peter suena y ve que es Brenda.
-Tengo que atender esto, esperame acá, Lali.
Hubo un momento de incómodo silencio hasta que Lali le preguntó –Qué está leyendo, Señor Lanzani?
El hombre alzó las cejas y la miró con cara de sorpresa. –Un libro de filosofía, se llama “El ser y el no ser”.
-Muy buen libro –dijo Lali –Lo leí el año pasado, me encanta la filosofía –explicó.
-Sí? Mirá vos… -parecía sorprendido.
Cuando Peter regresó diez minutos después encontró a Lali y a su padre, enfrascados en una conversación filosófica, Lali hacía gestos, explicaba su punto de vista y parecía realmente feliz al hablar de esos temas que tanto le fascinaban.
-No, no estoy de acuerdo con su argumento, si lo mirá desde otro punto de vista se va a dar cuenta de que… Ah, Peter. –Lali salió de su ensimismamiento.
Peter sonrió. –Interrumpo?
-Más o menos, hijo –dijo con una sonrisa. –Buena charla, hay que seguirla, querida.
Lali se levantó de la butaca.
-Vamos a comer, Lali? –preguntó Peter.
-Sí, dale.
-Vos andá yendo, preciso hablar una palabras con mi hijo, después seguimos con el tema. –Lali le sonrió y salió del estudio, dejando a Peter y a su padre solos.
-Qué pasa, viejo? –Preguntó Peter cansado.
-Hijo, acabo de tener una charla maravillosa con tu novia, es increíble todo lo que sabe esta chica! –exclamó sorprendido.
-Sí, ya sé, es muy inteligente, cómo te creés que me saqué un diez en el examen de Literatura? Y no es mi novia, viejo, estoy saliendo con Brenda Asnicar, la actriz…
-Bueno, tal vez es mejor que no estés saliendo con ella porque es demasiado buena para vos, hijo –se rió su padre mientras salía del estudio y dejaba a Peter ligeramente desconcertado.
Mientras comían charlaban de todo un poco, a las tres de la tarde Lali avisó su intención de irse.
-Por qué? –Preguntó Peter.
-Tengo que irme a trabajar en media hora…
-Sí, donde trabajás? –preguntó el señor Lanzani.
-En un tienda de ropa en Palermo… -dijo Lali.
-Te pagan bien? –preguntó Peter sin pensar, pero después se disculpó –Medio desubicada la pregunta…
Lali rió –No, todo bien, la verdad me pagan pésimo, pero bueno es lo que hay –dijo un tanto inhibida, le molestaba un poco hablar del miserable trabajo que tenía porque Peter había sido la razón por la que había perdido su fabuloso empleo en “Flo”. Pero sabía que él estaba realmente arrepentido.
-Perdón… -se disculpó en voz baja. Lali le puso una mano en el hombro como diciendo, no importa, ya fue.
-Cómo que perdón? –se interesó en señor Lanzani.
Lali chasqueó la lengua, como para darle menos importancia –No importa, ya pasó… Bueno, mejor me voy yendo, no?
-Dale, te llevo?
-No, no te preocupes, me voy en bus. Chau, señor Lanzani, un gusto haber charlado con usted.–Juan asintió- Chau, Peter.
Lali se fue bastante apurada, ya estaba llegando tarde. Tomó el bus y se dirigió a la tienda de ropa donde trabajaba.
Trabajó por unas cinco horas, a las ocho de la noche, tomó otro bus que la dejó a dos cuadras de su casa. Entró al edificio, subió las cuatro escaleras y llegó finalmente a su casa. Chequeó su celular: cinco llamados perdidos de Lucas. Lo llamó, y el la invitó a cenar a su casa. Hacía mucho que no hablaba tranquila con él, así que fue a la cena en su casa.

martes, 16 de abril de 2013

Una Opuesta Atracción Capítulo 10

Mi internet tiene la misma señal que en el agujero más profundo de la tierra, espero que sepan comprender, que mi internet NO QUISO cooperar conmigo. No es mi culpa.  -----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------




Llegó a la casa de Dolores a las ocho y media de la noche. Curiosamente la encontró en su piscina nadando con su amiga Melody y parloteando como cotorras.
-Hola, Dolores. ¿Podemos hablar… ahora? –siempre directo, siempre yendo al grano. Así era Peter cuando quería algo. Siempre. Nada ni nadie lo intimidaba. Él era Peter Lanzani. El Gran Peter Lanzani.
-Ehh, Peter, que sorpresa, Osito. Mel, andá al cuarto, yo ya voy para allá, tengo que atender a mi boyfriend. –Alardeaba de Peter la pobre chica.
Pobre… Se va a llevar una desilusión, pero… No es más mi problema. Peter Lanzani se lava las manos… Sin Dolores…
Melody se fue y no se molestó en ponerse la toalla para tapar su cuerpo. Peter la miró de reojo pero no le dio importancia. Las mujeres lo volvían loco, pero sabía controlarse para no quedar como un estúpido. Un baboso, nunca. Tenía total control sobre sí mismo.
Dolores lo miró expectante, ella tampoco tapó su cuerpo con la toalla y Peter la miró lentamente de arriba abajo. Notó que no tenía tan buena delantera como aparentaba. Todo relleno había sido. Sus pechos eran más bien pequeños. Su cuerpo… Muy anguloso. Muy flaca y excesivamente alta. ¿Es qué había estado ciego? Por Dios… Su cara era linda, pero notó que sus ojos eran de un azul un poco artificial… Por Dios, no la podía mirar más a los ojos porque le iban a dar pesadillas…
Flaca… Qué carajo te pasa con los ojos? Azul eléctrico, boluda!
-Ehh, Osito, qué pasa? –Se acercó a él y le empezó a dejar besos mojados y pegajosos por todo el cuerpo.
