Peter, luego hizo lo que siempre hace para callarla. –Hay tiempo, linda. No nos apresuremos. –Y la silenció de un beso.
Un juego de lenguas se estaba formando en sus
bocas, cuando oyen un ruido en la cerradura. Inmersos en las bocas de cada uno,
no se dieron cuenta de que la puerta principal se había abierto. Unos pasos
corrían y entraban al living, donde los dos se estaban besando y gritaban a
coro.
-Sorpresa!
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Tener mala suerte era una cosa. Perder un
billete de cien dólares, pisar mierda mientras vas caminando con tus mocasines
italianos, pegarte con el pestillo de la puerta al agacharte a recoger una
moneda. Pero esto… esto era el Universo conspirándose para hacerlo pasar de la
peor manera posible.
Cómo carajo llegaban Lali y Allegra justo
cuando estaba en la sesión de besos más caliente con Paula? Es qué le había
hecho algún daño a alguien? Es el karma? O qué mierda es?
-Hola! –exclamó Peter sonriente.
-Hola. –dijo Lali caracúlica. Miraba fijamente
a Paula, que estaba inhibida por la presencia de Lali en la habitación. Encima
ella lucía despampanante con un vestido corto y rojo sangre con un escote que
enmarcaba sus perfectos pechos. Su pelo largo y morocho con onditas suelto y
unos tacos espectaculares que hacían que sus, ya de por sí increíbles piernas,
se luciera aún más.
-Hola. –respondió Paula con la que pretendía
que era una sonrisa sincera. Lali lo vería como una declaración de guerra.
-Eh… mi amor, vamos, Allegra, papá está ocupado
y no nos puede ver ahora… -le dijo Lali a la nena, que miraba extrañada a su
papá. Peter había muerto por décima vez en su interior ante la mirada de su
hijita.
-Por qué? –preguntó. La sinceridad de la nena
literalmente, nunca paraba. –Pa, quien es esa? –señaló a Paula con su dedito.
-Hola! Allegra, no? Soy Paula, una amiga de tu
papá. –Lali bufó, ni siquiera se molestó en disimular.
-Allegra, anda al cuarto de papá y fíjate en
los regalos que te compré. –le dijo Peter a su hija luego de darle muchos
abrazos. La nena se fue saltando danzarinamente y Peter se volvió hacia Paula. –Un
segundo, tenemos que hablar. –Paula asintió.
Se fueron hacia el pasillo y Lali lo miró como
si lo fuera a matar, pero también había un pizca de arrepentimiento en su
mirada y deseo. Mucho deseo.
-Hola. –dijo él
-Ya me dijiste hola. Podrías haber avisado algo
así! –reclamó ella.
-Sí, seguro, te llamaba a Londres y te decía “Hola,
La, no sabés conocí a una chica, creo que me estoy olvidando de vos, cuando
venís?”
-Te estás olvidando de mí? -sonó con una nena chiquita.
-Estoy tratando, Lali…
-Creo que yo también debería empezar, no?
-Ya empezaste hace mucho vos.
-Nada que ver. Peter desde que nació Allegra no
he salido con nadie.
-Nah… -no lo podía creer.
-O sea, he tenido como que…sexo. Pero no he
salido con nadie.
-Eso dolió. –dijo Peter. No la podía imaginar
con nadie más.
-Sí, escuchame…está todo bien.
-Sí?
-Sí. –ella le dio un beso en la mejilla. –Tenés
completo derecho a rehacer tu vida, eso no implica que yo no la odie. La odio
ahora, me estoy resistiendo de ir ahí y arrancarle los pelos.
-Por favor no lo hagas… -pidió Peter. –Está nuestra
hija, sería un muy mal ejemplo. –Además, estás muy linda para pelear.
Demasiado, casi te beso cuando entraste.
-No deberías decir esas cosas cuando tu novia
está en otro cuarto. –dijo Lali con una sonrisa traviesa.
-Uy, es verdad, a veces me olvido, sabés?… Soy un desastre.
-Somos un desastre. –corrigió ella. –Bueno,
Pitt, me voy. –justó llegó Allegra. La nena seguía mirando recelosa a Peter.
-Mi amor, me matás cuando me mirás así. Dame un
beso y un abrazo, dale… -pidió Peter abriendo los brazos para que su hija corra
hacia él. Allegra fue despacito y lo abrazó.
-Ey, Alle, vamos a casa? Hay que desempacar,
ordenar las cosas nuevas…
-Bueno, chau, pa. -dijo ella, tenía una mirada que Peter no pudo descifrar en su bello rostro.
Se despidieron y Lali y Allegra se fueron a su
departamento. Peter, mientras tanto, se sentó en el sillón donde se encontraba
Paula, muy callada para su gusto.
-Todo bien? –preguntó Peter.