Nah, usa brillo labial hasta para la piscina? Pará loca, ni que fueras un top model…Y encima es esos que se pegan… Qué asco, tiene un sabor asqueroso, boluda, a sandía? No, naranja? Qué asco!
-Mirá Dolo, vine acá a tu casa por una razón muy particular y espero que no te joda… Creo que nuestra relación…
-Sí? –preguntó ella ilusionada.
Qué piensa que le voy a pedir? Casamiento? Rescatate, flaca.
-Creo que nuestra relación no da para más así, Dolores.
Directo, cortito y al pie, bien Lanzani!
-Ay sí, osito! Yo también pensaba eso, pero no animaba a comentártelo. –dijo emocionada.
Comentártelo? Ni que habláramos siempre… Nunca me decís nada, igual me parece que te equivocaste…
-Qué es lo que pensás que te acabo de decir, Dolo?
-Que querés que nuestra relación de un paso adelante, mi amor! –exclamó con ilusión.
-No, te re equivocaste, Dolo. Lo que yo quería decir era que terminemos con esto de una vez por todas. Dolores, no da para más. Yo estoy buscando algo que vos no me podés dar.
Su rostro se llenó de lágrimas mientras Peter decía esto sin emoción alguna.
-Qué es lo que no te puedo dar? Mi amor, nosotros ya lo hicimos… ¿De qué me estás hablando?
-Dolores, mejor me voy, la mejor suerte en todo. –dijo Peter mientras cruzaba la puerta del patio.
-No! Peter! ¿Dónde voy a conseguir otro novio tan famoso como vos? –le gritaba, pero Peter ya se había ido, más contento y más libre. Ahora iba a salir con Brenda, la diosa, más grande, menos hueca e increíblemente sexy.
La semana pasó rápidamente para Peter y muy lentamente para Lali, entre el trabajo, los deberes y estar prácticamente sola se le hacía muy pesado y poco llevadera la situación.
Peter, en cambio había estado saliendo con Brenda Asnicar todos los días de la semana. Ella había dado por hecho que eran novios y el no opuso mucha resistencia a ello. Lo habían declarado públicamente y muchas fans de Peter no estaban nada contentas con la relación. Salían en todas las revistas y todos estaban constantemente pendientes de su corta pero fogosa relación.
-Peter, vamos a la Premiere de la película de Nico Riera la semana que viene? –preguntó Brenda. –Es más o menos amigo tuyo, no?
-Más o menos, no. Es un amigazo Nico. Obvio que voy. –dijo.
-Cómo que voy? No voy yo con vos? No vamos juntos, amor?
-Obvio, diosa. –le beso los labios. –Ey, preciosa, me tengo que ir a mi casa, me espera mi viejo, no te jode, no?
-Obvio que no, mi amor. –Lo beso fogosamente de nuevo –Soñá conmigo.
-Sí, obvio… -dijo Peter haciendo una pequeña mueca.
Por dios… Que cursi.
Peter manejó hasta su casa. Sus viejos habían llegado de su viaje a Europa hace dos horas y ya había empezado con el pie izquierdo. Primero porque supuestamente los debería haber esperado en el aeropuerto o mínimo en la casa en cuanto llegaran. Segundo porque había salido en la mayoría de las revistas la última semana, cosa que el padre de Peter aborrecía.
Bueno, por lo menos comentan sobre mi vida amorosa y no familiar…


-Hola! –Saludó Peter con los brazos abiertos mientras cruzaba el umbral de la puerta de su casa, ejem, mansión.
En eso entran los señores Lanzani al living enorme. Su madre lo recibe con una sonrisa.
-Hola, hijo. –Abrazó a Peter.
-Hola, ma. –Peter le sonrió y luego se enfrentó a su padre.
Su viejo, para gran sorpresa de Peter le sonrió también y lo abrazó.
-Me alegra que hayan pasado lindo… -comentó Peter.
-La verdad, que la pasamos muy bien… Pero, no importa, lo que sí me importa es lo que hiciste vos.
Peter sonrió y suspiró. –Qué hice? Estudié mucho, me saqué un diez en un examen muy importante, te dije, viejo?
Su padre sonrió en aprobación. –De qué era el examen?
-De Literatura. Si lo perdía repetía el año. –explicó Peter.
-Le agradeciste a tu tutora? –preguntó su padre, su madre se había ido a desempacar y estaban en plena charla de hombres.
-Sí, claro. Nos tocó hacer un proyecto juntos y estuve yendo a la casa de ella.
-Que bien… Me cae muy bien esa chica, tiene personalidad.
-Sí… Mucha personalidad. –Peter corroboró.
-Hablando de chicas… No pasaste desapercibido para la prensa, hijo.
-Qué pasó, viejo?
-Hijo… Voy a ir al grano, porque no tengo ganas de hablar mucho…Yo respeto mucho tu trabajo, lo sabés y lo has sabido siempre. Pero, quiero que te tomes las cosas con seriedad, me enteré por las revistas… Sí, me enteré –repitió al ver la cara incrédula de Peter. –de que estás saliendo con esta actriz… Es en serio? Porque no quiero que los de la prensa se hagan millones publicando historias sin importancia de tu vida. Ya… ya ha habido varias así y no me gusta que tengan esa imagen, hijo. Si vos querés tener ese estilo de vida, tenelo, pero con discreción. Te lo vuelvo a repetir, es en serio esta relación? Si es otra de tus jodas desmentís inmediatamente la relación y practicás ya la discreción.
No, claro que no es en serio, viejo. Es una más de la lista, por dios!
-Se podría decir que estamos en algo serio, puede ser… -mintió Peter.
-Estás seguro de lo que decís?
No, no estoy seguro, para nada.
-Pero por supuesto, viejo! –Peter se hizo el ofendido.
-Muy bien, entonces en dos días ambos tienen una entrevista juntos donde van a aclarar bien su noviazgo y mañana… Mañana la invitás a cenar con nosotros, así la conocemos. Jamás nos presentaste una novia y no puede ser eso. –declaró el señor Lanzani con un tono que dejaba claro que era una orden.
Dicho esto, se levantó del sillón y subió las escaleras.
No, por favor! No, no, no, no, no!!!!! Por qué las cosas malas les pasan siempre a las personas buenas, facheras, talentosas y con éxito, por qué?????!!!!  Me estoy volviendo loco.
Esto no podía ser verdad, por qué le había dicho a su padre que era en serio lo de Brenda. Decidió que lo mejor era llamarla y avisarle que no haga ningún plan para mañana a la noche. Subió a su habitación y marcó el número de Brenda.
-Hola? Bren, sí, escuchame, diosa, hermosa, mañana te va conocer a mis viejos?
-Peter, estoy oyendo lo que creo que estoy oyendo?
-Sí, preciosa. Claro –dijo dubitativo.
Esto definitivamente no me puede estar pasando a mí, no por dios!!!!
-Me muero, salimos hace una semana nada más y ya me presentás a tus viejos? Mi amor, sos un bombón, cómo te quiero.
-Qué lindo todo lo que decís, Bren. –dijo como escudo para no decirle “yo también”.
-Mi amor! Sos un sol, te quiero. Sabés qué? Me encanta ser la chica por la que Peter Lanzani deje todo y se ponga serio, me encanta ser esa chica.
Ponerse serio las pelotas, mi amor…
-Claro, ah y en dos días los dos tenemos una entrevista para aclarar todo… a las fans y demás.
-Me encanta. Te quiero. Chau.
Esta mina dice “Te quiero” en cada oración, qué carajo le pasa?
-Chau… La puta que lo parió, la mierda con que me tengo que poner serio! Por qué me metí en esto, por dios! –empezó a gritar y farfullar. Se tiró en la enorme cama de su habitación como si fuera una piscina, agarró el celular y por alguna razón en especial, empezó a borrar los contactos que ya no necesitaba.
-A ver…esta, la borro; Julieta, también, terminamos hace banda; Lola, si por favor, que mina insoportable; Mora, de donde conozco a una Mora yo? Borrado; Melody, Melody es la amiga de Dolores? La que me tiró onda cuando ella se fue al baño, sí, esa, borrado!; M, m, m , todas borradas! Mariana… -Dudó al ver su número en la pantalla. Seleccionó el contacto y apretó sin pensar el botoncito verde del celular.
Estaba sonando…
-Hola?
Su voz suena linda cuando atiende el teléfono. Control, Lanzani, control. Es Mariana, no le darías ni muerto.
-Hola –respondió Peter –Lali. –La había llamado Lali.
La llamé Lali. Lali, Lali, Lali, Lali, Lali. Podría repetir su nombre un millón de veces. Es lindo, Lali, Lali, Lali.
La voz en la otra línea se rió –Quien es? Y cómo sabés mi nombre?
Peter tosió para aclararse la voz. –Emm, soy yo!
La voz de Lali volvió a reír –Quien es yo?
-Yo! –y esta vez Peter también se rió –Deberías saber quién es yo a esta altura.
-Ey, solo conozco a una persona tan egocéntrica que da por sentado que todo el mundo sabe quién es. Lanzani, que hacés llamándome a las diez de la noche? –Preguntó ella al otro lado de la línea mientras reía.
-Me conocés demasiado. –tuvo que reconocer Peter.
-Tengo el privilegio –ironizó Lali.
-Sabés cuantas chicas darían un riñón solo para hablar conmigo como estás haciendo vos ahora? –preguntó Peter haciéndose el lindo.
-Ves? Cuando te tiras de Winner ya me dan ganas de cortarte. Chau. –Y así nomás le cortó el teléfono.
Hacía una semana que no hablaban. Una semana era mucho ahora que se había acostumbrado a las charlas de Lali. Fue lindo escuchar su voz. Más lindo era charlar con ella. La apreciaba bastante. Como amiga, claro.
La llamó nuevamente, pero ella, al ver que era él cortó la llamada juguetonamente. Así fue igual cinco veces más.
Me está buscando y me va a encontrar.
-Viejo, voy a salir. –Anunció.
-Con tu novia?
Peter frunció el ceño –No. Voy a… estudiar.
-A las once de la noche? No tenés que ir al colegio mañana?
-Sí, pero es importante esto.
-Bueno, volvé temprano.
Peter fue a McDonald’s, se puso los lentes oscuros, aunque era de noche y pasó por el Auto Mac. Condujo hasta la dirección deseada. Y bajó de su auto. Subió cuatro pisos en escaleras prácticamente volando y tocó el timbre.
-Pará un minuto, Euge, me tocaron el timbre, bancá. Si, obvio… bancá un toque… Peter? –Lali estaba sorprendida. –Hablamos mañana en clase, dale? Chau. –Cortó el teléfono.
Levantó la bolsa de comida y sonrió –No me invitás adentro?
-Si… qué hacés acá? –preguntó Lali confundida.
-Vengo a visitar a mi amiga. –explicó simplemente.
Lali arqueó una ceja.
Otra vez esa ceja, por dios… Shhh callate, mente.
-Desde cuando somos amigos?
-Desde siempre, tengo un problema, amiga. –soltó.
Lali sonrió mientras lo invitaba a pasar y se sentaban en el sillón. –Contame.
Peter le explicó todo, desde que se había encontrado con Brenda, cómo corto con Dolores, la vuelta de sus viejos… Bueno, en fin, todo.
-Nada y ahora, en dos días tengo que dar una entrevista con ella y va a venir mañana a conocer a mis viejos! A mi viejos! Podés creer? Yo, presentándole a mis viejos una mina! Y no es LA mina, o sea, se parte, sí, pero no es LA mina que yo diga, me quiero casar con esta, quiero tener sus hijos… No, entendés, Lali? –dijo mientras se metía una papa frita en la boca.