-Esa es tu ex? –preguntó Paula con un sabor
amargo en la boca.
Peter asintió. –Ya entiendo por qué no la podés
olvidar, es muy linda. –admitió Paula, claramente celosa.
-Sí, pero vos también sos linda. –dijo Peter en
un intento de consolarla…y de consolarse a él.
-Está muy bien para tener veintinueve. –dijo Paula,
con ese mismo tono de rabia, frustración y celos mezclados.
-No tiene veintinueve, tiene veintitrés. –la corrigió
él.
-Veintitrés? Peter, tiene veintitrés?!
-Sí! Qué pasa? –Peter se alarmó ante la
reacción de Paula.
-Es más joven que yo! –sus ojos se
cristalizaron. –Es más joven que yo, es mucho más linda que yo… tiene a una
hija preciosa… Peter, cómo puedo yo competir con eso?
-No tenés que competir con ella. Yo no estoy
juzgando nada. Pau, yo no quiero que pienses que por el hecho de que todavía la
amo, que no te quiera a vos y que no quiera seguir adelante con lo nuestro.
-Todavía la amás. –murmuró ella.
-Sí. –confirmó él.
-Te prometo que la vas a olvidar. –dijo ella
más calmada, dicho esto, se inclinó y le dio un beso muy dulce.
--
-Pau, hoy viene Allegra a quedarse conmigo…
para que te vaya conociendo y eso.
-Me parece perfecto! –exclamó, desde que ayer a
la noche le había venido ese mini ataque de celos, estaba mucho mejor. –Cuando llega?
-Tendría que estar llegando ahora, pero Lali
llega siempre tarde, es una cosa que tiene ella, por eso yo le digo que venga a
las tres, así la trae a las cinco. –rió Peter.
-Ah… bueno. Querés que yo cocine? –preguntó Paula.
-Cocinás? –él se extrañó.
-No sé… nunca me cocinaron, siempre le cocinaba
yo a ella, es un desastre Lali cocinando, una vez se quiso hacer la chef y
quemó la casa, más o menos. Sigue estando la quemadura en el suelo de esa vez
en la casa de campo de mis padres.
-OK. –Por alguna razón, Paula no estaba
contenta.
A las cinco y media, Lali abrió la puerta ella
sola con la llave que Peter le había dado. No la usaba nunca, pero desde que se
enteró de que Peter estaba con su novia, la usaba de seguro.
-Tiene una llave? –susurró Paula a Peter.
-Ehh, sí, obvio. –contestó él.
-Hola, pa! –llamó una mucho más alegre,
Allegra. Redundante, no?
-Hola, mi amor, princesa. –Peter la alzó en
brazos y la abrazo. Fue muy incómodo, porque mientras los dos estaban inmersos
en el abrazo, Lali miraba a Paula con un odio que quemaba.
-Pa, me acompañás a la cocina a tomar agua? –pidió
Allegra. Peter dudó dejar a Lali sola con Paula, sin embargo acompaño a su hija
a la cocina.
-Lali, no? –preguntó Paula, rompiendo el
incómodo silencio.
-Sí. Tu nombre no lo tengo…
-Paula. –contestó ella de inmediato. –Podemos dejarnos
de boludeces? Vos estás enamorada de Peter?
La sinceridad de la mujer, tomó por sorpresa a
Lali. –Wow, directa. Ponele que esté enamorada de Peter.
-Te pido, por favor, no quiero que te metas.
Estoy con él ahora, al parecer lo hago feliz. Quiero empezar algo en serio con
él. Hace poco que lo conozco, pero creo que lo estoy empezando a amar.
-No me voy a meter, yo como él, también me
quiero olvidar de él.
En ese instante, padre e hija vuelven al living
y Lali les sonríe. –Qué lindos que quedan los dos. –le salió del alma, no tuvo
filtro en ese instante y pareció que intentaba hacer lo contrario de lo que le
había dicho a Paula.
Peter sonrió torcidamente y la miró a Lali
directamente en los ojos. Fue como si no existiera nadie más.
-Pitt, ya sé que no es tu día de quedarte con
Allegra, pero… necesito que se quede a dormir hoy acá.
-No es problema, eh… pero nosotros te la
llevamos a tu apartamento a la noche, no es problema. –dijo Paula. Realmente
ella quería pasar la noche sola con Peter.
Peter estaba desconcertado. NO, él amaba cuando
su hija se quedaba con él más tiempo. Lali
lo fulminó con la mirada a Peter. –No él tema es que no voy a estar en mi departamento…
-dijo Lali.
-Salís con Euge. –preguntó Peter.
-No, no salgo con Euge.
-Con Rochi? –preguntó Peter.
-No, no salgo con Euge ni con Rochi. Voy al
departamento de Cristóbal. –Listo se podía suicidar perfectamente. NOOOOO, por
qué?