Lali abrió mucho los ojos y se rió. –Estás muy cambiado vos. No sé si para bien o para mal…
-Esperemos que para bien, no? Por qué lo decís?
-Nunca me habías dicho Lali antes… No sé, me pareció raro, nada más –dijo encogiéndose de hombros y comiéndose una papa.
-Todo el mundo te dice Lali, no?
-Vos no sos todo el mundo. –replicó ella.
-Bueno, podemos dejar este tema de Lali y concentrarnos en el de Peter? –preguntó ansioso.
-Egocéntrico. –dijo ella riéndose.
-Volviendo a mi tema, qué hago, Lali? –preguntó, parecía desesperado.
-Ay, Peter, andá con la verdad. –dijo ella. –Qué se yo, no sé… decile que fue una confusión o algo. Pero andá con la verdad.
-La verdad no sirve. –dijo bostezando.
-Tenés sueño? –dijo un tanto enternecida.
-Ajá –dijo asintiendo.
-Bueno… Mejor te vas, no? Yo también tengo sueño, nos vemos mañana el colegio. Y charlamos, re linda charla, Peter. Chau –dijo mientras se levantaba del sillón un poco nerviosa.
Pero Peter no respondía. Siguiendo un impulso, la agarró de la cintura, la atrajo hacia sí y no la dejó escapar. La abrazó y se recostó con ella en el sillón.
-Me encanta charlar con vos,  amiga, en serio, me hace bien. Me hace bien esto. –Dijo somnoliento mientras la abrazaba.
-No, Peter, a ver, levantate, dale. –dijo bajito, susurrando.
-No, no… No, Lali. –dijo casi dormido y abrazándola cada vez más fuerte.
Lali suspiró. Esta realmente atrapada.
Placenteramente atrapada.
Peter tenía las manos en su panza y entrelazadas con las suyas. Parecían novios. Él estaba dormido, pero estaba consciente. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Pero tenía sueño y decidió seguir ese impulso.
Se durmió después de quince minutos y Lali lo siguió luego de un ratito más. La noche pasó volando, el primero en despertarse fue el que había sido primero en dormirse. Abrió lentamente los ojos y vio que tenía a Lali en brazos. ¡A Lali en brazos!
Qué piel más suavecita que tiene, ta listo, dejá de acariciarla, ya está… Listo, ya la dejé… … …. Basta de acariciarla, ya está, loco!
Ella seguía dormida. Peter le estaba acariciando la piel de la mano, del brazo, de la cara, del cuello, del escote…
Ya está, esto es terreno prohibido, ella no es otra chica más, es tu “amiga”, si es que a eso se le puede llamar amiga, tu amiga, no le acaricies más ahí, idiota, no bajes más la mano, no!
La mano de Peter se dirigió a su cara nuevamente, pero esta vez le tocó los labios, eran grandes y carnosos, rojos. Muy rojos, no se había dado cuenta de eso. Luego le empezó a acariciar el pelo. Era morocha, color café oscuro, pero aun así castaña. Lo tenía largo y suave. Aunque siempre salía con rubias…Nunca había salido con una morocha, nunca salió. Jamás.
Luego pensó, se tenía que incorporar, calzarse, comer algo, la levantó un poquito… Pero se dio cuenta de que no quería que Lali se moviera de ese lugar. No quería moverla de ese lugar, arriba suyo, en sus brazos.
Pasaron las siete de la mañana… Las ocho de la mañana… Las nueve de la mañana… Lali no despertaba y Peter no quería ir al colegio. No quería. Sabía que ella lo iba a matar por no despertarla, pero… Qué más da?
A las diez de la mañana, Peter sintió que Lali se movía arriba de él. Todavía tenía los brazos alrededor de ella y no pensaba soltarla.
-Mmm, dónde estoy? –preguntó adormilada y confundida.
A lo que Peter rió. –Estás en tu casa, dormilona.
-Mmm? Con quien estoy? –dijo desperezándose –Arriba de quién? –volvió a preguntar.
Peter le giró la cabeza y sonrió. –Arriba de yo.
Lali lo miró horrorizada. –NO! –Exclamó, a Peter le pareció muy cómica su expresión y estalló en carcajadas.
-Lali nosotros no estuvimos juntos, eh…
La exhalación de Lali fue bastante exagerada. –Entonces… si no estuvimos juntos… qué hago yo despertándome con vos, arriba tuyo. –Procesó lo que pasó anoche y le vino la memoria. –Ta, no pasó nada. –Se dispuso a levantarse pero Peter la retuvo.
-Estás exagerando un poco… Tan feo soy que no querrías pasar una noche de pasión conmigo? –preguntó bromeando.
Pero Lali se lo tomó bastante en serio. Lo miró con una cara que dejaba claro que estaba de mal humor –Con vos, nunca.
Cómo que conmigo nunca? Está ciega esta mina?
-Bueno… tranquila. Querés desayunar?
-Cómo qué querés desayunar, es mi casa!
-Bueno, puedo desayunar con vos? –preguntó sonriente.
-Y si, dormimos juntos, por qué no vamos a desayunar juntos también?
-Esa es mi amiga! –dijo Peter. –Vas a ir al colegio hoy?
-Si obvio…
-Pero son las diez.
Lali suspiró. –Hace cuanto que estás despierto?
-Desde hace bastante, pero no te quería despertar… Y no me mires así! Estabas cansada y laburás mucho, tenías que descansar en algún momento y lugar! Y que mejor lugar que arriba de tu amigo!
Lali lo miró con los ojos entrecerrados. –Yo no sé qué película te comiste, pero desde cuando somos amigos nosotros, Peter? –Pregunto con una risa confusa.
-Y no sé, hablamos bastante, conocés cosas de mí que nadie sabe… Y, me gustan nuestras charlas, somos amigos, no?
-Sí, se le puede llamar amistad.
Desayunaron unas tostadas y café con leche. Luego Peter se sentó en el sillón y dobló sus brazos atrás de su cabeza.
-Ey, qué hacés? No te pongas cómodo, eh…
-Por qué no me puedo poner cómodo? –dijo agarrando su mano y arrastrándola al sillón junto a él.
-Vos estás drogado, Peter? –Lali estaba muy confundida por su actuación recientemente.
Él se rió –No! Vas a ir al colegio, entonces?
-No sé… Tengo que ir.
-Por qué tenés que ir, Lali?
Ella lo miró extrañada. –Porque no todos estamos forrados en guita. –dijo riendo. –No, fuera de joda, quiero que me vaya bien en los estudios, ya falte el otro día, no puedo faltar hoy tampoco.
-Dale, faltemos, yo falto con vos!
-Vos vas a faltar de todos modos.
-Verdad, pero quiero que faltes conmigo, dale, te invito a mi casa a almorzar.
Lali dudó –No sé, Peter… 

sábado, 13 de abril de 2013

Una Opuesta Atracción Capítulo 9


Como si la situación no pudiera ponerse peor, llegaron varios fans y le empezaron a pedir autógrafos y fotos. Cuando recién se pudo deshacer de los paparazzi y de los fans, eran las once de la noche.  Su plan principal era llevarle la comida a Dolo, cenar con ella y charlar. Pero una gran idea cruzó su mente y aceleró la velocidad del coche.
Toc, Toc, Toc.  Peter tocó la puerta. Toc, Toc, Toc. Tocó nuevamente un poco más ansioso, no le gustaba que lo hagan esperar.
-Ya voy! –decía una voz débil y llorosa, y ahora también un poco molesta de que alguien la estuviera molestando a las once de la noche…
Mariana abrió la puerta y le sorprendió encontrarse la cara de Peter sonriente levantando una bolsa que olía deliciosamente. Pero la sonrisa de Peter flaqueó al ver la cara de Lali.
-Traje comida italiana –dijo Peter. –Para cenar… Estás bien?
-Sí, sí, pasa, solo que me tomó por sorpresa… -se secó las lágrimas con la manga del buzo rápidamente y con disimulo, pero Peter se dio cuenta todos modos.
-Te gusta la comida italiana, no?
-Claro, qué es? Pizza? –Disimulando la angustia y tratando de sacar tema de conversación.
-Creo que algún tipo de pasta, ni sé lo que pedí porque me unos periodistas me empezaron a hacer preguntas y fotos, y luego unas fans… Con los autógrafos y las fotos y las preguntas ordené cualquier cosa. –Dijo Peter con un cierto aire de superioridad, curiosamente Lali no dijo nada. –Pero seguro es rico –añadió.
-Sí, obvio –dijo Lali secamente.
-Me querés contar qué te pasa? O sea, ya sé que no soy tu amigo, ni nada por el estilo… -Sí, claro, esas son las palabras correctas, Peter, bien. –Lo que quiero decir es que… somos una especie de amigos, me podés contar que es lo que te pone mal.
-Gracias, Peter… Pero no gracias… Estoy bien así. Comemos?
Así que comieron, Peter había ordenado unos macarrones con queso deliciosos. Mientras cenaban charlaban de todo un poco. Peter desde ya la notaba alicaída, ida, ausente. 
Luego de que terminaron de comer, se sentaron los dos en el sillón del pequeño living de la casa de Lali.
-Pongo música? –preguntó, en un intento de animarla. Nunca había tratado de hacer que una persona se sintiera mejor además de a sí mismo. –Te prometo que no pongo rap ni esos géneros que no te gustan. –se sorprendió a si mismo al recordar que a Lali no le gustaba el rap. Solo se lo había dicho una sola vez. Y sin embargo, lo recordaba. Sonrió para sus adentros.
-Sí, gracias –respondió con una sonrisa triste mientras suspiraba y cerraba los ojos un momento. Lali inconscientemente apreció el hecho de que él recordara que no le gustaba ese tipo de música. –Entonces que vas a poner?
-Ya vas a ver. –Le sonrió. Puso el iPod en el dock del equipo de música de Lali e inmediatamente empezó a sonar por toda la pequeña habitación el tema “Pumped Up Kicks” de “Foster the People”
Lali sonrió –Buen tema, no te tenía con este.
-Soy una caja de sorpresas. –Sonrió creyéndose.
-Mentira –sonrió Lali. –Sos el tipo más predecible que conocí en toda mi vida.
-Enserio? –preguntó Peter, un tanto confundido, curioso y molesto de que una vez más le sacara la ficha de una manera increíble. –Cómo él más predecible?
-Que sos un estereotipo, Peter. Sin ánimos de ofenderte, claro, sos el típico chico que, solo porque el mero hecho de que tiene fama y porque tiene buen aspecto, se cree bastante. Salís con chicas hermosas, menos inteligentes que vos, así tenés el control de la relación y podés dejarlas cuando a vos te plazca con una excusa pobre y mal elaborada. Sos competitivo, sos el mejor en todo lo que hacés, en terreno conocido. Ahora, a lo desconocido, lo menosprecias, le temés. Es así? –Preguntó arqueando una ceja.
-Nada que ver. –Era exactamente así, pero prefería tirarse a un pozo antes que darle la razón a Mariana. –O capaz, a algo acertaste.
Lali sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos. –Mentís de nuevo, Peter. Acerté a todo.
-Bueno, ok, acertaste a todo. –dijo con una voz rendida que Lali no había conocido nunca. Parecía un nene chiquito que reconocía que había hecho una travesura. –No sé cómo lo hacés.
-Si es como yo digo… Qué es eso desconocido a lo que temés? –pregunto ella.
-Es algo bastante personal, no? –dijo Peter reacio a contarle sus miedos.
Lali se sorprendió un poco, pero luego pensó que él tenía toda la razón. Tenía todo el derecho de no dejarla entrar en un área restringida.
-Tenés toda la razón. –dijo cabizbaja, estaba triste. No lo podía negar más.
En ese momento, empezó a sonar por toda la habitación la canción “I Will Follow You Into The Dark” de “Death Cab For Cutie”
Love of mine some day you will die
But I'll be close behind
I'll follow you into the dark
-Ey, qué temón este, no? –dijo Pitt.
Estaban los dos sentados en el sillón, a una distancia considerablemente cerca.
No blinding light or tunnels to gates of white
Just our hands clasped so tight
Waiting for the hint of a spark
If Heaven and Hell decide
That they both are satisfied
Illuminate the NOs on their vacancy signs
-Es de “Death Cab For Cutie”, me acuerdo que una vez fui a un concierto de ellos… -comentó Peter.
-Ajá? –Lali estaba ausente, no era ella, algo le pasaba.
Peter la miró fijamente a los ojos y ella le devolvió la mirada. Se acercó aún más hacia ella. –Mariana, estás bien?
If there's no one beside you
When your soul embarks
Then I'll follow you into the dark
Tenía los ojos vidriosos, y así como así ella acortó la distancia que los separaba y lo abrazó, enterrando su cara en su pecho y derramando lágrimas sobre su cara camisa de diseñador. –No, Peter. No estoy bien.
Él, sorprendido y un poco conmocionado, la abrazó también. Y la contuvo, la abrazó más fuerte y la acercó más hacia él. Luego, sin él mismo darse cuenta de lo que hacía la sentó en su falda, cosa de que su cabeza se recostara placenteramente en su hombro. Y simplemente la abrazó, la oyó sollozar y la dejó descargarse mientras él se acostaba en el sillón con ella.
Otra vez sin darse cuenta, su mano fue por cuenta propia a la cara de Mariana y le secó un par de lágrimas. La misma mano desobediente se fue al cabello de Mariana y lo empezó a acariciar. Y sus labios… Sus labios se posaron en la frente de ella y simplemente se quedaron ahí.
Las horas pasaban y Lali seguía manchando su cara camisa de lágrimas y los labios de Peter seguían en su frente. Ella lloró hasta quedarse sin lágrimas.
Una vez drenadas y gastadas sus lágrimas, Mariana se durmió profundamente en brazos de Peter. Él, al ver que ella ya no lloraba, giró su cara para ver cómo estaba y al encontrarla dormida, se enterneció. ¿Quién rayos la había hecho llorar así? ¿Por qué? Juró que iba a matar al imbécil que la hubiera hecho sufrir así, pero luego pensó, ¿Por qué carajo me importa tanto? No es mi puto problema, que se las arregle sola, yo solo estuve en el momento menos indicado para consolarla.
Pero luego la vió dormida en sus brazos, y se le ablandó el corazón, estaba con Mariana en brazos… ¡Estaba con Mariana en brazos todavía! ¿Qué hacía sosteniéndole la cabeza y con los labios pegados a su frente y con su otra mano todavía acariciándole el sedoso cabello morocho?
Con suma delicadeza la levantó de arriba suyo y la dejó dormida en el sillón. La tapó con una manta que encontró por ahí. Antes de irse, sin embargo, hizo algo muy peculiar en él. Sin darse cuenta, por supuesto, le limpió la cocina, le tiró los envases de plástico en los que había venido la comida italiana, y por último le echó una fugaz mirada. Seguía dormida.
-¿Qué carajo acabo de hacer? ¿Por qué mierda le limpié la cocina si nunca en mi vida hice ni siquiera mi cama? –murmuró por lo bajo.
Mariana se removió en sueños. Peter se acercó un toque. Pero luego vió su reloj, eran las tres de la mañana. Mejor se iba y se olvidaba de todo este lío.
Se subió a su auto y se dirigió a lo de Agustín. A decir verdad, no la había pasado tan mal. Es más, se sintió bien consolarla. Al menos sabía que algo estaba mal en su vida, que se sentía mal por algo, que alguien le había hecho algo, ¿Pero qué carajo hacía de vuelta imaginándose los problemas de esta mina que nada tenían que ver con él? Mariana no era nadie.
A las tres y media llegó a lo de Agus, se acostó en su cama y vió dormir profundamente a su amigo. Bueno, mirando el lado bueno, mañana no tendría que ir a lo de Mariana. Su corta amistad de estudio había llegado a su fin. –Qué mal –masculló Peter sin pensar –No, idiota, qué bien! –se corrigió. Buenísimo, ahora hablaba solo. Primer síntoma de locura.
Lali se despertó a las siete de la mañana, estaba en el sofá, tapada con una mantita. Su mente tardó dos segundos en procesar lo que había pasado anoche y comprenderlo. -¡No! –gritó. –No, no, no, no, no, no, ¡no!
Le vino una depresión porque él muy idiota le había hecho recordar a sus padres señalando una estúpida foto que no miraba hace tiempo. Luego, el mismo idiota le había preguntado varias veces si estaba bien. Y luego, el mismo idiota le había puesto un soundtrack muy emotivo con el que inconscientemente evocó el llanto. Idiota. Idiota, idiota, idiota, imbécil, idiota, increíblemente cariñoso al abrazarla y contenerla, idiota, el más considerado del mundo al sentarla en su falda, idio………… Ya se había olvidado lo que tenía que pensar.
Se levantó del sillón y se miró al pequeño espejo que había en el baño. Tenía los ojos rojos. El pelo hecho un lío y eran las siete y veinte de la mañana. No, hoy no podía. No podía ir al instituto. Era muy vergonzoso lo que había pasado. Había llorado abrazada a Peter Lanzani mientras él la sentaba en su falda y le besaba la frente con sus labios mientras la abrazaba, claro. Sacó su celular y marcó el número de Lucas.
-Hola –dijo él con voz de dormido.
-Hola, Lu. Escuchame, yo… Yo voy a ir más tarde hoy al colegio, necesito dormir, estoy muy cansada, sí?
-Obvio, ya era hora de que faltaras, Mar. No sé cómo hacés. Descansá que te lo merecés. Te quiero… -bostezó. –Chau.
-Chau. –dijo ella suavemente.
Cortó la llamada y se dispuso a hacerse un té. Luego le vino la fiaca. –No… Tengo que limpiar la cocina… -se quejaba en voz alta. Al dar cinco pasos y llegar a la cocina, estaba sorprendentemente limpia. Por fin! ¿Había llegado el día en que la cocina se había compadecido de ella y que se había limpiado sola? No. Esto había sido obra de Lanzani. ¿Por qué? ¿Por qué le hacía esto de ser un hijo de su madre arrogante, presumido y egocéntrico y luego ser un bombón consolándola y conteniéndola? ¿Por qué, Dios, por qué?
Se tranquilizó y se lo agradeció mentalmente. “Gracias por limpiarme la cocina. Por ser un excelente consolador y por… No! Acaso le había dicho consolador a Peter? Ugh, no, no, retiro lo dicho, no, lo pensado, ugh, ugh, que asco, por dios. No. Listo, terminé de pensar en él. Listo, ya está. “
Se hizo un té rápidamente y se lo bebió en tres tragos, quemándose todo el interior de la boca. Luego de tomar el té, se hizo un moño con el pelo y se recostó nuevamente el sillón. Se durmió al instante.
Mientras tanto, al otro lado de la ciudad de Buenos Aires, Peter Lanzani era despertado por su mejor amigo, que se despertaba temprano porque tenía que ir a grabar su próxima película.
-Boludo, despertate… Ya son las siete y media, vas a llegar re tarde…
-Callate y dejame dormir, Agustín. –dijo con voz de dormido y con un gruñido. No había dormido mucho, para variar…
-Boludo, llegás tarde al colegio. Además tenés que pasar a buscar a tu novia, la hueca esa. –Lo trató de despertar Agus.
-Dale superestrella. Vamos, es un día espléndido. Hoy me toca hacer una escena de riesgo, y me tengo que chapar a Calu Rivero. Tengo suerte, eh? –dijo mientras abría la ventana y entraba una ráfaga de luz al cuarto.
Peter con los ojos cerrados y tapado hasta la barbilla le dijo –Ya me la chapé. Hace algo muy raro con la lengua que es insoportable.
-Jodeme. Dale, Peter, despertate, boludo. Son las ocho menos cuarto, tengo que estar en el set a las ocho y media. Dale.
-No –dijo Peter gimiendo de sueño. –Por favor, hoy no. Tengo mucho sueño.
-Dale, Peter. Tenés que ir a buscar a tu novia de turno. –dijo con una sonrisita ganadora.
-No me importa, la voy a dejar, boludo, creo que aguanto tres semanas más y la dejo.
-Bueno, pero tenés que estudiar… Tu viejo te mata, si no.
-Me importa un carajo.
-Dale, Peter! Vas a ver a tu amiga, la que tiene piernas espectaculares y es sarcástica.
Peter se incorporó en la cama. –Cuando te dije yo que Mariana era sarcástica.
-No sé, me la imagino.
-Cómo que te la imaginás? –dijo mientras se vestía.
-Eh, no sé. Imaginándomela, como me imaginaría a cualquier otra chica.
-Mariana no es cualquier otra chica. –yéndose del cuarto enérgicamente.-
Luego de desayunar, saludó brevemente a su amigo y partió hacia el colegio. Se olvidó de buscar a Dolores. Al llegar la vió caminando toda enfurruñada y esquivándolo. No le molestó en absoluto. Es más, la saludó como cualquier otro día. Que se curta. Él no era su chofer privado. Era Peter Lanzani, loco!
Además, la mina seguía enojada porque todavía no le había presentado a la familia. O sea, pará loca. Quien carajo te creés que sos? Cómo le iba a presentar a sus padres?
Vió a Lagos estacionar su moto, pero curiosamente Mariana no estaba con él. Parecía que hoy no iba a ver a Mariana…
Peter entró al aula de Matemáticas y observó que Lagos estaba sentado al lado de una chica hablando. La chica era muy linda y Peter pensó que lo más seguro era que la estuviera chamuyando. Mejor no los interrumpía. Pero luego pensó, Soy Lanzani.
-Lagos, todo bien? –La chica desvió su atención de Lucas y la posó sobre el hermoso rostro de Peter. No podía creer que estaba a menos de un metro de Peter Lanzani!
-Todo bien. –dijo Lucas extrañado, a diferencia de la chica que estaba embelesada de que Peter estuviera allí, él estaba confundido.
-Hola –dijo la chica con una sonrisa de oreja a oreja. –Soy Mora.
-Hola, Mora –dijo sin darle mucha importancia. –Lagos, qué le pasó a Mariana?
Lucas puso su modo defensivo on. –Qué le querés decir? –dijo con voz autoritaria.
-Eh… Una cosa sobre el trabajo de estamos haciendo, me quedó una duda y preciso que me la aclare…
-Qué duda? –inquirió Lucas.
-Una duda, no sé, sobre el final de la obra… -explicó Peter con paciencia. Algo que practicaba poco y nada.
-Qué duda? –volvió a preguntar Lucas.
-Una duda! –dijo Peter un poco cansado de dar tantas explicaciones.
-Ah, bueno. Sí, no creo que venga hoy así que le decís mañana.
-No, es urgente mi duda, Lagos. –se explicó Peter.
Lucas suspiró. Agarró un pedazo de papel y le anotó un número. –Llamala en unas horas, no la jodas ahora que debe estar durmiendo –dijo con una voz un poco más suave esta vez.
-Ok.  –accedió Peter.
Se sentó en su pupitre. Inmediatamente desobedeció a Lucas. Agarró su iPhone y guardó el número de Lali. “Mariana” le puso.
Mensaje para: Mariana.
Hola, Mariana. Soy Peter, estás bien?
El celular de Mariana sonó con un sonido ensordecedor.
-No puedo ni dormir! –se quejó. Tiró el celular a la mierda y se puso un almohadón para taparse la cabeza y no escuchar ningún ruido.
No contesta, pensó Peter, seguirá llorando? Nah, seguro está durmiendo, suertuda.
La clase comenzó y Peter no entendió nada… Voy a necesitar clases particulares de Matemática también, pensó, Sí, definitivamente voy a necesitar clases.
La mañana transcurrió muy lenta para Peter. Mariana no había aparecido y tenía millones de dudas. Para empezar, no sabía ni siquiera dividir entre dos cifras. Iba a necesitar varias clases de muchas horas. Sí, eso era lo que necesitaba.
Dolores le tiraba las propias indirectas de que el error de no irla a buscar había sido de él, pero no le daba ni bola, simplemente la ignoraba. A decir verdad, estar peleado con ella era genial. No lo jodía. Más o menos…
A las doce del mediodía se fue a almorzar con Agus al set de grabación de su nueva película. Se encontró con Calu Rivero. Le dedicó una mirada seductora, pero no le dio mucha importancia… Ya no le parecía tan sexy como antes. Es más, no le parecía sexy en absoluto.
También se cruzó con Brenda Asnicar, a la que le logró sacar el número y conseguir una cita para mañana. O sea que hoy tendría que terminar con Dolores. Buena razón. A la una de la tarde decidió que no iba a ir al colegio de nuevo, por el día de hoy había sido suficiente. Se quedó besándose con Brenda hasta las cinco de la tarde más o menos, hora en que decidió que iría a comprarle algo a una tienda de ropa a Dolores antes de romper con ella.
Entró a un local pequeño y le pidió asistencia a la única chica que vió. Preparado para el impacto que iba a recibir la chica cuando descubriera que su ídolo estaba en frente de ella, sonrió con aires de grandeza.
-Hola, me podrías ayudar a buscarle algo a mi novia?
La chica se dio vuelta y la sonrisa falsa de Peter se desvaneció y fue remplazada por una sonrisa genuina.
-Peter, hola –Sonrió Lali sorprendida.
-Mariana. –dijo sonriendo con los ojos bien abiertos, como si no la hubiera visto hace veinte años. Idiota, la viste ayer. Le recordó su conciencia. –Todo bien? –dijo preocupado. –O sea, bien, bien?
-Sí, Peter… -dijo incómoda. –Perdón…
-Todo bien –dijo secamente –Me ayudás? Tengo que buscar algo para mi novia… -dijo poniendo los ojos en blanco.
-Eh… obvio, sí. A ver, qué le gusta a Dolores? –preguntó ella en un intento de ayudarlo mientras movía las perchas en busca de atuendos.
Peter la miró como si lo que Lali le acabara de preguntar fuera lo más insólito del mundo. –Ni idea. –dijo con una tono de voz altanero. –O sea, le estoy comprando algo porque la voy a dejar.
Lali arqueó una ceja, y luego dijo  –Si la vas a dejar no le compres nada, Peter. Es horrible que te regalen algo, la otra persona piensa que pensás y que preocupás por ella y luego, ¡bum! La dejás. No está bueno.
-Mejor, no gasto plata en la mina. Chau. –dijo resueltamente, Peter se disponía a irse cuando Lali lo atajó.
-Pará, qué vas a dejarla así nomás? –preguntó.
-Y sí –respondió Peter sin importancia. –No me cabe salir más con Dolores.
-Ah, porque no te cabe más a vos la vas a dejar con el corazón roto a la pobre estúpida? Si la querés dejar, dejala, estás en todo tu derecho. Pero dejala bien.
-A ver… -dijo Peter suspirando, ya estaba un poco harto de esta mina –Qué sugerís vos que haga? –dijo sarcásticamente.
-Lo que sugiero que hagas, es que vayas le expliques bien por qué la dejás y trates de hacerlo sin herir mucho sus sentimientos. Medio imposible ya que la mina está completamente enamorada de vos, como todas las otras taradas, pero tratá de hacerlo con tacto. –Terminó Lali de hablar. –Ah, y sí noté el sarcasmo, te avisó pero te lo dije igual –Arqueó una ceja.
Se da cuenta de lo sexy que es esa ceja? Por dios, que estás pensando, Lanzani!?  Vos estás, en este momento, claro, para Brenda Asnicar. La diosa, actriz y famosa de Brenda Asnicar.
-Ok, gracias por los concejos, Chau. –se fue por la puerta se subió al flamante automóvil rojo y dejó a Mariana trabajando. En el camino puso música. Empezó a sonar “I will follow you into the Dark” la canción que había estado escuchando cuando Mariana se derrumbó. De pronto el rostro de Mariana bañado en lágrimas le apareció flotando en medio de sus pensamientos.

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NO TENGO NI IDEA DE CUANDO VA A SER EL BESO, CHICAS, O SEA, YA LO ESCRIBI PERO NO SE DECIRLES EN QUÉ CAPÍTULO, YO VOY PONIENDO LOS NOMBRES DE LOS CAPÍTULOS SOBRE LA MARCHA. Otra cosa... mañana no puedo subir, sorry, estoy mucho con el colegio, pero si me firman mucho el lunes pongo dos.